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Los partidos de la derecha aglutinados en la autodenominada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) usan el reciente asesinato de Luis Díaz, quien fungía desde hace dos meses como secretario general de Acción Democrática (AD) en Altagracia de Orituco, estado Guárico, para armar una campaña de descrédito en contra de la Revolución Bolivariana de cara a los comicios Parlamentarios del 6 de diciembre de 2015.

Medios nacionales e internacionales, definidos abiertamente contrarrevolucionarios, se han dedicado a hacer eco del falso positivo sembrado por el secretario general nacional de AD, Henry Ramos Allup, quien en su cuenta de Twitter publicó el miércoles, minutos después del asesinato de Díaz, que el crimen fue «por disparo de arma de fuego hecho por bandas armadas del Psuv (Partido Socialista Unido de Venezuela) desde vehículo».

Acto seguido, las portadas de diarios en Bolivia, Chile y Argentina dedicaron un cintillo para reseñar la «violencia política» en Venezuela. Y le siguió la preocupación del secretario general de la OEA, Luis Almagro, en la víspera a las elecciones. También se sumó el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, quien condenó el asesinato de Díaz y dijo que es un hecho que merece el rechazo mundial y que espera sea resuelto por la justicia.

“Esto que sucedió en Venezuela merece por supuesto la condena del mundo entero. Ese asesinato no tiene ninguna justificación. Esperamos que se haga toda la investigación del caso, que los responsables sean judicializados”, señaló Santos citado por EFE. Asimismo, agregó: “Hacemos votos para que ojalá no tengan unas elecciones con violencia, Venezuela necesita unas elecciones transparentes y unas elecciones sin violencia”, olvidando quizás los miles de asesinatos producto del narcotráfico y el paramilitarismo en el país neogranadino.

Por su parte, el portavoz del Departamento de Estado John Kirby, en un comunicado, se pronunció para comentar que «este fue el ataque más letal de varios ocurridos recientemente y actúa como una intimidación para los candidatos de la oposición”. Las pruebas para saber si era cierto o falso lo dicho por Ramos Allup no hicieron falta.

El adeco acusó a los militantes del partido revolucionario calumniando y difamando a millones de venezolanos que están en las filas del Psuv; por esta razón, será demandado ante la Fiscalía General de la República, informó este jueves el jefe de comando de campaña Bolívar-Chávez, Jorge Rodríguez, en declaraciones a la prensa desde el Consejo Nacional Electoral (CNE).

Allí, Rodríguez presentó este jueves pruebas que desvinculan a cualquier revolucionario del asesinato de Díaz, quien recibió impactos de bala cerca de las 7:30 del miércoles de la noche detrás de una tarima de un acto de campaña de la MUD, en el que se encontraba como guardaespaldas de Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, condenado a 13 años de prisión por los delitos de instigación pública, daños a la propiedad, incendio y asociación para delinquir.

Durante las declaraciones, Rodríguez mostró pruebas de que Díaz era miembro de un banda delictiva denominada Los Plateados y tenía nexos con mafias sindicales de construcción en Guárico, cuyo poder disputaba con el alcalde del municipio Chaguaramas, Giovanni Salazar, militante de Voluntad Popular, quien además ha sido señalado de pertenecer a una «banda de un peligroso paramilitar apodado El Juvenal».

El asesinato de Díaz fue producto de un enfrentamiento entre bandas criminales (la de El Malony y la El Juvenal) por el control de actividades delictivas en Guárico. Incluso –explicó Rodríguez– la experticia de las fuerzas de seguridad del Estado indican que Díaz, quien tenía una averiguación desde octubre de 2010 por homicidio intencional, «fue asesinado con la misma arma con la que el 9 de octubre de 2015 fue asesinado el señor Kelly Marcelino Fernández, alias El Kelly, el penúltimo miembro de la banda El Plateado», dijo.

Por ese crimen, Rodríguez informó que están siendo buscados por las autoridades «Gilberto Malony Hernández, alias El Malony, y Óscar de Jesús Hernández Noguera, alias El Pipi, quien presuntamente es el autor material del homicidio de Luis Díaz.

Ante este hecho, calificado por la derecha como un «asesinato político», fueron varios los voceros y medios internacionales que se dedicaron a hablar sin pruebas en contra del Gobierno Bolivariano. No obstante, estos actores mantuvieron silencio ante el asesinato del joven estudiante revolucionario Eleazar Hernández, quien perdió la vida en octubre pasado en medio de una trifulca promovida por un grupo de derecha. Uno de sus miembros empujó a la víctima contra una cartelera, provocándole una lesión en el cuello y su posterior muerte. No hubo ningún tipo de pronunciamiento internacional.

Hernández fue asesinado por el candidato a la Asamblea Nacional por el Circuito 8 de Maracaibo de la MUD, Yorman Barillas, sobre quien pesa una orden de detención de la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol, por sus siglas en Inglés).

Factores internacionales tampoco se pronunciaron sobre el también dirigente de la extrema derecha venezolana José Pérez Venta, quien se encuentra privado de libertad por el asesinato de Liana Hergueta, utilizando para ello tácticas de paramilitarismo, como el descuartizamiento. En su declaraciones, confesó los nexos que tiene la ultraderecha venezolana con el hampa paramilitar. Además, sirvió como guardaespaldas de Lilian Tintori y Leopoldo López.

Este jueves, el gobernador de Guárico, Ramón Rodríguez Chacín, en declaraciones a la prensa señaló que sobre el crimen se manejan dos hipótesis. La primera estaría relacionada con una campaña mediática emprendida por la derecha, con el fin de acusar a movimientos sociales del chavismo con actos violentos con el fin de generar un repudio de la opinión pública internacional, estrategia similar a la aplicada en torno a los sucesos de Puente Llaguno el 11 de abril de 2002.

La segunda, es «un ajuste de cuenta entre delincuentes y, como Voluntad Popular y Acción Democrática están rodeados de delincuentes, se ven involucrados en estos hechos de sicariato», explicó.

AVN