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15.Mar.2016 / 10:49 am / Haga un comentario

Foto: Misión Verdad

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Alrededor de la situación en Tumeremo existen varios focos de desestabilización que se han activado durante las últimas semanas y días con distintos niveles de intensidad. Todos ellos comparten los mismos rasgos, más allá de que sus niveles de difusión por los medios pueden tener altibajos: atacan aspectos sensibles de la vida de la población, tales como los servicios públicos y el transporte público, con el objetivo de solidificar un clima de general de «colapso» que incite a la violencia en las calles.

El registro acá presentado fue recabado y sistematizado durante la semana pasada, haciendo énfasis en algunos casos con base a precedentes de menor intensidad que tuvieron lugar a finales del mes de febrero.

El carácter simultáneo de estos focos responde tanto al aprovechamiento político que intenta hacer la MUD para sacudirse su incapacidad aparente de «calentar la calle» y así subirle el perfil político y mediático a nivel internacional a su llamada «Hoja de Ruta», como a la recomposición del Gobierno venezolano en áreas sensibles para la estabilidad económica del país: recuperación de los precios internacionales del petróleo, regularización de las redes públicas y privadas de distibución de alimentos y el Arco Minero.

En el marco de la simplificación y la intoxicación permanente sobre la realidad del país que se realiza desde los medios y la Asamblea Nacional, la MUD intenta gestionar a su favor estos conflictos y utilizarlos en sus cálculos de movilización, tono discursivo y planificación de maniobras a corto plazo, sean desde la Asamblea Nacional o desde el extranjero como Voluntad Popular en su gira por más sanciones a Venezuela. Todo contribuye, al final, al intento de hacer desaparecer de la percepción del país las acciones del Gobierno en distintos niveles de la guerra contra Venezuela para imponer el relato y con las operaciones de calle que les favoceren.

Describamos uno a uno estos focos de desestabilización:

  • No por casualidad el primer foco de protestas por la subida de los precios del pasaje del transporte público empieza el 24 de febrero en Puerto Ordaz, Bolívar, coincidiendo con el caso Tumeremo en una misma ubicación territorial. Del otro lado del país, en el estado Zulia, también cerca de una frontera, el mismo día varios guarimberos quemaban una unidad del Cicpc cercana al núcleo técnico de la Universidad del Zulia azuzando el mismo motivo. Días más tarde los medios explotaron mediáticamente dos conatos de protesta: una el 7 de marzo en Baruta y la otra el 8 de marzo en Maiquetía, estado Vargas. Ambos conatos promovidos por los dueños de cooperativas y asociaciones que, al no tener argumentos para aumentar los precios del pasaje por el ajuste del precio de la gasolina, debido a que el diesel con el que trabajan sigue costando igual, utilizan la mampara de «los respuestos» que el Gobierno supuestamente no les ha entregado. De esta forma se construyeron antecedentes de desestabilización relacionados con el tema del transporte urbano, que intentan ser expandidos en ciudades claves como un «síntoma natural» del «colapso» y no como resultado de una mecha de presión política que alimentan los dueños de cooperativas y de asociaciones del transporte en rutas específicas.
  • Mientras esto sucede, en San Cristóbal, Táchira, se ha evidenciado durante los últimos días una serie de conatos de guarimbas con el hecho simbólico de la quema de una camioneta de Pdvsa y también la realización de operaciones psicológicas como la emisión de un video incitando a «actos terroristas»,según el gobernador José Vielma Mora. En esta dirección, de acuerdo al Jefe de la REDI Los Andes, el general José Morantes Torres, se intentó practicar la «estrategia del 2014 de medir la capacidad de despliegue y operativa de los organismos de seguridad, para colocar obstáculos y retardar el inmediato abordaje de una situación de violencia de mayor impacto». Esto, al igual que trancas similares en Carabobo, Aragua, Puerto La Cruz, Maturín y las protestas por el transporte, muestran una mapa de hechos a lo largo de zonas medulares y estratégicas del territorio nacional, como el área central del país, el núcleo industrial y las zonas fronterizas.
  • Como es de costumbre, esta serie de protestas, a las que también hay que sumar las originadas por el racionamiento de servicios, coinciden claramente con una elevación del perfil narrativo de ONGs pro-intervención como Provea y Observatorio Venezolano de la Conflictividad Social, quienes firmaron un documento para que el Gobierno exija «ayuda humanitaria internacional», en una maniobra ubicada en la generación de informes y tendencias de opinión con proyección internacional, sobre «el alto grado de conflictividad» que vive el país. Así las ONGs sintetizan y resumen el expediente de «colapso general» y de Estado falllido por el cual se guiarán los organismos multilaterales, lobbys políticos y agencias de propaganda internacional para tratar de agredir a Venezuela con mayor impacto.
  • Y es precisamente en lo internacional, donde esta narrativa se plantea como única e intenta obtener sus réditos políticos utilizando el último fallo del TSJ, sobre el funcionamiento de la Asamblea Nacional, para una gira de parlamentarios de la MUD por Uruguay y Chile con el fin de conseguir aliados para la aplicación de la Carta Democrática de la OEA en el país. Claro está, que la intención es presentarse como los representantes de la «protesta social» y las víctimas políticas de la «dictadura bolivariana» por no entregárseles las llaves del país en sus manos. Aunque el secretario general de la OEA, Luis Almagro, afirme que espera la petición de la oposición para trasladarla al Consejo Permanente, lo cierto es que la MUD no tiene asegurada una votación favorable para que se aplique esta figura jurídica utilizada por Estados Unidos para el respaldo de su intervención directa en la región. Que esto sea posible no quita que la acción permanente de la MUD en lo externo esté enfocada en enrarecer la atmósfera regional post Macri y conseguir un papel más activo de países, como Uruguay y Chile. Lo que venga, nuevamente, debe ser un punto de quiebre y colaborar en aislar a Caracas de su entorno inmediato, a tono con la estrategia de pinzas contra el país utilizada por Estados Unidos.
  • Todos estos focos están moviéndose. Porque uno o quizás dos no se encuentren en agenda en este momento con el mismo nivel de proyección que los demás, no quiere decir que no estén desplegados. Ahora mismo asistimos a un escenario general (donde estos focos se mueven simultáneamente) en el cual se define quién mantiene la iniciativa política y quién se impone en la percepción como fuerza dominante a mediano plazo. Estos focos de desestabilización responden a ese panorama, y los factores de la ultra que poco y nada propagandizan la mentada «Hoja de Ruta», más allá de jugarse todos los caballos existentes en una sola carrera, está buscando generar condiciones políticas y mediáticas para un nuevo escenario de conflicto y desestabilización de alta intensidad como en febrero 2014.

    La sincronía total de estos focos demuestra que la Hoja de Ruta de la MUD viene con una serie de «protestas» en los puntos medulares del país, una elevación del perfil narrativo de los actores cubiertos bajo el manto de no políticos y una ofensiva diplomática que en lo inmediato se asemeja a lo realizado en contextos de alta tensión política y activación de planes de mayor envergadura.

    Mientras tanto la tribuna de oradores de la MUD ha demostrado estos últimos tres meses que sólo sirve para lanzar luces de bengala y disparos al aire para que gobiernos, lobbys y poderes extranjeros le echen una ayudaíta. Borronear las fronteras y unificar en un solo foco el asedio interno y externo es vital para ellos. No de gratis Maricori habló hace pocos días nada más en la tribuna de oradores impulsando la extensa red de poderes, gobiernos y lobbys políticos que la financian (Unión Europea, Departamento de Estado, OEA, ONGs), después de un año de haber sido destituida como diputada por estar vinculada con el intento de bombardear Miraflores el año pasado con la llamada «Operación Jericó».

    Hacer coludir todos estos focos en una sola agenda e irlos proyectando mediáticamente a medida que avance la recomposición política del Gobierno en las áreas ya comentadas, describe los atributos de desestabilización y sabotaje que plantea ir administrando y gestionando políticamente la ultra en el mediano plazo. Dada la escasa movilización del día sábado, es de esperarse que dichos focos se desarrollen con una mayor intensidad, ya no sólo para medir reacciones y tratar de voltear a su favor la percepción política del contexto, sino para adelantar operaciones de calle que inciten y generen las expectativas mediáticas para un nuevo intento de salida recargada: el añorado punto cumbre de la ruta del golpe sistematizada hasta ahora en los cuatro focos analizados.

Misión Verdad

 

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