Reflexiones de Fidel

Reflexiones de Fidel Castro

  • Un esclarecimiento honesto

    El Comandante Fidel Castro Ruz señala las razones por las cuales se decidió atacar la Guarnición de Uverito, que significó un esfuerzo importante hacia el triunfo de la Revolución Cubana. Debo señalar con toda honestidad que la decisión adoptada, si se excluye el mérito de la solidaridad que entrañaba, no fue en absoluto correcta. Nuestro papel, al cual se subordinaba cualquier otro objetivo, tal como se hizo a lo largo de nuestra vida revolucionaria, no se ajustaba a aquella decisión.

  • Los horrores que el Imperio nos ofrece

    Un despacho de la principal agencia de noticias norteamericana AP, fechado hoy en Monterrey, México, lo explica con irrefutable claridad. No es el primero, ni será sin duda el último, sobre una realidad que echa por tierra la montaña de mentiras con que Estados Unidos pretende justificar el destino inhumano que reserva a los pueblos de Nuestra América.

  • El 67 aniversario de la victoria sobre el nazi fascismo

    Los yankis y los ejércitos sanguinarios de la OTAN seguramente no podían imaginarse que los crímenes cometidos en Afganistán, Iraq y Libia; los ataques a Pakistán y Siria; las amenazas contra Irán y otros países del Medio Oriente; las bases militares en América Latina, África y Asia; podrían llevarse a cabo con absoluta impunidad, sin que el mundo tomara conciencia de la insólita y descabellada amenaza.

  • El Premio Nobel de la Paz

    Me satisface enormemente observar, como hice ayer a través de Venezolana de Televisión y Telesur, el profundo impacto que produjo en el pueblo hermano de Venezuela la Ley Orgánica del Trabajo, promulgada por el líder bolivariano y presidente de la República, Hugo Chávez Frías. Jamás vi nada parecido en el escenario político de nuestro hemisferio.

  • El mundo maravilloso del capitalismo

    La búsqueda de la verdad política siempre será una tarea dura, aun en nuestros tiempos cuando la ciencia ha puesto en nuestras manos un gran número de conocimientos. Uno de los más importantes fue conocer y estudiar el fabuloso poder de la energía contenida en la materia.

  • La necesidad de enriquecer nuestros conocimientos

    Las escenas fílmicas de la matanza en Libia, que comienzan a conocerse, indignan por la ausencia total de humanismo y las groseras mentiras que sirvieron de pretexto para invadir y apoderarse de los recursos naturales de aquel país. Con más de 25 mil misiones de combate la aviación militar de la OTAN apoyó el monstruoso crimen.

  • Los tiempos difíciles de la humanidad

    Mientras en el planeta un número creciente de personas carecen de vivienda, pan, agua, salud, educación y empleo, las riquezas de la Tierra se malgastan y derrochan en armas e interminables guerras fraticidas, lo cual se ha convertido -y se desarrolla cada vez más- en una creciente y abominable práctica mundial.

  • Los caminos que conducen al desastre

    Esta Reflexión podrá escribirse hoy, mañana o cualquier otro día sin riesgo de equivocarse. Nuestra especie se enfrenta a problemas nuevos. Cuando expresé hace 20 años en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Río de Janeiro que una especie estaba en peligro de extinción, tenía menos razones que hoy para advertir sobre un peligro que veía tal vez a la distancia de 100 años.

  • La genialidad de Chávez

    Promover una Revolución profunda no era tarea fácil en Venezuela, un país de gloriosa historia, pero inmensamente rico en recursos de vital necesidad para las potencias imperialistas que han trazado y aún trazan pautas en el mundo. «A mí me basta recordar que cuando visité por primera vez a Venezuela, después del triunfo de la Revolución, para agradecer su simpatía y apoyo a nuestra lucha, el petróleo valía apenas dos dólares el barril».

  • La fruta que no cayó

    Debo señalar según cuentan todos, que la selección de un candidato republicano para aspirar a la presidencia de ese globalizado y abarcador imperio, es a su vez, -lo digo en serio- la mayor competencia de idioteces e ignorancia que se ha escuchado nunca. Nuestro pueblo conoce bien las normas que han regido la conducta intachable de nuestra Revolución desde el primer combate y jamás mancillada a lo largo de más de medio siglo.