Opinión / Eduardo Piñate

18.Feb.2015 / 07:43 am / Haga un comentario

Por: Eduardo Piñate R.

La semana pasada el presidente Nicolás Maduro informó al país la desarticulación de un plan de acción golpista que involucraba oficiales de la Aviación Militar venezolana, políticos de ultraderecha, personeros de la burguesía venezolana y funcionarios de la Embajada de los Estados Unidos de Norteamérica en nuestro país.

La denuncia que hizo el presidente de la República y luego ampliada por los miembros del Alto Mando Político de la Revolución, Diosdado Cabello y Jorge Rodríguez, confirma la justeza de lo que dijimos por estas mismas páginas hace apenas dos semanas. En esa oportunidad escribimos:

“En diversos artículos y trabajos, hemos expuesto como el imperialismo ha desatado desde hace años una contraofensiva contra el pueblo venezolano dirigida a destruir la Revolución Bolivariana. Hemos dicho que tal contraofensiva tiene varias dimensiones o formas: guerra económica, guerra ideológica, guerra psicológica, guerra mediática, violencia callejera (las llamadas guarimbas), terrorismo y asesinatos, entre otras. Estas son las formas de lucha principales que está usando la derecha contra nuestro pueblo en este momento. Las formas de luchas parlamentarias, electorales y en general institucionales, son absolutamente secundarias, accesorias, para esta derecha fascista. Sería no sólo un error, sería una tontería y un suicidio no entender esto y hacerse ilusiones con el tono bobalicón de algunos voceros de la MUD.” (Eduardo Piñate R. “Derrotaremos la Infamia”. 2 de febrero de 2015)

El presidente denunció toda la cadena de eventos que comenzaron desde los primeros días del mes de enero, con los que pretendieron provocar a nuestro pueblo para generar una ola de violencia que sería aprovechada por los fascistas para justificar la acción militar golpista. Es decir, con la ola de rumores y el llamado a paro nacional el 12 de enero, más el acaparamiento de productos y las compras nerviosas, buscaron crear una situación de miedo e irritación en el pueblo que desembocara en saqueos y violencia. Nada de esto lograron; no hubo paro, ni saqueos, ni violencia; se encontraron con un pueblo que ha ganado en conciencia, organización y confianza en su gobierno revolucionario y su presidente obrero Nicolás Maduro.

El plan no se les dio, como tampoco surtió efecto el manifiesto entreguista firmado por varios líderes de la ultraderecha que convoca a un gobierno de transición (un gobierno fascista, queda claro). Y la parte militar del plan que implicaba el bombardeo de edificaciones donde funcionan los poderes públicos (Palacio de Miraflores, Asamblea Nacional, Ministerio Público y Ministerio del Poder Popular para la Defensa) y otras como la sede de Telesur, también se estrelló contra el muro de dignidad y patriotismo de la mayoría de los oficiales de nuestra Fuerza Armada y la eficacia de nuestros órganos de inteligencia.

De todo esto se derivan algunas conclusiones políticas, que no son nuevas pero hay que reiterarlas:

1) En el oposicionismo venezolano la hegemonía la tiene la ultraderecha fascista, la llamada oposición democrática no se desmarca, no rechaza, no condena la línea de violencia y agravios al pueblo que desarrollan los fascistas; y no lo hacen porque también esperan sacar rédito político si la violencia fascista tuviera éxito. Ante esta última denuncia del gobierno ya salieron banalizándola como siempre. Con esta actitud y su silencio cohonestan la línea violenta del imperialismo.

2) El imperialismo y la burguesía apátrida y parasitaria decidieron tomar directamente la dirección de la guerra total contra la revolución; en este último intento abortado son funcionarios de la Embajada de EEUU en nuestro país quienes redactan los documentos y manifiestos. Ya no confían en los viejos y desgastados jefes políticos de la MUD, que piden muchos dólares y son ineficaces.

3) La élite imperialista estadounidense y europea con sus aliados en la burguesía de aquí decidieron hace rato destruir la revolución en un baño de sangre, por eso apuestan al fascismo, nosotros el pueblo revolucionario y su vanguardia no vamos a dar espacio al fascismo, a ellos se les combate con la movilización, la conciencia, la organización y la unidad de nuestro pueblo todo con su vanguardia revolucionaria. Por eso, un objetivo del enemigo burgués e imperialista es destruir esa unidad. Nuestra respuesta tiene que ser más unidad, más organización, más conciencia, más organización, más unión cívico militar, más revolución y más socialismo.

4) Nuestro combate es para construir nuestro Socialismo Bolivariano y Chavista, queremos hacerlo en paz, garantizando la estabilidad política de la Patria y la felicidad del pueblo, como lo proclamó Bolívar un día como hoy hace 196 años en Angostura y lo asumió el Comandante Supremo Hugo Chávez en estos tiempos. No nos van a llevar a su escenario de guerra, martirio y sangre, nuestra victoria es la paz y la vamos a preservar.

Caracas, 15 de febrero de 2015

 

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