Opinión
Por: Eduardo Piñate R.
En la medida en que como pueblo hemos estado acumulando victorias políticas, electorales y morales, en la medida en que hemos tomado la ofensiva política y social, en la medida en que hemos consolidado la institucionalidad democrática del país y nuestro pueblo ha venido tomando en sus manos los medios de producción y los medios de Poder, en la medida en que hemos derrotado todas las contraofensivas que el imperialismo ha lanzado contra nosotros para imponer su plan de destrucción nacional y recolonización; en esa misma medida, la élite supremacista y fascista que gobierna los EEUU y sus aliados en el mundo, intensifican el bloqueo económico y financiero contra la Patria, elevan las presiones inflacionarias con la manipulación del tipo de cambio e incrementan las medidas coercitivas unilaterales, para hacer colapsar la economía y desmoralizarnos.
El enemigo que enfrentamos es fuerte, pero no es más fuerte que la moral y la dignidad del pueblo venezolano, además que siempre hay que recordar una afirmación del Comandante Supremo Hugo Chávez que tiene plena vigencia: «la Revolución Bolivariana es un revolución pacífica, pero armada».
En momentos como este, en el que el imperialismo y la oligarquía financiera transnacional con sus aliados y títeres en el mundo, intensifican las presiones contra nuestra economía, hay muchas formas de responder y muchas cosas que hacer que nuestro gobierno y nuestro Presidente Obrero Nicolás Maduro están haciendo; pero es fundamental elevar la producción y la productividad nacional para apoyarnos en nuestras propias fuerzas. Esa tarea fundamental corresponde a la clase obrera que ha dado muestras de heroísmo y compromiso patriótico y revolucionario, pero es también tarea de todo el pueblo trabajador: el pueblo comunero, el pueblo miliciano. Al final, todos somos trabajadores y trabajadoras y tenemos la responsabilidad que nos asignó la historia y nuestro líder Nicolás Maduro: Producir para resistir y vencer. Seguimos venciendo.
Caracas, 21 de abril de 2019