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11.Nov.2015 / 01:45 pm / Haga un comentario

Foto: Archivo

Los responsables directos de la caotización estructural de la economía venezolana desafían hasta el más elemental sentido común. Como saben que han quedado en evidencia al no poder cumplir los plazos políticos planificados para derrocar al presidente Maduro, redirigen sus baterías mediáticas (en medio de la campaña electoral) hacia la elevación de su propio perfil político, mostrándose como víctimas a su vez que profundizan sus actividades conspirativas contra la economía del país, aprovechando con soltura los afanes triunfalistas de la MUD y la demonización premeditada de la victoria chavista el 6D.

Nacidos por y para importación especulativa, los chupadólares venezolanos han trabajado intensamente en el reforzamiento de mecanismos ilegales para aumentar sus márgenes de ganancia. Así se benefician los criminales de guerra (económica, en este caso), que dicen ser «empresarios que quieren a Venezuela».

«Empresas Polar tiene deudas con sus proveedores internacionales»

Lorenzo Mendoza, entre finales del año 2014 y principios del 2015, recibió más de 243 millones de dólares por parte de Cencoex para la realización de las importaciones necesarias para oxigenar su emporio empaquetador de curda, fresco, pasapalos y agroconfeti.

El dueño de Empresas Polar omite la monumental cifra y asegura que el Estado tiene una «deuda con sus proveedores internacionales». Mientras impone su show de víctima, oficializó la compra total (en euros) de la marca de yogures Migurt, la cual estaba compartida con su antiguo socio español, Tomás Pascual Gómez.

Quien posee una marca comercial internacional de yogures y representa las ventas de la transnacional estadounidense Pepsico; quien posee más de 3 mil 500 millones de dólares en el extranjero y quien dispone de 243 millones de dólares pagados a 6,30 bolívares, dice con tono de víctima que el Gobierno Bolivariano no lo deja producir ni crecer como «empresario», y que cuando muestra interés en venderle a Venezuela al FMI a espaldas de todo un país, además muestran su conversación en la televisión.

¿Qué empresario con dotes de cleptomanía y mitomanía puede «invertir» (con los dólares de Pdvsa, claro está) en un país con tales condiciones? Lorenzo Mendoza pretende, de un día para otro, producir grandes efectos acumulativos que movilicen la opinión nacional a su favor para así sumarle votos a la MUD: el principal defensor de sus intereses en la arena política.

«No tenemos dólares»

Fedecámaras se ha dedicado en todo lo que va de año, y con mayor velocidad en medio de la campaña electoral de la MUD, a instalar la presunción de que la escasez de divisas en el país ha «paralizado» todas sus actividades comerciales e «industriales». Aunque si bien es cierto que existe una reducción en la asignación de divisas producto de la estrepitosa caída de los precios internacionales del petróleo, no es menos verdad que brotaron nuevas incoherencias luego de que el presidente Nicolás Maduro anunciara que serán sancionados aquellos agentes económicos que basan sus actividades en la ilegalidad del dólar paralelo.

Rápidamente salió el presidente de Conindustria, Juan Olilquiaga, a decir que «penalizar el uso del dólar paralelo ocasionará más desabastecimiento». Más atrás, los mismos empresarios margariteños que se robaron mil 200 millones de dólares a principios del año 2014, dijeron haber detenido las importaciones por temor a las sanciones. Es decir, vienen realizando importaciones con regularidad y sin mayores sobresaltos, mientras se disfrazan de víctimas por Globovisión y Televen.

Tomándoles la palabra a sus propios operadores económicos, caso Francisco J. Quevedo, sobre «previos análisis han concluido que 15% de lo importado en Venezuela se paga con dólares paralelos. Eso sería US$ 4 mil 40 millones», entonces una buena parte del megafraude cambiario de las empresas de maletín, con el beneplático de funcionarios corruptos de la extinta Cadivi, más los dólares robados por los empresarios margariteños y afines, constituyen una fuente de financiamiento ilegal para incrementar exageradamente sus márgenes de especulación.

Porque si el único que genera dólares en la economía venezolana es Pdvsa (dudamos bastante que Lorenzo Mendoza haya inmolado su patrimonio familiar por el bien de sus «amigos»), eso quiere decir que los 4 mil 40 millones de dólares referidos en el artículo provienen de las arcas del Estado y fueron pagados a 6,30 y 12 bolívares. Estamos hablando de más de 5000% de especulación sobre cada producto importado. Y son los mismos que dicen que ¡el modelo! está acabando con ellos cuando le niegan los dólares. ¿Es posible un mayor nivel de descaro cuando se refieren a la supuesta deuda de 12 mil millones de dólares que tienen con sus «proveedores internacionales»?

Los chupadólares no hacen historia

La MUD asume como centro político de su campaña electoral que los empresarios deben recibir todas las facilidades cambiarias, fiscales y tributarias para absorber sin mayores trámites todos los dólares que genera Pdvsa, en detrimento absoluto de los programas e inversiones sociales que realiza el Gobierno Bolivariano.

De tener en sus manos la Asamblea Nacional no dudarán ni un segundo en volver ese 5000% de especulación del que hablamos con anterioridad, en la ley nacional más importante de Venezuela: esa que legaliza el saqueo y el robo a toda una nación sin gastar saliva en discursos ni tinta en gacetas oficiales.

Pero una cosa es que quieran, y otra muy distinta es que puedan. Desde el 13 de abril de 2002 quedó impreso en las venas de la historia nacional que los delincuentes de cuello blanco, los chupadólares de ayer y hoy, no pueden cambiar la historia. El chavismo tiene el timón de la historia, y vaya que hemos forjado experiencia esquivando tormentas y dificultades.

 Y el 6D no será la excepción.

Misión Verdad

 

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