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Por Rafael Leyva Ricardo:
De un lado de este planeta, en Copenhague, Dinamarca se discute cómo bajar las emisiones de CO2 a la atmósfera, uno de los principales causantes del calentamiento global, que amenaza con borrar del planeta a más de 40 estados insulares en lo que sería la primera "oleada" de destrucción mundial.
La Cumbre sobre Cambio Climático o Conferencia de las Partes de Naciones Unidas se calienta junto a la temperatura del globo terráqueo, con la confrontación de siempre: países ricos contra pueblos del tercer Mundo.
Sin acuerdos importantes hasta la fecha, los niveles de frustración se elevan y las billeteras de los poderosos permaneces herméticas, a pesar del eminente conteo regresivo que marca La Tierra.
En cambio, de este lado del orbe, 9 países del Caribe y Suramérica, llegan a la Habana para celebrar la 5ta Cumbre de la Alianza de los Pueblos de Nuestra América (ALBA), un ejemplo de complementariedad estratégica para asumir los retos que nos impone el futuro y presente de este globo globalizado.
El ALBA es más que una esperanza para sortear la Crisis Económica Mundial generada por el exacerbado consumismo de los mercados capitalistas. Es una muestra ejemplar de lo que se puede avanzar cuando se unen los esfuerzos de gobiernos y pueblos progresistas.
En Cuba no se discutirá cuántos grados centígrados deberá bajar el planeta para el próximo año ni se hablará de recetas financieras fracasadas en las últimas décadas. La agenda se destinará a evaluar y optimizar los más de 100 programas de desarrollo que se impulsan en varias naciones para fortalecer la salud pública, la educación, el sector energético y la búsqueda de nuevas fuentes de abastecimiento, el comercio justo, la alimentación y la industrialización, entre otros.
Esto con un solo objetivo: darle mayor poder a los pueblos, fuente originaria de vida de la Pachamama, hoy herida de muerte por la irracionalidad del Hombre.
Mientras la mayoría de los lentes y micrófonos del Mundo apuntan al norte de Europa, una agencia norteamericana promete un tour a la estratósfera por 300 mil dólares, un premio Nobel de la Paz envía soldados a guerras fratricidas y unos ganaderos protestantes derraman 3 millones de litros de leche en el campo.
Habrá entonces que enfocar a La Habana y estudiar concienzudamente el ejemplo del ALBA antes que sea tarde y las cámaras se apaguen para siempre.