Opinión / Eduardo Piñate

10.Ago.2015 / 07:42 am / Haga un comentario

La semana pasada, entre el 3 y el 7 de agosto se realizó la inscripción de las candidaturas de las fuerzas de la revolución y de las de la derecha para la Asamblea Nacional. Buen momento para analizar las diferencias, los contrastes entre las dos fuerzas que luchamos por el poder político en Venezuela; las de la revolución, agrupadas en el Gran Polo Patriótico Simón Bolívar (GPPSB) y las de la contrarrevolución imperialista.

En el chavismo agrupado en el Gran Polo Patriótico Simón Bolívar (GPPSB) nos presentamos en una alianza perfecta a lo largo y ancho del territorio nacional, en los 87 circuitos electorales, en las listas de todos los estados y el Distrito Capital. Como bien afirmara el presidente obrero Nicolás Maduro el sábado 8 de agosto en la plaza Diego Ibarra, en la presentación de los candidatos y candidatas de Caracas, Miranda y Vargas: No hay ninguna fuerza política o social del chavismo, de la revolución, por fuera de los acuerdos logrados por el GPPSB.

Lo anterior contrasta con la situación de divisiones y pugnacidad que priva en la derecha. Resulta que el espacio que las agrupaba (la MUD) ya no las agrupa, diversos dirigentes y fuerzas decidieron lanzarse por separado al no estar de acuerdo con las decisiones tomadas por las cúpulas de los partidos de la derecha reaccionaria. El caso de COPEI es emblemático, en la pugna cupular (que siempre es por los dólares imperialistas y los negocios, no por los intereses del pueblo) una fracción desplaza a otra de la dirección del partido y las MUD decide entonces excluir a COPEI de la coalición derechista y de las candidaturas.

Las diferencias en este caso no son sólo entre la unidad de las fuerzas revolucionarias y la división de las fuerzas contrarrevolucionarias, sino que la unidad en una y la división en la otra se derivan de la concepción y los métodos usados para lograr los objetivos. En el GPPSB y las fuerzas que lo conforman es dominante la visión democrática y socialista de la sociedad y por ende entre los partidos que la conforman, de modo que se llega a la unidad porque se aplicó un método democrático para seleccionar los candidatos y candidatas que comenzó con las elecciones primarias del PSUV en los 87 circuitos electorales del país y luego un debate franco, lleno de camaradería y respeto entre todos los partidos para arribar a acuerdos que privilegiaron los intereses del pueblo por sobre los de cada partido en particular. Mientras tanto, en la MUD y la derecha, como allí no son demócratas, su visión de la sociedad es antidemocrática y autoritaria y por tanto, las relaciones entre los partidos que la conforman son profundamente antidemocráticas. De allí que en la coalición derechista opositora se impusiera la división y en las fuerzas revolucionarias la unidad. Unidad en base a las candidaturas y un programa común; el Plan de la Patria que nos legó el Comandante Supremo Hugo Chávez.

También hay diferencias en el punto de arranque electoral propiamente dicho. En el mes de mayo la MUD realizó elecciones primarias en 33 de los 87 circuitos electorales: Las característica fundamental de estos comicios (aparte de cosas como que para participar cada precandidato debía pagar 150 mil bolívares y que no se realizó en todos los circuitos, dejando el poder de decisión a las cúpulas de la MUD con los resultados que acabamos de explicar) fue la soledad. Efectivamente, las bases de la oposición no se sintieron convocadas por esos dirigentes de la derecha y simplemente no participaron. En cambio, en las elecciones primarias que realizó el PSUV (sólo el PSUV), con el Registro Electoral Permanente (el mismo que uso la MUD para las suyas), participaron 3.200.000 venezolanos con la habilitación de solo el 20% de los centros electorales (no de las mesas electorales), que pudieron rozar los 4 millones de haber tenido más centros electorales habilitados.

Sintetizando, esos 3.200.000 votos son un excelente punto de partida para las fuerzas revolucionarias de cara a las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre.

Ahora bien, si esa es la realidad, ¿cuál es la apuesta del imperialismo y la derecha en el país?

Apuestan, como hemos afirmado antes, a que la guerra total que han desatado contra el pueblo venezolano genere un clima de desestabilización que les permita acceder al poder por la violencia o en su defecto produzca un descontento que reduzca la base social de apoyo de la revolución y un desgaste de las fuerzas revolucionarias que les permita ganar una mayoría parlamentaria a fin de dar el golpe constitucional contra el presidente Nicolás Maduro. Su plan no es hacer campaña electoral, sino incrementar la guerra.

Con ese fin intensifican en estos tiempos la guerra económica para seguir saqueando el salario de los trabajadores y las trabajadoras, acompañada de una profundización de la guerra mediática, psicológica e ideológica contra la revolución, retomando las acciones de sabotaje (eléctrico y en otras áreas), con la violencia de grupos paramilitares y bandas delictivas asociadas a ellos, entre otras formas que asume en estos momentos la guerra total contra la Revolución Bolivariana, Socialista y Chavista.

Frente a la apuesta, la política y el plan desestabilizador de la burguesía y el imperialismo contra la revolución, nuestra apuesta es derrotar la política y el plan de guerra de la burguesía y el imperialismo con la paz. Con la paz que vamos ganando todos los días con nuestra unidad de pueblo combatiente por la justicia y la libertad, con nuestra conciencia revolucionaria y socialista cimiento de nuestra unidad y organización, expresada en miles de organizaciones del Poder Popular encabezada por los consejos comunales y las comunas, en los partidos políticos que conforman el Gran Polo Patriótico Simón Bolívar (GPPSB), con un partido revolucionario de vanguardia, el PSUV.

Nuestra apuesta por la construcción del Socialismo Bolivariano y Chavista en paz se sustenta en la unidad, la conciencia y la organización popular y es una de las garantías de la victoria contundente que obtendremos en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre. Pero no es suficiente, necesario es acompañarlas de acciones concretas y ejemplarizantes contra todas las formas de guerra (incluido el bachaqueo, el contrabando y la especulación financiera) y sabotaje. Esta es una tarea del gobierno revolucionario que conduce nuestro presidente obrero Nicolás Maduro, pero no sólo de él, debe ser asumida por todo el pueblo revolucionario y sus fuerzas políticas y sociales de vanguardia.

Así Venceremos!!!

Caracas, 9 de agosto de 2015

 

 

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