Opinión / Noticias / Stella Lugo

31.Ene.2017 / 07:58 am / Haga un comentario

Foto: Archivo

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Mañana, 1º de febrero de 2017, es Día de Júbilo Nacional. Se cumplen 200 años del natalicio, en el poblado de Cúa, en la actualidad estado Miranda, de Ezequiel Zamora Correa, nombre inscrito, al correr del tiempo, en lo más alto de la Historia Patria; indisolublemente asociado a la Revolución Federal como emblema de lucha para nuestro pueblo.

Conocer el significado histórico de su vida, la presencia de su ideario y ejemplo, en lo extenso del tiempo hasta el presente, es parte del objetivo de la conmemoración de este Año Bicentenario, cuestión en la que nuestro Gobierno despliega un importante esfuerzo.

Las circunstancias, el tiempo de Ezequiel Zamora, ha sido de los más duros, pero definitorios para la forja de este país. Nació en 1817, cuando miles de mujeres y hombres, entre los que se encontraba su propio padre, bregaban en lucha a muerte por conquistar la Independencia.

Al niño Ezequiel, el sacrificio heroico le toca, bien de cerca, con la caída de su progenitor: el Capitán Alejandro Zamora, parte de la sangre que abonó el triunfo del Ejército de Bolívar en Carabobo; correspondiendo a su madre, Paula Correa, el papel decisivo en moldear la personalidad del futuro General del Pueblo Soberano.

La Independencia, el surgimiento de Venezuela como Estado nacional, fue obra de lucha, de esfuerzos excepcionales y, finalmente, cuando se obtuvo el triunfo, la guerra había dejado su marca en la economía y otros aspectos en la sociedad de la época.

Entonces, no será fácil el mundo en que le tocó vivir y actuar al joven Zamora, quien se aproxima al hecho político, terciando en el debate de ese tiempo entre conservadores y liberales; inclinándose, desde muy temprano, hacia las ideas propagandizadas por el Partido Liberal.

Pulpero y comerciante de ganado entre los Llanos de Apure y la Región Central del país, tiene su primera experiencia política al fundar la Sociedad Liberal de Villa de Cura.

La agitación liberal fue un cóctel inflamable sobre la precariedad en que vivía la mayoría de la población venezolana, a lo cual vino a sumarse el manejo despótico de la oligarquía conservadora, y medidas antipopulares que tomaron sus gobiernos. Todo lo anterior redundó en el estallido insurreccional de 1846 y, más allá de eso, en un largo periodo de inestabilidad política. Durante esos años, al lado de la participación de Ezequiel Zamora, en distintos episodios de la lucha política, corre su proceso de formación autodidacta, hecho que le permite desarrollar una más acabada visión de la política.

Coro posee un particular significado en la vida de Ezequiel Zamora, en tanto es acá donde inicia la Revolución Federal, el 20 de febrero de 1859, cuando el Comandante Tirso Salaverría asalta el cuartel de la ciudad y lanza el Grito de Federación, que se constituye en el primer episodio de una contienda político militar que duró alrededor de cinco años; por lo que pasó a ser conocida, también, como la Guerra Larga, y en la cual Zamora, quien se encontraba en Curazao, expulsado del país por el gobierno pro-oligárquico de Julián Castro, se incorpora inmediatamente, pasando de ahí en adelante a comandar el Ejército Federal.

El Zamora que desembarca pocos días después en las playas de La Vela de Coro es un hombre que ha acumulado una vasta experiencia de luchas. Su participación en la insurrección de 1846-47 le permitió consustanciarse con las aspiraciones del campesinado.

No es sólo el dirigente político que pretende la implantación de un sistema federal de gobierno, guiado por los preceptos de la Democracia Liberal; sino que su pensamiento político ha incorporado las reivindicaciones más sentidas en aquella Venezuela rural: ¡Tierra y Hombres Libres¡ y ¡Horror a la Oligarquía¡ son lemas centrales de aquel momento.

La Guerra de los Cinco Años cuenta con su presencia por apenas diez meses, ya que cae asesinado el 10 de enero de 1860. Aún así, no se puede hablar de Revolución Federal sin que aparezca su nombre. Fue, sin dudas, el dirigente que contó con el mayor reconocimiento de parte de la masa campesina insurrecta, frente a la opresión goda. Su nexo con el sentir popular, su arrojo en la acción directa; el haber conducido operaciones militares del tenor de la Batalla de Santa Inés y, en fin, su personalidad carismática, le permitieron convertirse en el líder de contingentes de mujeres y hombres que, a lo largo y ancho del país, participaron de aquella contienda.

La Revolución Federal fue subvalorada por la literatura política e histórica que por décadas circuló en nuestro país; la figura de Zamora, vilipendiada o distorsionada, al igual que ha ocurrido con todas y todos los luchadores populares en Venezuela. Ese fue el conocimiento proporcionado por la historiografía de la vieja República, a fin de ocultar la verdadera historia.

Como en tantas otras cosas, correspondió al Comandante Hugo Chávez masificar una nueva lectura de la historia, reinterpretar a Zamora y a la Revolución Federal; contribuir a que nuestra gente entienda, a cabalidad, de dónde venimos. Por ello, continuando su línea de trabajo, nuestro proceso conmemora, a lo grande, este Bicentenario, y valida a Ezequiel Zamora como uno de los Padres Fundantes de la Venezuela Bolivariana del Siglo XXI. Su obra, su pensamiento y su lucha siguen vivos en la Revolución Bolivariana.

¡Gloria Eterna a Ezequiel Zamora!

 

 

 

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