Opinión / Noticias / Eduardo Piñate
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Históricamente nuestro pueblo -venezolano, latinoamericano y caribeño- ha dejado evidencias de un alto grado de conciencia patria -por lo tanto anticolonialista y antiimperialista- y de una férrea voluntad de lucha para defender nuestra soberanía, independencia e identidad. Desde su llegada, los invasores europeos toparon con la resistencia heroica de nuestros pobladores originarios, que se ha mantenido hasta nuestros días contra el imperialismo. Son conocidas las rebeliones de la población afrodescendiente contra la esclavización, que luego confluyeron con los indígenas, los sectores ligados al comercio y los blancos criollos, para dar inicio a las guerras de independencia que culminaron con la expulsión del colonialismo español de América.
Los venezolanos de hoy somos hijos del líder más grande de esa gesta heroica que condensó 300 años de lucha anticolonial y le dio una dirección revolucionaria y democrática: Simón Bolívar. Corre por nuestras venas sangre de Libertadores.
Somos de esa estirpe y el Comandante Chávez despertó esa conciencia y voluntad en nosotros después de 200 años. Esa es la base ideológica y espiritual de nuestra resistencia como pueblo desde los eventos de febrero de 1989 hasta el día de hoy. El Chavismo es un proyecto político revolucionario y socialista, no hay duda, pero es también -lo repite siempre nuestro hermano presidente Nicolás Maduro- una cultura y una identidad que expresa en términos de valores y principios lo mejor del pueblo venezolano, latinoamericano y caribeño y además, está dotado, repito, de una espiritualidad que tiene en su núcleo el amor al pueblo.
Esa conciencia y esa voluntad de lucha, que han sido la base de nuestra resistencia frente a la agresión multiforme imperialista y burguesa, es hoy el sustento de la ofensiva que estamos desatando para vencer. Seguimos venciendo.
Caracas, 23 de septiembre de 2018