Opinión / Eduardo Piñate

13.Oct.2014 / 08:32 am / Haga un comentario

Hace varias semanas, más exactamente el pasado 5 de septiembre, escribí un artículo que titulé “El Contrabando y la Guerra contra la Revolución Bolivariana”. Allí afirmé:

“Cuando analizamos el momento histórico presente en Venezuela, llegamos a la conclusión; por una parte, que la situación es de ofensiva revolucionaria; que la Revolución Bolivariana, el pueblo venezolano y su vanguardia revolucionaria dirigida por el PSUV y sus aliados políticos y sociales, liderados todos y todas por el compañero presidente Nicolás Maduro; sostenemos la ofensiva y la iniciativa política. Por otra parte, desde hace más de una década estamos enfrentando una contraofensiva imperialista dirigida a destruir la Revolución Bolivariana, nuestra dignidad como pueblo y darle un zarpazo mortal a los gobiernos revolucionarios, progresistas y antiimperialistas del continente.”

En aquel momento me concentré en la guerra económica como una de las manifestaciones o formas que viene asumiendo esa contraofensiva del imperio contra nuestra revolución a fin de destruirla.

Pero esta contraofensiva tiene otras formas, se presenta de otras maneras; desde el combate político y de masas, pasando por la violencia foquista con una carga fascista y terrorista (las llamadas guarimbas y el asesinato de los compañeros Robert Serra y María Herrera así lo confirman), hasta la guerra sucia y/o psicológica dirigida a derrotarnos en la mente y cuyo vehículo principal son los medios de comunicación tradicionales (escritos, audiovisuales o radiales) y las redes sociales.

La guerra psicológica es parte de la guerra total contra la Revolución Bolivariana desatada por el imperialismo. Su objetivo es desmoralizar al pueblo y reducir la base de apoyo de la Revolución Bolivariana para derrocar al gobierno revolucionario del presidente obrero Nicolás Maduro.

Se trata de operaciones psicológicas en la que se combinan la mentira abierta y total, con medias verdades, para minar la confianza del pueblo en su revolución y sus líderes; es un combate por ganar –manipulándola- la mente de las personas. Hay muchos ejemplos en estos años de revolución, quizá el más conocido de todos es el de la libertad de expresión en el país. Es sabido que en Venezuela existe la más amplia libertad de expresión, sin embargo toda una legión de periodistas, editores y políticos reaccionarios, entre otros especímenes, viven gritando que aquí no hay libertad de expresión y no les importa hacerlo en territorio nacional, frente a toda una batería de medios de comunicación venezolanos que sin censura alguna en poco tiempo ponen sus opiniones en la calle.

Claro que hay cosas más sofisticadas: La fracción burguesa que controla la producción y distribución de alimentos no los saca al mercado o realiza diversas maniobras para no producirlo y a eso, que es acaparamiento, lo llaman escasez en sus medios de comunicación para culpabilizar al gobierno:

Al final viene la operación ideológica (y psicológica). Dicen que eso demuestra el fracaso del modelo socialista que en 15 años –otra mentira más- agravó todos los problemas del pueblo, cuando en realidad en estos 15 años de Revolución Bolivariana, Socialista y Chavista es cuando hemos comenzado a resolver los gravísimos problemas que les creó el capitalismo a las masas populares. Es decir, quien fracasó aquí y en todo el mundo es el capitalismo, que en más de 6 siglos de dominación en el mundo (no 15 años, sino ¡6 siglos!) dejó más de mil millones de hambrientos en el planeta. Ese es su resultado más tangible, palpable y visible y en nuestro país, antes de llegar el Comandante Supremo Hugo Chávez al gobierno, nos dejó un 80% de la población en situación de pobreza y casi el 30% en pobreza extrema. Esa es la realidad, pero las operaciones psicológicas multiplicadas por la canalla mediática presentan el mundo al revés, al decir de Eduardo Galeano.

Pero todas estas formas de la guerra contra el pueblo se interrelacionan, se entrelazan, como ya vimos. La más brutal es el asesinato selectivo o el terrorismo masivo. Eso lo aprendió bien Lorent Gómez Saleh; en los videos que se han presentado combina la voladura de discotecas y puentes (para matar gente masivamente y afectar la economía y las comunicaciones), con el asesinato selectivo (los 20 “muñecos” de los que habla). No tenemos ninguna duda que el asesinato brutal de Robert Serra y María Herrera se inscribe en esta línea de conducta, dirigida a crear temor, terror en la población, sobre todo en la que se identifica como Chavista y dentro de ella, la más joven.

Pero no van a poder, eso lo sabemos, conocemos sus intenciones, los estamos enfrentando y derrotando sin caer en sus provocaciones. Tenemos claros los objetivos revolucionarios, tenemos confianza en nuestro liderazgo, encabezado por el camarada Nicolás Maduro y en nuestro partido de vanguardia, tenemos un pueblo que hoy es mucho más consciente y está más organizado que nunca, tenemos la fuerza de la unión cívico-militar y mayor capacidad de movilización de nuestro pueblo.

Lo dijimos en el Salón Elíptico del Palacio Federal Legislativo, en la despedida de nuestros camaradas Robert Serra y María Herrera y lo repetimos aquí: El pueblo venezolano no es un pueblo de miedosos o cobardes, este es un pueblo de valientes, de héroes y heroínas. Este es el pueblo de Bolívar y de Chávez…

Venceremos!!!

Caracas, 11 de octubre de 2014

 

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