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13.Mar.2017 / 07:35 am / Haga un comentario

Foto: Misión Verdad

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El (feroz) ataque contra el CNE

No hay otro partido en Venezuela que haya atacado con tanta ferocidad las instituciones del Estado venezolano como Voluntad Popular (VP). Sea desde el terreno de la calle con las guarimbas de 2014, mediante la preparación de actos de violencia por parte de sus cuadros dirigentes (Lester Toledo, Yon Goicochea, Delson Guarate y compañía) o desde la Asamblea Nacional.

En los últimos ciclos de la coyuntura política nacional, una institución resalta sobre el resto en cuanto a ataques recibidos por parte de VP: el CNE y sus autoridades. Y sólo basta referirnos a sus comunicados y declaraciones. El 23 de septiembre de 2016, un comunicado de la tolda naranja comentaba sobre el capricho del revocatorio que no fue por culpa del mismo antichavismo: «(las rectoras del CNE) están sometidas a la dictadura que olvidó y traicionó a su pueblo, sumiéndonos en el hambre, la muerte, la miseria y el retraso».

El 1 de agosto el diputado y militante de VP Juan Guaidó amenazó públicamente a la presidenta del CNE en rueda de prensa: «Señora Tibisay Lucena, no siga jugando con la estabilidad democrática del país».

Argumento para validar su despliegue internacional

Pero estos ataques no se quedaron sólo en palabras. El argumento de que en Venezuela existía una «dictadura» y que el CNE estaba secuestrada por ella, fue la excusa perfecta para que VP iniciara un despliegue internacional (hacia Washington y sus países-peones en Latinoamérica) dirigido a presionar al chavismo por vías no convencionales, amenazando con la aplicación de la Carta Democrática de la OEA y una ampliación de las sanciones del gobierno gringo contra el país.

VP, al exponer ante el mundo que Venezuela se encontraba bajo una dictadura, se desligó varias veces de la Mesa de Diálogo para mostrarse a sus empleadores que con el Gobierno venezolano no se podía tener ninguna concesión, atacando a los que decidieron buscarle una salida pacífica al conflicto político.

Según esa lógica, cualquier participación en algún evento convocado por «la dictadura» significaba legitimarla, darle oxígeno y credibilidad.

Desde el mes de febrero ya el CNE venía anunciando que de acuerdo a la legislación venezolana y a las sentencias del TSJ, los partidos políticos que no han cumplido determinados requisitos (ya explicados con detalle y anterioridad por Misión Verdad) debían someterse a un proceso de renovación.

Nuevo callejón sin salida

Esto generó, como es de costumbre, un conjunto de contradicciones en el seno de los partidos antichavistas y en particular en Voluntad Popular.

VP entró en otro callejón sin salida, labrado por ellos mismos: ¿Si la única forma que tenemos de hacer política es a través de los partidos políticos (en nombre de la sociedad civil) cómo no nos vamos renovar? ¿Si hemos presionado tanto para que haya elecciones cómo es que no vamos a tener un partido para presentar nuestro candidato cuando se dé la oportunidad? ¿Cómo asistimos a un evento promocionado por una institución que hemos catalogado como un aparato de «la dictadura»? ¿Cómo sostenemos ante nuestros aliados internacionales que Venezuela vive en «dictadura», si la misma «dictadura” da las garantías para renovar nuestro partido y así pudiera hacer política? ¿En qué cabeza cabe que una dictadura le permite a la gente organizarse en el partido que desee? ¿Le pedimos disculpas a Tibisay Lucena? ¿No asistimos y dejamos que los demás partidos sí se legalicen, quedando fuera de la distribución de cuotas de poder? ¿Seremos minoría si dejamos de asistir o una mayoría que avala «la dictadura» si vamos en bloque?

Aunque puedan parecer excesivas las preguntas, el ir y venir de VP con respecto a la renovación ante el CNE fue igual de extenso, lo cual habla también de su indisciplina interna y falta de liderazgo. Como veremos a continuación.

Ir o no ir

El 14 de febrero el concejal de VP del municipio Nanaguanagua, estado Carabobo, comentaba sobre el proceso de renovación: «En Voluntad Popular estamos convencidos que no va a haber dificultad que frene la voluntad de un pueblo democrático, de relegitimar a los partidos políticos». Esta versión fue desmentida por Freddy Guevara el 21 de ese mismo mes, cuando planteó que Voluntad Popular no iría a renovarse y le proponía a la MUD abstenerse de asistir.

Hasta el pasado lunes, dos comunicados de VP circularon en paralelo sobre su postura. El primero firmado por Juan Andrés Mejía, afirmando que VP decidía asistir al proceso. Otro, firmado por Salvatore Luchesse, líder de la tolda naranja en Carabobo, afirmaba que era una trampa en la que los partidos opositores debían estar alertas, sugiriendo que no debían asisitir.

Al final VP decidió asistir a la renovación ante una institución de «la dictudura».

Canibalismo naranja

El comunicado de la MUD, luego de conversaciones y consultas (como ellos lo llaman), resolvió que cada partido podía decidir si ir o no y que la Unidad se comprometía en representar a aquellos partidos que no pudieran renovarse por no cumplir con los requisitos.

Pero más importante que la recurrente indecisión de la MUD, es que la noticia la dio Freddy Guevara. Afirmando que partido que quede vivo en la validación del CNE representará a toda la Unidad. Lo hizo solo, sin ninguna otra figura de peso del mundillo opositor que lo acompañara. Una declaración de guerra contra los otros partidos opositores.

Al parecer más prioritario para VP que sostener el relato internacional de «la dictadura», por los momentos, es aprovechar sus recursos financieros y logísticos para adueñarse de toda la MUD, promoviendo la desaparición de los partidos pequeños y de aquellos que los confrontaron este y el año pasado (Avanzada Progresista, UNT, PJ), bajo la excusa de las «dificultades» del proceso de renovación. Su objetivo es lograr la renovación, boicotear la validación de los otros partidos y de ahí en adelante imponer su línea política (de intervención externa y choque institucional) a todos los sectores políticos antichavistas. Lo que los lobbys estadounidenses necesitan para radicalizar sus maniobras contra Venezuela.

El proceso de renovación es visto por ellos como la oportunidad dorada para erigirse como el partido más grande e importante de la MUD, para capitalizar el financiamiento extranjero y el apoyo total de los lobbys estadounidenses. Ser el único partido legal que pueda dictaminar candidaturas, cuotas de poder y decisiones estratégicas en todo el espectro político opositor. Si esto no es canibalismo político, al menos suena igual.

Tanto así que durante una semana y media todos sus recursos propagandísticos en redes sociales han estado direccionados a convocar a la base opositora para que firme por ellos, en menoscabo de los otros partidos de la oposición. VP asume la renovación de partidos como un escenario de medición de fuerzas y de confrontación política interna.

Ya lo alertaba Simón Calzadilla y otros partidos de la MUD: este proceso generará rencillas, peleas y confrontaciones entre los partidos del antichavismo, ya que todos buscarán acumular más militantes que el adversario para delinear, definitivamente, la correlación de fuerzas dentro de la MUD y su espacio dentro de ella. VP quiere ser el mandamás.

Y paradójicamente, lo intentan bajo la legalidad de una dictadura que según ellos les impide hacer política. O comerse entre ellos mismos.

Post Data

No hay que olvidar que los partidos del antichavismo tienen un amplio prontuario de irregularidades, fraudes y trampas al sistema electoral venezolano. El último ejemplo fue su fallido intento por el revocatorio. No hay que perder de vista que esas mismas (u otras) irregularidades vuelvan a aplicarse, primero para generar expectativas sobre una supuesta superación de la meta y luego (cuando las pruebas de fraude sean publicadas) victimizarse ante la opinión pública, denunciando que «la dictadura» los persigue y violenta sus derechos. Ya lo hicieron en 2016. ¿Por qué sería diferente esta vez?

Misión Verdad

 

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