Opinión / Richard Canan

30.Jul.2014 / 04:12 pm / Haga un comentario

No escarmientan los nefastos gobernantes de la derecha amarilla. Ya hemos señalado y reiterado mil veces que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela obliga al Gobernador Capriles y al alcalde Ocariz, a ocuparse de sus competencias en materia policial, de organización de los servicios públicos, vialidad, tránsito, agua potable, alcantarillado, salubridad y aseo urbano. Sin embargo, para la extrema derecha oligárquica, acostumbrados a dominar y subyugar al pueblo, esto es letra muerta. Ellos se creen por encima del bien y el mal. Y en su mente solo hay espacio para la conspiración, dejando de lado su obligación legal, moral y política de trabajar para solucionar los problemas de las comunidades a su cargo.

Es público y notorio, más que evidente, el abandono total de sus funciones por parte de la derecha conspiradora. Esto no es un decir, la precariedad de los servicios públicos, la viven y padecen a diario los habitantes mirandinos.

Del desastre en la gestión pública de la derecha amarilla ningún medio se ocupa. De esto no se hacen eco, ni por casualidad, los grandes medios de comunicación al servicio de la derecha. Nada, absolutamente nada. Ni una reseña, ni una pequeña nota, menos una foto o una infografía. Los grandes medios encubren con su silencio cómplice los desastrosos modos de gestión de la derecha amarilla. No hay manera de que visibilicen el desastre. Los poderosos medios de comunicación ocultan con descaro todas las incapacidades y desaciertos de los gobernantes amarillos. Ni con un cerro de basura en sus narices, los medios de la derecha ponen en evidencia el abandono o la incapacidad de los «gerentes» amarillos. Esta gente es intocable para ellos, les brindan un velo de impunidad.

Desgraciadamente, el desastre en la gestión pública de la derecha amarilla no hay forma de ocultarlo. Son montañas y montañas de basura, inmensas troneras en las vías locales, hay total ausencia de policías estadales y municipales (hasta los policías de cartón desaparecieron), caos vehicular y anarquía por doquier.

La tragedia mirandina no se circunscribe solo a los sectores populares, a los cientos de barrios y caseríos rurales (permanentemente despreciados y maltratados por la derecha amarilla), ahora el desastre en la gestión pública ha golpeado fuertemente también a las zonas de clase media y a las zonas industriales y comerciales. Esto es novedoso, ya que en el pasado la derecha amarilla cuidaba con esmero sus votos duros, a la clase media. Sin embargo, la incapacidad es de tal magnitud que ha sorprendido en su buena fe a la propia derecha opositora. El abandono de sus competencias, el descuido, la dejadez, la invisibilidad, ha entrado a formar parte de los modos de gobernar de la derecha amarilla; la cual está ocupada en preparar y dar Golpes de Estado, en vez de dedicarse a gobernar. Los mirandinos han visto con desconcierto, como bajo los gobiernos de la derecha amarilla, se han pauperizado los servicios públicos. Las molestias en todos los sectores sociales han ido creciendo y son indetenibles.

Otro aspecto significativo (y lamentable) es que ni Capriles ni Ocariz tienen ni han presentado planes o proyectos que contengan soluciones integrales y estructurales en las áreas de su competencia. No hay en el horizonte soluciones para los problemas de las comunidades.

El desprecio por el pueblo es evidente. El abandono de competencias es inocultable. La prioridad de la derecha amarilla, lo reiteramos, es asaltar el poder, no está entre sus prioridades ni le interesa los problemas locales, los problemas del pueblo.

Ante esta vergonzosa realidad, debemos trabajar para fortalecer la conciencia del pueblo, tanto de las zonas populares como de la clase media urbana. Todos están abandonados y sufren por igual de la mala gestión de los seudogobernantes de la derecha amarilla. Con contundencia debemos exigirles y obligarlos a que cumplan cabal e íntegramente con sus competencias. Si no pueden, que se vayan. Que dejen los espacios a los que quieran trabajar y puedan solucionar los problemas de la gente.

Estos disociados gobernantes de la derecha amarilla no quieren ni les duele Miranda. Para ellos Miranda solo es parte de su trampolín político. Miranda en solo un escalón en sus ponzoñosas ansias de poder.

En manos de la derecha amarilla Miranda no tiene futuro.

 

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