Opinión / José Vicente Rangel

5.Sep.2014 / 02:06 pm / Haga un comentario

Debatir es fundamental en una democracia. Abordar todos los temas sobre la situación del país, no excluir ninguno, es básico

1.Debatir es fundamental en una democracia. Abordar todos los temas sobre la situación del país, no excluir ninguno, es básico. Porque todo tiene importancia y debe haber la participación de los que dirigen y de los ciudadanos en general. Además, los gobiernos democráticos, producto del sufragio popular, están en la obligación de informar sobre su gestión. De no ocultar nada.

2. ¿A qué viene esta consideración? A que en tiempos de crisis, cuando los problemas de un país se agravan e inciden en el ánimo de la población; cuando el malestar se torna espeso, asfixiante, y la sociedad se neurotiza, la tendencia es a creer que los males presentes se superan cambiando el gobierno electo de acuerdo a lo que pauta la Constitución. Hay voces que hoy claman en Venezuela por un cambio de gobierno como sea. No por la vía que consagra la Carta Magna, sino por el atajo. Magnificando los problemas para exasperar a la gente sin aportar soluciones. Ejemplos: si hay desabastecimiento, hay que acabar con el gobierno constitucional. Si hay problemas con las líneas aéreas y no se consiguen pasajes, hay que derrocar a Maduro. Si existe inseguridad, hay que apelar a la aventura. No quiero excusar los problemas que golpean a la colectividad con generalizaciones impertinentes. Pero basta volver la mirada hacia lo que pasa en otras naciones para darse cuenta de que los padecimientos que nos afectan se repiten en todas partes. Acepto el razonamiento de que mal de muchos es consuelo de tontos, pero señalo que los problemas proliferan en el mundo. No obstante, resulta irresponsable que porque tengamos dificultades en Venezuela haya que darle un golpe a Maduro o promover un alzamiento popular. Lo cual es una demostración de desprecio por la institucionalidad y equivale a una exaltación de la ley de la selva. Irrumpir contra la constitucionalidad porque el país atraviese por una crisis nos regresa a un pasado oprobioso. Por si acaso agrego lo siguiente: para dar un golpe hay que contar con apoyo en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, o en un sector de ella, lo cual no se vislumbra por ninguna parte. Al contrario, cada día la institución armada ratifica su lealtad al orden constitucional y al presidente Maduro. La otra carta a la que juega la derecha es la insurrección popular, tan remota como la anterior. Porque el Gobierno bolivariano tiene un sólido respaldo popular, así haya descontento, expresión del espíritu crítico de la sociedad venezolana estimulado por la prédica de Hugo Chávez.

3. Lo que planteo no es especulación. La realidad vivida por el país en distintos momentos lo confirma. El fracaso del golpe del 11 de abril y el petrolero, y el fracaso del guarimbazo, que en vez de insurrección popular generó rechazo total en la colectividad. Ningún problema tendrá solución en el país si se altera la estabilidad institucional. En este marco, con diálogo y buscando consensos es como se pueden resolver los problemas. Los planes aventureros son un salto al vacío que los agravarían. En la historia hay incontables ejemplos. El futuro nacional se define entre estabilidad o inestabilidad. Entre el trabajo colectivo paciente, sostenido, para enrumbar al país por la senda de la paz y del progreso, o el caos En síntesis: estabilidad o caos. Lo demás es cuento.

Una mujer, un ejemplo

María del Mar Álvarez de Lovera falleció el domingo 17 de este mes. Se fue rodeada de afectos y con la eterna compañía de aquel recuerdo que laceró su vida. El de su esposo, el padre de sus hijos, Alberto Lovera. Su deceso coincide, prácticamente, con el asesinato del dirigente del Partido Comunista. Porque el crimen político fue en octubre de 1965. La remembranza de aquel terrible episodio afloró una vez más en mi memoria y estoy seguro que en la de muchos otros. Porque el transcurso del tiempo no logra borrar lo sucedido. Por eso recordé el día en que María del Mar me buscó en mi casa de San Bernardino -donde por cierto Lovera estuvo varias veces- para decirme que Alberto, según información que recibió, había sido detenido en la plaza de Las Tres Gracias por efectivos de la Digepol y estaba desaparecido. A partir de ese momento se inició la búsqueda -bajo el hostigamiento del aparato represivo del gobierno- del dirigente político que culminaría cuando su cuerpo, destrozado por la tortura, rodeado por una cadena y un pico como lastre, apareció en la playa de Lechería, Puerto La Cruz, donde el mar lo depositó para develar el crimen y a los autores materiales e intelectuales. La cámara de un profesional de la fotografía, Augusto Hernández, captó la imagen que impidió que las complicidades borraran la prueba del crimen.

Así como Lovera resistió la tortura sin que de su boca saliera algo que comprometiera la causa por la que luchaba, María del Mar, con igual coraje, dio la batalla para que el crimen no quedara impune. A ella se debió que el hecho trascendiera y que el Gobierno que lo cometió -que luego pretendió ocultarlo-, el de Raúl Leoni, quedara marcado para siempre ante la historia. Con humildad, sin alardes, María del Mar perseveró en la lucha por la verdad. Levantó a sus hijos, los formó para el trabajo y distantes del odio. Supo combatir sin amargura, con fe. En ella jamás declinó la esperanza. Fueron 50 años de perseverancia, desde el momento en que Lovera fue detenido, torturado sin piedad porque se negó a revelar cuanto conocía sobre el movimiento popular -él, que lo sabía todo-, y el hallazgo de su cuerpo en una playa desolada, y ahora cuando ella nos entrega el ejemplo de su dignidad de mujer venezolana.

Laberinto

En su columna en este diario, Eleazar Díaz Rangel alertó al chavismo. Señaló que éste no debe hacerse ilusiones de éxitos electorales basado en la crisis interna de la oposición. Cierto. Si bien lo que hoy sucede con la MUD y en las diferentes facciones, partidos, grupos y grupúsculos del variopinto mundo de la oposición, puede incidir en un resultado electoral, el dato no es determinante…

¿Por qué no lo es? Por las características del antichavismo. Se trata de un fenómeno duro, casi blindado, para el que cuenta poco lo que decidan, hagan y planifiquen en la MUD y en las direcciones partidistas del sector opositor. Conviene, no lo dudo, a sus intereses el que la MUD esté compactada, pero no es decisivo. La unidad, a la hora de pronunciarse, de salir a votar, funciona con autonomía de lo que decidan los aparatos de la oposición. La verdadera unidad es el antichavismo a secas, lo que vincula a este fenómeno socioemocional con la política. Que casi por instinto apuntala a una política si ésta se corresponde con lo que ese sentimiento pretende, bien sea en el terreno electoral, votar o abstenerse, o en el de la subversión…

La próxima confrontación electoral -parlamentarias de 2015- no será entre chavismo y MUD, sino entre chavismo y antichavismo, ¿reformulado? Por eso el trabajo del chavismo debe centrarse en resolver el dilema con las aperturas que reclama la repolarización que está en marcha debido a la crisis de la estructura partidista con la que ha venido compitiendo hasta ahora…

Denuncia: Me reportan que el terminal internacional del aeropuerto de Maturín, que inauguró el presidente Maduro, no ha podido operar a cabalidad porque cuando llueve parece un colador. ¿Cierto o falso?…

¿Guarimba dos?: los golpistas calientan motores para otra intentona. En San Cristóbal y otros lugares asomaron la intención. ¡No aprenden lecciones!

 

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