Opinión / Earle Herrera
Era mi vecino de curul. Después de sus encendidos discursos, me consultaba: “¿Lo hice bien, profe?” Lo hiciste bien, Robert. Se tomó muy en serio lo de “profe”. Me preguntaba de todo, en un afán inagotable de aprender, de conocer. A mí, que soy hombre de letras, hoy me flaquean las palabras, cada sílaba me duele.
Este martes 30 de septiembre, sentado a su lado, aplaudí su último discurso. El martes que viene va a ser duro. Me diré que mi joven camarada salió un rato por ahí.