Opinión / Noticias / Antonia Muñoz

15.Jun.2016 / 01:55 pm / Haga un comentario

Foto: Archivo

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Como parte del rito del matrimonio, el sacerdote invita a  la pareja a que declare su consentimiento. En su oportunidad cada quien dice: como mi esposo o como mi esposa prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad; amarte y respetarte todos los días de mi vida. Sabemos que en la vida real, algunas y algunos cumplen con su compromiso, pero otros no.  Haciendo el símil o analogía con la amistad y con la  política, pasa más o menos lo mismo. Cuando hay dinero o poder sobran los amigos, que ya sabemos que son falsos, a quienes podemos aplicarle aquello de “el amor y el interés se fueron al campo un día y más pudo el interés que el amor que te tenía”.

 La  introducción anterior es a propósito de la actitud de algunos y algunas que a veces se refieren a la Revolución Bolivariana como si ésta hubiese comenzado en el 2013, año cuando perdimos al Presidente Chávez, cuando comenzaron a descender los precios del barril de petróleo y por ende el Estado vio la reducción paulatina de sus ingresos en dólares. Reconocemos que no superamos el rentismo petrolero de la cuarta república y continuamos importando bienes de consumo que lamentablemente no producimos porque siempre ha resultado más fácil y atractivo importarlos. Quienes nos conocen saben que somos críticos y capaces de llamar a lo bueno, bueno y a lo malo, malo. Sin embargo, no puede ser que mucha gente haya olvidado tan rápidamente que durante años,  las y los venezolanos sin distinción adquirimos  alimentos subsidiados a través de Mercal y regulados a través de PDVAL. Reconocemos que esto era insostenible en el tiempo y que “nos agarró el catarro sin pañuelo”, situación que ha sido aprovechada por nuestros adversarios para avanzar. Por esta razón debemos rectificar y sincerar nuestra economía.

Aparentemente muchos también olvidaron que en 1999 cuando el Presidente Chávez comenzó su primer gobierno, aproximadamente un 20% de la población vivía en pobreza extrema. Para el 15 de noviembre de 2011 el Presidente Chávez resaltaba el descenso sustancial de la pobreza extrema en una década, pero le preocupaba “cómo romper ese piso duro de 7% “. En el 2014 el Presidente Nicolás Maduro pensó en el proyecto Bases de Misiones, cuyo objetivo es dar una atención especial en educación, salud y servicios básicos al 5 %  de la población nacional que aún vive en pobreza extrema. En esa tarea estábamos cuando comenzaron nuestras dificultades económicas por la caída de los precios del petróleo, lo cual ha sido aprovechado  de lo lindo por los adversarios.

El objeto de este artículo no es hacer un recuento de los logros de la Revolución Bolivariana; sino invitar a las y los venezolanos a que hagan memoria sobre los logros en educación desde el nivel inicial hasta llegar a la educación universitaria municipalizada, sin olvidar la alfabetización de millón y medio de compatriotas.  No olvidar la protección social a hombres y mujeres de la tercera edad; que en 1998 eran unos 387 mil y en el 2015 ya superaron los 3 millones. Lamentablemente del sector salud sólo resaltamos el déficit de insumos y material médico quirúrgico producto de la mala gerencia de algunos y de la crisis económica de estos últimos 3  años. Sin embargo, por ejemplo las y los portugueseños no podrán olvidar la devoción con la cual la Revolución Bolivariana atendió la salud, el acceso al agua potable, recolección y tratamiento de aguas servidas, reparación y dotación de las escuelas, dignificación a los docentes y funcionarios policiales, atención a la vialidad rural, contacto directo y permanente con los pueblos y dirigencia comunitaria sin sectarismo para hacer letra viva la Democracia Participativa y Protagónica.

 Los comprometidos y optimistas sólo esperamos  que la población haga un ejercicio de memoria y compare en muchísimos aspectos la diferencia entre la cuarta y la quinta. Es verdad que hay que corregir algunos errores y desviaciones; sin embargo, aquí no se puede aplicar aquella sentencia de Rómulo Gallegos en Doña Bárbara: “las cosas vuelven al lugar de donde salieron”. Nuestra opción no es retroceder a tiempos superados de ingrata recordación. La opción es REVISARNOS, RECTIFICAR y continuar la marcha por el camino que nos traza la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Dos plagas que debemos perseguir como grandes enemigos del país son la corrupción y la ineficiencia. CHÁVEZ VIVE. LA LUCHA POR LA PATRIA SIGUE.

Guanare,  miércoles 15 de junio de 2016.

 

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