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13.Sep.2021 / 04:37 pm / Haga un comentario

José Garcés

Las oposiciones, después de mucho deambular por caminos accidentados, por fin decidieron involucrarse en el camino democrático. Parece que se dieron cuenta de que quemando un país no iban a lograr ningún objetivo productivo. Parece que se vieron en el espejo de Afganistán y barruntaron que el dueño del circo, que es verdaderamente quien les ordena, tiene la afición de destruir países y vender las armas para la destrucción de esos países. Parece que por fin tomaron conciencia de que si destruyen el servicio eléctrico, la industria petrolera y hacen que se colme el país de sanciones económicas, al final no van a poder ni siquiera echar gasolina ellos tampoco. Por fin, parece que reflexionaron sobre la idea de que no es tan bueno incendiar una nación entera para después poder reinar sobre las cenizas.

Pues sí, parece que reflexionaron…

Lo que parece habérseles olvidado es que, para llevar adelante esas acciones fratricidas, genocidas y suicidas, tuvieron que predisponer a buena parte de la población del país para que aupara sus desquiciados intentos. La oposición fascista logró sembrar odio a sus acólitos a través de las Operaciones Psicológicas (Opsic) desde que Chávez llegó al poder.

Manipular la “actitud”

La “actitud” representa aquella parte del psiquismo que predispone aceptación o rechazo hacia algo. La actitud tiene tres componentes: El intelectual (lo que se piensa acerca de algo), el emocional (lo que se siente acerca de algo; aceptación o rechazo) y el conductual (lo que se hace con respecto a algo). Un ejemplo nos puede ilustrar: Los nazis tenían una actitud negativa acerca de los judíos. Pensaban que los judíos eran “inferiores” (componente intelectual), les tenían odio (componente emocional) y los asesinaban (componente conductual). Las Opsic de los Nazis se orientaban a provocar odio por parte de los alemanes hacia los judíos. Aquí en Venezuela estos componentes han sido dirigidos a sembrar odio contra el proceso bolivariano.

No vamos a detenernos a explicar aquí las técnicas utilizadas, baste decir que esta estrategia les fue muy efectiva, y la emoción que frecuentemente encontramos en los adeptos a la oposición es de franco odio. Tan es así que para referirse a Chávez lo hacen diciendo: “El innombrable”, entre otros términos ominosos.

Efectivamente fue el odio lo que favoreció que los adeptos a la oposición hicieran guarimbas y quemaran vivos a más de 27 personas, que degollaran motorizados con guayas, que quemaran preescolares con niños adentro, y que incendiaran centros de salud con todo y madres con bebés recién nacidos.

Fue el odio lo que legitimó que paralizaran el país por más de tres meses incendiando la Autopista del Este, arteria vial de una importancia geoestratégica sin igual para la distribución de alimentos a nivel nacional. Era el odio lo que hervía en la sangre de los opositores cuando a partir de la guerra económica que sus líderes impulsaron, lograron devaluar la moneda más de 2 billones de veces.

De lo anterior se desprende un aprendizaje: “El odio solo sirve para la guerra”.

Pues bien, los líderes opositores que hasta ayer llamaron a incendiar el país ahora, con mucho recelo, llaman a sus seguidores a votar en las elecciones.

Henry Ramos Allup habría dicho: «Por temor a los laboratorios, a las críticas, a los insultos y a las ofensas lo pensamos muy bien antes de participar, pero definitivamente dimos un paso adelante y vamos a participar el próximo 21 de noviembre». (shorturl.at/buS16). Lo ponemos así, con su cita para que nadie pueda decir que lo estamos inventando. ¡Óigase bien! Ramos Allup dice que tenía temor a los insultos y a las ofensas por anunciar esta decisión. Y ante la pregunta ¿A las ofensas por parte de quién?, pues a las ofensas e insultos de los miles de opositores a quienes envenenaron de odio por más de 20 años.

En este respecto es bueno recordarles a los estrategas de la oposición fascista, los mismos que se ocuparon de sembrar odio a través de las Opsic por tanto tiempo, que el odio tiene características adictivas. Una vez que el odio se ha inoculado, este va a seguir creciendo y solo necesita una razón para odiar. Cuando se odia, el objeto de odio puede ser cualquiera, pues ya la emoción está instaurada en miles de venezolanos que fueron objeto de las Opsic.

Por las características adictivas del odio, este sector va a seguir odiando y definitivamente puede convertirse en una bomba de tiempo si su mecanismo no es desactivado.

Es importante resaltar que este sector de la población, a quienes se les inoculó tanto odio de forma tan perversa, necesita de planes psicosociales de tratamiento justamente para superar esa emoción tan perturbadora, la cual tiene incontables consecuencias negativas en la salud física (hipertensión, taquicardia, disfunción eréctil, ACV, entre muchas otras.),  y también sobre la salud mental (problemas familiares, soledad, ansiedad, miedo, paranoia…). Estos elementos ya son suficientemente negativos, pero a ello se suma el hecho de que el odio está ahí agazapado esperando ser activado, y este odio producto de las Opsic, ya tiene en la población opositora una estructuración, unas representaciones sociales y una definición específica acerca de quién y cómo odiar.

Muy bien, las oposiciones decidieron participar en las elecciones del 21/N, lo que supone un avance en su práctica democrática. Huelga señalar que la práctica democrática implica la tolerancia, el diálogo y el respeto a los actores políticos, principalmente a los actores contrarios. Por eso la pregunta ¿Y qué van a hacer con el odio?

 

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