Opinión / Noticias / Antonia Muñoz

1.Mar.2017 / 02:22 pm / Haga un comentario

Foto: Archivo

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Este mensaje antecedía las columnas semanales que escribía Kotepa Delgado en el diario El Nacional. Fuimos asiduos lectores de Kotepa  y también de Earle. A Kotepa no tuve el placer de conocerlo, con Earle he compartido desde 1999 cuando coincidimos en la Asamblea Nacional Constituyente. La reminiscencia sobre estos dos periodistas es, en primer lugar, porque aprendimos y disfrutamos de las columnas semanales de ambos cuando eramos  adictos a El Nacional de Miguel Otero Silva en la década de los 80 y 90. En segundo lugar, porque me niego a creer que las y los investidos de autoridad ni lean, ni oigan ni reaccionen; porque eso sería aceptar que ya no se cumple la máxima de Kotepa y que no vale la pena opinar. Siendo así, nos produce un gran vacío espiritual  pensar que desde 1987 hayamos perdido buena parte de nuestro tiempo, siendo que nuestras bien intencionadas prédicas escritas y también verbales parecieran haber caído en el vacío.

A pesar de lo anterior y a pesar de los pesares, todavía nos queda aliento para hacer algunas sugerencias en vista de que no vemos señales que indiquen alguna corrección con mira a detener el alza de los precios de algunos bienes de consumo masivo. Al equipo que dirige la Economía debía  llamarle la atención la carrera meteórica e injustificada que ha experimentado el precio de los Alimentos Balanceados para Animales (ABA). El reclamo obedece a que Uds. conocen el costo de las materias primas sean nacionales o importadas, están obligados  a conocer el precio de los ABA que con ellas se fabrican y comparar con las estructuras de costos que los respectivos Ministerios deben elaborar. Uds. están obligados porque es su función y porque  conocen el efecto que los ABA tienen sobre el precios de los huevos, carne de pollo y de cerdo principalmente. Hacemos menor énfasis sobre la leche y el queso, sin llegar a ignorarlo,  porque la dieta fuerte de los rumiantes son los pastos y forrajes bien manejados y los ABA son utilizados sólo como suplemento en animales en crecimiento y en vacas lecheras de mediana a alta producción.

El componente energético (maíz amarillo, arroz de segunda o harina de arroz), dependiendo de si el ABA es para animales en etapa de crecimiento rápido o animales en etapa de engorde, representa aproximadamente entre 45-50 y 70%   y la proteína (harina de soya, harina de carne) entre 30 y 20%. En el año 2016 con el maíz amarillo nacional a Bs 22/kg,  el importado a menos de  Bs 2(dos)/kg y la harina de soya mas o menos Bs. 4(cuatro)/kg, un saco de 40 Kg de ABA debía venderse aproximadamente a Bs: 1.500 (mil quinientos). Cuando el 23 de mayo de 2016 se aumentó el precio del maíz amarillo a Bs.88 el precio real de un saco aumentó a Bs. 3.500. Uds. saben que en el mercado llegó hasta Bs. 28.000, aunque después bajó un poco ¿Por qué se permite esta oespeculación tan descarada? La cosecha de maíz del 2016 el Estado ofreció pagarla a Bs. 200 el kilogramo y la harina de soya cerró en Diciembre a Bs. 3,46/ kg. Entonces, ¿Por qué un saco de ABA de 40 kg en febrero de 2017 ya cuesta entre Bs. 30 y 40.000? Por si no están enterados, les informamos a quien pueda interesar que el maíz amarillo  que en el último trimestre de 2016 le pagaron a los agricultores en Bs. 200, ya lo están vendiendo en Bs. 700 y 800 el kilogramo. Además, la harina de soya cuyo precio internacional es de aproximadamente Bs. 4/kg, ya la están vendiendo en Bs. 800 y hasta más. ¡¡La verdad queridos camaradas que ante tanto latrocinio la indefensión es total y la impotencia  ya no puede callarse.

Como recomendación final, por ahora, le aconsejo revisar el costo de los macro y microminerales, aminoácidos esenciales, vitaminas y promotores del crecimiento, porque esos nutrientes se compran a dólar realengo. Por lo tanto, aunque, sólo representan un 5 % en la mezcla, comprados a precio de “asalto sin pistola”, están incidiendo peligrosamente en el precio de los ABA y por ende en el precio de los huevos, carne de pollo y de cerdo. También en el precio de la leche con vacas de mediana a alta producción. La segunda recomendación: hagan seguimiento a los precios de los ABA, pero no cometan el error de concentrar su atención únicamente en los negocios que venden productos agropecuarios que es el último eslabón de la cadena. Pueden comenzar por  allí porque son los más visibles, pero ellos deberían conducir a la agroindustria que fabrica y empaca los alimentos, quienes deberían mostrar facturas del costo de los insumos. Estos a su vez deberían llevarlo a los importadores para saber  cuál es el precio final del maíz amarillo y la harina de soya después de pagar el flete en barco,  pagar los impuestos de nacionalización y el transporte desde puerto venezolano a las diferentes agroindustrias.

Si hay vigilancia de los precios en todos los eslabones de la cadena, se puede detectar la corrupción, la especulación y la usura. Esto debe hacerse en los diferentes sectores de la economía, sobre todo la de los alimentos y de las medicinas, las cuales se compran con dólar preferencial. Por ética revolucionaria estamos obligados a poner orden. Hay muchos fariseos haciendo negocio a costa del hambre del pueblo. Por moral revolucionaria estamos obligados a sacar a los Mercaderes del templo y voltearle las mesas para que no vuelvan a entrar. ¡CHÁVEZ VIVE. LA LUCHA POR LA PATRIA SIGUE!

Guanare, miércoles 1º de marzo de 2017.

 

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