La agricultura es una actividad riesgosa, sacrificada, pero pareciera que crea adicción a quienes se dedican a ella. Por lo tanto, el Estado tiene la obligación de hacer el “campo vivible”, para que quienes se enamoran del mismo y producen los alimentos para todos, vivan en una vivienda digna y tengan acceso a los servicios más elementales como agua y electricidad. Esto sin olvidar lo vital que son dos infraestructuras de apoyo a la producción agropecuaria, como son la vialidad rural (transitable) y el riego ( acceso), las cuales afectan de forma integral la calidad de vida de los campesinos, la primera, y la eficiencia en la producción de alimentos, ambas. Adicionalmente, si queremos ser eficientes en la actividad agropecuaria, se debe realizar una cuidadosa planificación de todos los procesos propios de la actividad. En el artículo de la semana pasada analizamos los detalles que deben cuidarse en relación al financiamiento; esta semana reflexionaremos sobre los detalles que se deben cuidar, para que los INSUMOS que se necesitan para la producción de alimentos cumplan su cometido. Podemos comenzar recordando que los INSUMOS al igual que los CRÉDITOS deben ser SUFICIENTES, OPORTUNOS Y SUPERVISADOS: (SOS).

Aunque tomaremos como ejemplo el maiz, las recomendaciones que aquí señalamos, con algunas que otras variaciones, son aplicables a casi todos los cultivos. Son normas, cuyo cumplimiento requieren de un mínimo de conocimiento sobre el cultivo del cual se trate y de una gran dosis de sentido común y responsabilidad. Cuando el maíz se siembra, en una misma operación, la sembradora va colocando al mismo tiempo en dos surcos que corren paralelos, la SEMILLA en uno y el FERTILIZANTE fórmula completa (NPK) en el otro, de manera que cuando la semilla germine, la raíz comience a explorar el suelo y consiga el nitrógeno, el fósforo y el potasio que necesita la planta para crecer vigorosamente. Esto significa que para poder iniciar la siembra antes de que el suelo se sature de agua; los productores, además de tener el suelo preparado y la sembradora lista, deben tener la semilla y el fertilizante disponible en CANTIDAD SUFICIENTE.

Adicionalmente, quienes siembran el maíz blanco para las arepas o el maíz amarillo para las cachapas y para aportar el componente energético de los Alimentos Balanceados para Animales (ABA); además de fertilizar con NPK al momento de la siembra, deben tener ÚREA acopiada o por lo menos disponible en las tiendas que venden insumos agropecuarios. Esto tiene que ser así, porque el maíz tiene que ser reabonado con úrea, cuando la planta tiene entre 15 y máximo hasta 30 días. No se puede abonar cuando aparezca la úrea, sino cuando la planta necesita el nutriente (nitrógeno). Igualmente, el agricultor debe estar preparado para COMBATIR LAS MALEZAS; plantas que le quitan agua y nutrientes y luz al maíz, disminuyendo su capacidad de fotosíntesis; y por lo tanto, la producción de grano. Obviamente, cuando no se controlan las malezas a tiempo, la consecuencia es un menor rendimiento por hectárea, lo cual equivale a menor eficiencia en el proceso productivo.

Resulta que algunas condiciones climatológicas (lluvia abundante seguida de varios días de sol) favorecen la aparición de gusanos (cogollero, medidor) que les encanta alimentarse de las hojas del maíz. Por lo tanto, quienes siembran maiz deben tener a tiempo y en cantidad suficiente el insecticida apropiado, para poder aplicarlo en cuanto se detecte la presencia del insecto. De no actuarse con diligencia, los insectos consumirán buena parte del follaje, lo cual disminuirá el rendimiento. En los cultivos también pueden aparecer bacterias, hongos y ratas. Para combatir todas estas plagas y enfermedades de los cultivos, hay que estar preparado antes que nos arruinen la cosecha. Producir alimentos es cosa seria y no se puede improvisar.

Aunque la gente ajena a la producción no lo crea, el suministro y aplicación de los insumos debe supervisarse para minimizar algunas desviaciones, que algunos pudieran intentar creyendo que están engañando al Estado; sin caer en cuenta que también se están engañando a sí mismo. En mi época de extensionista en el Sistema de Riego Las Majaguas (Portuguesa) a final de la década de los 80 (87-94) conocimos casos de productores que aplicaban a su caña la mitad del fertilizante indicado y suministrado, y vendían la otra mitad. Sin querer justificar una práctica antiética, tal situación pudiera ser motivada por la necesidad perentoria de algún recurso para la propia subsistencia del productor y su familia. Es sólo un ejemplo para ilustrar la necesidad de la supervisión o seguimiento, lo cual pudiera también llevar a preguntarnos ¿Cómo sobreviven algunos productores entre cosecha y cosecha o entre zafra y zafra? Dicho de otra manera ¿Cómo sobreviven los campesinos con una sola cosecha al año? Preguntas que a veces sin querer vienen a la mente! CHÁVEZ VIVE. LA LUCHA POR LA PATRIA SIGUE!

San Juan de los morros, miércoles 27 de agosto de 2014.