Opinión / Noticias / Luis Bilbao

14.Dic.2016 / 10:29 am / Haga un comentario

Foto: Archivo

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Hoy a mediodía está programada en Buenos Aires una reunión de cancilleres del Mercosur, a la que no ha sido invitada Venezuela. Pese a ese gesto incalificable, el gobierno de Nicolás Maduro envió de todos modos a su canciller.

¿Permitirán o no ingresar a la sede histórica de la diplomacia argentina a Delcy Rodríguez, titular de la política exterior de la Revolución Bolivariana?

¿Acaso incurrirán los ministros de cuatro gobiernos de la región en una afrenta ante los pueblos de América Latina tal como dejar fuera a la representante del país de Bolívar y Chávez? ¿Querrán dejar en la historia el sino ominoso de una nueva alianza guerrerista y reaccionaria, esta vez en el siglo XXI y con cuatro componentes?

Por si no lo han advertido, vale recordárselo: las mayorías de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, no se lo perdonarán jamás. Como jamás perdonamos la Guerra de la Triple Alianza. La historia, que ahora mismo los observa, los condenará no apenas en un futuro incierto, sino desde ahora mismo.

No me referiré a los presidentes de Brasil, Paraguay y Uruguay. Sobre los dos primeros puede leerse en las primeras planas de todos los diarios: están acorralados por sus propios pueblos. Y sea cual sea el resultado inmediato de esa situación, no cabe duda alguna de que son ya cadáveres políticos y en hipótesis alguna gravitarán sobre el futuro de América Latina.

Debo dos palabras, sí, sobre el Presidente de mi país. Mauricio Macri no es, como tantos desprevenidos condenan de antemano, un “neoliberal”. Es un punto de apoyo de la Internacional Parda, malogrado intento encabezado por José Aznar y Álvaro Uribe, que giró en redondo al ser elegido Presidente, acaso para mejor llegar a su objetivo. Su canciller, Susana Malcorra, es miembro de la Unión Cívica Radical y, por lo tanto, portavoz de la socialdemocracia internacional.

Empujado uno por aquella entelequia fascista sin destino y la otra por una poderosa estructura internacional en vertiginosa degradación, tomaron ambos como eje de acción política exterior la calumnia y la conspiración contra la Revolución Bolivariana de Venezuela.

No cabe pedirles acuerdo con una revolución antimperialista y anticapitalista. Pero si corresponde a un ciudadano argentino exigirles respeto por la historia, lealtad elemental a nuestras luchas seculares.

Ambos se declaran demócratas: ¿no atenderán una voz que, con certeza, en este punto coincide con millones para demandar que se trate con el respeto y la cortesía merecidos a la representante de este país hermano, que junto con el nuestro libraron y vencieron la gran batalla anticolonialista del siglo XIX?

Señor Presidente, Señora Canciller: no cometan el agravio -¡y el insondable error histórico!- de impedir el ingreso a la reunión a la canciller Delcy Rodríguez. Recuerden Junín y Ayacucho. Tomen cuenta de que la historia cuenta. Defiendan sus posiciones pero no impidan que la representante venezolana (que es también la nuestra, la de los desposeídos y sublevados de todo el continente) pueda defender las suyas ante ustedes y el mundo. No impidan que su voz valiente se exprese con libertad.

Sepan que el Mercosur sin la proyección latinoamericanista impresa por Chávez y Venezuela es una cáscara vacía y que ustedes, Presidente y Canciller argentinos serán fagocitados por la voracidad obligada de un Brasil en crisis, a menos que no sea gobernado por corruptos reaccionarios e ilegítimos como Michel Temer. Sepan también que tal desenlace golpearía con violencia sobre todo el pueblo argentino.

Me identifico con la caracterización de la coyuntura argentina expuesta en bit.ly/2ht8sX1. Como expresa ese texto, creo que ustedes pueden ganar una batalla como la que ahora libran contra Sergio Massa y otros remanentes del denominado kirchnerismo. Pueden incluso vencer en las elecciones del año próximo. Pero el plan por el que despliegan tantos esfuerzos no tiene futuro. El proyectado eje Washington-Buenos Aires se astilló antes de iniciar su tarea. El mundo capitalista desarrollado está en irreversible crisis y vuestro plan desarrollista no tiene la más mínima posibilidad de éxito. La estrategia contrarevolucionaria de Washington no tiene otra viabilidad que guerras devastadoras como la que hoy vemos en Siria, Libia, Irak. ¿Admiten semejante destino para nuestra gente?

No es una extrapolación. No es exagerado. Si ustedes se someten e impiden el ingreso de Venezuela a la reunión del Mercosur están restando a Argentina de una posición de defensa de la paz, la integración y la democracia en el mundo, para pesar en el plato opuesto de la balanza.

Y Argentina pesa mucho. Es un gran país aunque ahora esté desangrado y parezca impotente. De pie, puede ser clave de la unión latinoamericana y faro en la oscuridad ominosa de nuestro mundo actual.

Ustedes tienen la decisión en sus manos. Nosotros, desde el Bravo a la Patagonia, observamos para actuar.

14 de diciembre de 2016, 0.30hs

@BilbaoL

www.luisbilbao.com.ar

 

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