Opinión / Roberto Malaver

30.Mar.2015 / 12:23 pm / Haga un comentario

¡Qué pena con el país! El presidente de la Asamblea Nacional nos tendió una trampa visual. El martes, cuando fuimos a la Asamblea, llegó Diosdado –dueño de todo– Cabello y comenzó a pasar la lista, como si fuera semanero, y allí todos empezamos a vernos las caras. El hombre quería que firmáramos contra Obama –yo te aviso, chirulí–, es decir, contra el decreto donde Obama declara a Venezuela una amenaza. Y llamaba por estado a todos los diputados y allí comenzó la fiesta patriótica de los chavistas: “Jesús Farías, ese sí firma por la Patria. Andrés Velázquez, ese no firma por la Patria”. Aquella vaina daba una pena del carajo, porque lo estaban pasando no solo por el canal de la Asamblea, sino que la gente del canal 8 también se pegó y nuestra gente comenzó a llamar y “¿tú estás viendo la vergüenza que estamos pasando en la Asamblea Nacional?”. Repicaban los teléfonos y mira la cara que puso Stalin González, una vaina memorable, nos jodimos, por lo visto no tenemos Patria ni vergüenza sino ganas de quedarnos con todos los reales del país cuando lleguemos al poder.

La fiesta era del carajo. El presidente de la Asamblea estaba disfrutando del score. Ricardo Sánchez salvó un poco la Patria, pero ahora nosotros le tenemos una gran arrechera a Sánchez, precisamente porque tiene Patria, perdón, porque firmó. Esas caras de sinvergüenzas que poníamos cuando el hombre nos llamaba a firmar y nosotros moviendo el dedo índice diciendo que “yo no le echo el carro al compañero Obama”. Y la que hizo el diputado William Dávila fue memorable, cuando lo nombraron se puso la gorra de AD y sonrió y dijo que no, y aquella vaina quedó grabada para la vergüenza del partido blanco. Y mientras los chavistas llegaban al presídium se lanzaban con una frase: “Firmo por la Patria y por ustedes, escuálidos, para defenderlos”. Y hubo una diputada que llegó y dijo: “Qué pena con esa gente de la oposición”. Y menos mal que Julio –Matemático– Borges no estaba, porque cuando lo llamaron no tenía cara de vergüenza que poner, sin embargo el Cabello dijo: “Ese no firma porque se fue a la Embajada de Estados Unidos”. Pasamos una pena del carajo, sobre todo porque nunca vamos a la Asamblea Nacional, y ahora, cuando fuimos, nos salió Cabello con esa gracia. Y después salieron contentísimos a llevarle las firmas a Jorge Rodríguez en la Plaza Bolívar. Cuando aquella fiesta patriótica terminó, nosotros respiramos el ingrato olor de la derrota.

El papá de Margot comenzó a ver aquella fiesta por la televisión, y cuando vio la cara de sin vergüenzas de nuestros compañeros, el hombre se puso de pie y fue lentamente al cuarto, se volvió y dijo: “Váyanse directo al carajo”, y le metió un coñazo tan duro a la puerta que los vecinos gritaron. “Nos rendimos, no disparen más”.

—En mi calvario- me canta Margot.

 

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