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11.Ene.2016 / 02:23 pm / Haga un comentario

Foto: Misión Verdad

Foto: Misión Verdad

Por: Miguel Leonardo Rodríguez

Misión Verdad

En el acontecer político, el análisis de escenarios y de las consecuencias que derivan de posiciones asumidas no constituyen verdades absolutas. Legitimar afirmaciones o negarlas categóricamente, e incluso parcial o imparcialmente, puede comportar muchos riesgos, porque estos estarían copados de incertidumbre y de dudas. Hay que reflexionar, pensar, hasta que tales constructos se materialicen o puedan dilucidarse.

Se trata de un ejercicio que debería hacerse en actos de la vida cotidiana con un enfoque racional o bajo la objetividad de una ciencia, como es el caso de la política, es demostrar que una hipótesis o algunos postulados teóricos son capaces de convertirse en ideas y preceptos que pueden determinar con acierto nuestra conducta futura.

Por eso hoy, en medio de esta circunstancia, me toca compartir esta reflexión: aunque muchos compatriotas fueron escépticos y mantuvieron cierta reserva e incluso incredulidad respecto a las múltiples alertas expuestas en Misión Verdad, y en mi caso en varios escritos, particularmente con relación al 6-D, debemos decir que muchos de los escenarios ya se encuentran en pleno desarrollo por parte de la actual bancada adeco-burguesa que hoy dirige la Asamblea Nacional.

Si había alguna duda, ellos mismos, los diputados de la antipatria, se han encargado de dilucidarla. Desde sus primeras horas de actuación, arremetiendo contra el sentimiento de amor, respeto, perseverancia y lealtad que pervive en nuestro pueblo por el comandante Chávez y, por si no bastara, sometiendo a un ultraje sin precedentes a la simbología y legado indenpendentista del Libertador Simón Bolívar, a su siembra en la memoria histórica no sólo de Venezuela sino del continente americano y del mundo. Sólo una conducta enajenada y perversa como la de Ramos Allup puede ser capaz de desbordarse en ese sentido.

Una actuación bien montada como si de una obra de teatro se tratara, sin descuidar la puesta en escena. No podía ser de otra forma, porque jamás le han cumplido sus promesas al espectro que constituye su electorado, a quienes miran con desprecio, al igual que al pueblo llano, sin importarle su destino, que en definitiva es el de esta patria que estamos reconstruyendo desde el arribo al poder del Comandante Chávez.

Son unos apátridas, unos desalmados, unas monstruosas piezas del Imperio, pues para ellos el sentir del suelo de la patria no está en alto relieve de su paisaje de valores adecos y fascistas. Vuelven a vejar al pueblo cuando con arrebato, alevosía y prepotencia se atreven a irrespetar la investidura del presidente constitucional Nicolás Maduro, mancillar la imagen y figura del Padre de la Patria y el infinito amor por nuestro Comandante Chávez. Tal agresión y agravio contra el corazón de la patria hoy nos ha puesto en guardia en la calle. A pesar de tantas alertas sobre lo que harían en caso de lograr una mayoría en la Asamblea, y de lo que muchos igualmente advertían que buscarían edulcorar sus siniestras acciones o mimetizarlas dentro del anuncio de unas dos o tres iniciativas de leyes que con gran hipocresía y tinte claramente demagógico plantean alguna reivindicación como una oferta engañosa, hoy intentan lavarse su rostro fascista.

No tuvo que transcurrir mucho tiempo para que se quitaran y ostentaran el verdadero propósito que los llevó allí: la desestabilización y el asalto del poder con provocaciones y propósitos de armar escenarios de violencia.

Le bastó a Ramos Allup que fuese electo para presidir la Asamblea para que la derecha, en un acto carente de cualquier solemnidad, obviando rendir honores a la bandera y al himno nacional, en ausencia de la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela y omitiendo mencionar el carácter bolivariano de la misma, se autojuramentó al mejor estilo de Carmona «El Breve», el 11 de Abril, y como si desde sus adentros estuviera invocando la constitución del contubernio de la Cuarta República.

Era el preludio para empezar a anunciar la película del revanchismo y el terror. Una trama que está muy lejos de ser ficción, siendo una cruda realidad que nos confronta con escenas bien montadas que abiertamente buscan el desconocimiento de la institucionalidad, la desacreditación internacional del sistema democrático venezolano y en particular del gobierno del presidente Maduro.

El devenir actual pone en evidencia dos modelos distintos, dos visiones de país, una confrontación que desde el chavismo siempre hemos querido dar con vocación democrática y en paz, y que obviamente la oposición adeco-burguesa no comparte, cuando observamos y recordamos todos los episodios violentos que han generado con claras intenciones golpistas en estos 17 años de Revolución Bolivariana.

Eventos y situaciones creadas por ellos que han costado la vida a muchos venezolanos, por el tozudo empeño de tomar el poder a través de atajos no democráticos, para restituir los privilegios a la burguesía parasita y a una pequeña elite lacaya.

De esa lista no podemos olvidar la emboscada al pueblo y el golpe de Estado del 11 abril, el sabotaje petrolero, las guarimbas y la guerra económica, cuyas terribles consecuencias económicas y psicológicas aún afectan la vida de millones de familias venezolanas. Una batalla que estamos librando con la firme convicción de superarla.

Aunque no podemos sorprendernos, algunos no llegaron a imaginar ver al «flamante y verborréico» presidente de la Asamblea Nacional, cual gamonal de hacienda, dirigiendo una cuadrilla de trabajadores del parlamento, saciando su odio y encono contra la Revolución Bolivariana, en medio de un éxtasis de poder que lo llevaba a dar rienda suelta a su conducta fascista. Como bien diría mi abuela: «para muestra, un botón».

Por eso siempre hemos alertado que vienen por nuestro exterminio y eso debe saberlo el pueblo chavista.

La actuación y decisiones que desde hoy pretenden tomar serán consideradas actos írritos por el desconocimiento y desacato a la medida cautelar del Tribunal Supremo de Justicia en razón a la impugnación de los resultados electorales en el estado Amazonas, juramentando a tres de los diputados de esa entidad, situación que en muy corto plazo pueden llevarnos a escenarios impredecibles.

Todo apunta a que se desean exacerbar los ánimos y a crear las condiciones de violencia que gatillen la confrontación entre hermanos trayendo más violencia y muerte. De eso precisamente debemos estar absolutamente conscientes. Por eso insistimos en señalar que no está en sus planes realmente legislar en favor del pueblo, todo lo que allí se adopte y promulgue tendrá como único objetivo subvertir el orden constitucional y arremeter contra la paz de la República.

De nuestra parte está actuar con serenidad y sabiduría pero con la firmeza y convicción de los revolucionarios dispuestos a defender el legado del Comandante Chávez. Deben saber que estaremos siempre vigilantes junto a la gente en la calle de cada una de sus pretendidas intenciones, y no es una simple declaración retórica.

A pesar de la adversidad que significa una derrota como la que hemos sufrido, nos ha llevado con humildad  a una profunda y necesaria revisión para rectificar, asumiendo la responsabilidad que toca a cada uno de los dirigentes de este proceso colectivo, dispuesto a rectificar por lo que hicimos mal o dejamos de hacer, pero con la disposición de enrumbar al proceso revolucionario y de retomar sus raíces como el faro que debe guiarnos en esta crucial etapa del proceso bolivariano para la construcción de la patria socialista.

Estamos seguros que este pueblo no se dejará llevar al pasado ni dejará perder lo que tanto le ha costado alcanzar. A la oposición le decimos: administren bien su victoria, no abusen de la paciencia del pueblo.

 

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