A partir del martes 22 de abril, el gobierno Bolivariano presidido por Nicolás Maduro comenzó una ofensiva por el desarrollo económico con tres líneas de acción o tres frentes de trabajo: producción, abastecimiento y precio justo; todo lo anterior, con el objetivo de lograr una economía no rentista a mediano y largo plazo. En este sentido, el martes santo 15 de abril, día del anuncio de esta ofensiva, el Presidente fue enfático al señalar: “hay que producir más, hay que producirlo todo, hay que dejar la importadera, hay que dejar el consumismo”. El Presidente Maduro invitó al trabajo, al ahorro y a crear una nueva cultura del consumo racional. Desde esta trinchera de lucha, nos permitimos hacer algunas puntualizaciones, sólo por conservar la esperanza de que las mismas sirvan de ayuda a la obtención de tan altísimo objetivo, siempre con la mirada puesta en el logro de la tan anhelada soberanía agroalimentaria.

Producir no es fácil. No es cuestión de “soplar y hacer botellas”. Hay que tener presente y bajo control todos los factores que intervienen en cada proceso productivo. La producción primaria de alimentos es una tarea hermosa para quien le gusta la actividad. Sin embargo, también es una tarea muy riesgosa, en algunos casos impredecible; y por lo tanto, sacrificada. La agricultura es una actividad riesgosa porque depende de muchos factores externos, algunos de los cuales no son controlados por los productores, comenzando por los que dependen de la madre naturaleza. Las lluvias y las sequías, aunque son esperadas en épocas específicas; a veces pueden retardarse o adelantarse. De vez en cuando las lluvias aparecen en abril, cuando las estamos esperando en mayo; por lo tanto, después de 3 semanas de lluvias persistentes, se puede pensar que el invierno entró antes y muchos se animan a sembrar maíz o pasto, por colocar sólo dos cultivos como ejemplo. Desafortunadamente, a veces los factores climáticos nos dan sorpresas. Puede ocurrir que las lluvias se retiran durante un mes, para reaparecer cuando ya las plántulas han muerto y hay que resembrar, con la consecuente pérdida de: tiempo, energía, preparación de tierra, semilla, labor de siembra y aplicación de fertilizante fórmula completa. Sin embargo, a veces ocurre lo contrario: el invierno de verdad entra en abril, y muchas hectáreas se quedan sin sembrar, porque después que algunos suelos se saturan de agua no permiten la entrada de maquinarias. Los productores tampoco pueden controlar la fecha de aprobación y liquidación de los créditos, ni la disponibilidad de los insumos a tiempo (semillas, fertilizantes y agro – químicos).

Un factor que está afectando la producción de alimentos, es el déficit de tractores y rastras para preparar la tierra para la siembra de los diferentes cultivos, sobre todo en el ciclo invierno que es el más demandante porque se siembran miles de hectáreas de maíz blanco, maíz amarillo, arroz y sorgo. Como lo que se siembra tiene que cosecharse, he allí otro problema por enfrentar: el déficit de cosechadora, sobre todo para maíz. Afortunadamente, ya el Ministerio de Agricultura y Tierra está recibiendo algunas importaciones de estas especies, pero aún persiste el déficit. Es importante mencionar la falta de repuestos para reparar maquinarias y equipos, sin embargo, no entendemos que no tengamos repuestos de maquinarias importadas de los países amigos con quien la República ha firmado convenios de cooperación. Es esperado y comprensible que nos bloqueen las transnacionales que conspiran contra Venezuela por órdenes de los Estados Unidos y de los países de la Comunidad Económica Europea, que quieren nuestros recursos renovables y no renovables y nos quieren como su patio trasero. No es esperado ni aceptable que nos fallen los amigos.

Llamamos la atención sobre la falta de comprensión del efecto positivo que tiene el acompañamiento técnico y socio- político sobre la eficiencia en la producción total y en la productividad (rendimiento/hectárea). Recomendamos la conformación de equipos de atención integral en todos los estados productores de alimentos. La extensión agropecuaria es vital y cumple un papel fundamental en el asesoramiento técnico a las y los productores del sector agropecuario. Adicionalmente, pueden apoyar a los entes del MAT en el seguimiento y control de las siembras de los diferentes cultivos y a la cría de las diferentes especies, desde su planificación, la cual debería comenzar por determinar la viabilidad del proyecto, hasta la etapa final de cosecha, comercialización (recepción y distribución). La determinación de los costos de producción, ganancias y precios justos para los productores y consumidores, es un tema que abordaremos en otro artículo, pero cuya determinación puede ser parte de la tarea de los equipos de extensión que siempre son multidisciplinarios.

Finalmente, debemos trabajar en función de que la producción de alimentos sea una actividad satisfactoria para las y los productores que escogieron esta actividad como el trabajo que les permite su sustento diario. Esta actividad, también debe ser satisfactoria para los consumidores, en el sentido de que tengan acceso a los alimentos producidos a precios justos y asequibles. Una falla en la comercialización y distribución de los alimentos producidos, que debemos conjurar es la presencia de muchos intermediarios en la cadena de comercialización, los cuales se llevan la mayor ganancia con el menor esfuerzo. Como pueden ver, la producción de alimentos tiene muchas vertientes que debemos entender, manejar y controlar. ¡CHÁVEZ VIVE, LA LUCHA SIGUE!

Calabozo, miércoles 30 de abril de 2014.