Noticias
Han pasado 106 años del día en el que el pueblo ruso decidió frenar las injusticias de un régimen zarista imperial despiadado, el cual derrocaron bajo el liderazgo de Vladimir Ilich Lenin, principal dirigente del Partido Obrero Socialdemócrata, con el estallido de la Revolución Bolchevique, conocida también como Octubre Rojo o Revolución de Octubre.
El inicio duro de la rebelión se dio en febrero de 1917, focalizada en San Petersburgo, donde se desarrollaron las manifestaciones y se generó el caos, y los miembros del parlamento imperial o Duma asumieron el control del país, formando el Gobierno provisional ruso. La dirección del ejército sentía que no tenían los medios para reprimir la revolución y Nicolás II, el último emperador de Rusia, abdicó.
Esto hizo que los sóviets (consejos de trabajadores), que fueron dirigidos por grupos socialistas permitieron al gobierno provisional gobernar, pero insistieron en una prerrogativa para influir y controlar diversas milicias.
Por otra parte, la Revolución de Octubre (el 07 de noviembre de 1917, según el calendario gregoriano) se dio cuando el Partido Bolchevique, liderado por Lenin, derrocó al gobierno provisional con la intención de conformar uno llamado del Sovnarkom.
En ese sentido, y con la intención en dedicarse de lleno a los cambios internos, los líderes bolcheviques firmaron el Tratado de Brest-Litovsk con Alemania en marzo de 1918, con lo que Rusia se alejaba de la Primera Guerra Mundial y todo desgaste que eso generaba.
Con la instauración de la Unión de República Socialistas Soviéticas (URSS), se puede decir que se dio inicio al llamado socialismo real, lo que hizo que el país tuviera grandes avances en el campo de la tecnología espacial, militar, nuclear, energética, entre otras, que hizo que el país se convirtiera en una de dos superpotencias y considerarse el único país que le podía hacer frente de igual a igual al poderío de los Estados Unidos. Esto lo ha heredado la resurgida Federación Rusa, liderada por Vladimir Putin.