Opinión / Antonia Muñoz

8.Ene.2017 / 10:12 am / Haga un comentario

Nada de lo que hoy diremos es nuevo, y hasta nos arriesgamos a que nos califiquen de repetitivos. Sin embargo, los dichos son sabios y por eso creemos que “quien persevera vence”. Alguien pudiera considerar que por no ser expertos en el área económica vemos la situación muy fácil. En ese caso, si alguien conoce alguna fórmula que funcione en la práctica, sería excelente idea que la compartiera porque es urgente conseguir alguna salida que permita frenar la frustración que produce el hecho que cada quien quiera vender al precio que le plazca. Es nuestra opinión que la forma más expedita  y razonable de establecer el precio justo de un bien o servicio, sería determinar cuánto cuesta producirlo y cuál debe ser la ganancia justa y legal que debe percibir quien lo produce. Cada eslabón de la cadena no puede pretender tener una ganancia del 30%. El Estado venezolano debe hacer hasta lo imposible para no permitir ganancias usureras o especulativas a través de una oportuna y profusa información de la colectividad, favoreciendo la concienciación y  organización del pueblo para boicotear a quienes pretenden enriquecerse con el empobrecimiento colectivo.

En relación a la determinación de los precios justos, a menudo surge un razonable argumento en cuanto a que no todos los productores tienen acceso a insumos subsidiados o a precios no usureros. Referimos un ejemplo vivido en Guárico en el 2013 con respecto a la determinación del precio a pagar a los agricultores por un kilogramo de arroz húmedo en concha (paddy). A propósito de la pregunta, de si los costos se calculaban a precios de Agropatria o a precio del mercado libertino, se llegó a la conclusión que lo mejor era presentarle al Ministro dos estructuras de costo, porque ciertamente son dos realidades distintas a considerar. Igual consideración se debe hacer al analizar los costos de mecanización (Pase de rastra, siembra, cosecha…) a precio Pedro Camejo y a precio de mercado no subsidiado y a veces realengo. Sin embargo, debe evitarse que alguna gente por viveza abulte los costos pretextando haber adquirido los insumos a precio de dólar paralelo, dólar negro o dólar today.

No puede seguirse tolerando ni el Estado haciéndose de la vista gorda ante manejos comerciales que a todas luces son dolosos o por lo menos irresponsables. Por ejemplo, las y los venezolanos informados no aceptamos que un alto porcentaje de las leguminosas para el consumo humano (caraotas de todos los colores, frijol, arvejas, lentejas…) que se importan a precios irrisorios y a dólar preferencial, luego se vendan en Venezuela a precios de exquisitez. ¿Cómo es posible que 1Kg de caraotas negras que se compra por un dólar en su sitio de origen, se venda en Venezuela hasta en Bs 5000? Esa es una robadera inaceptable y una desconsideración contra la gente, sobre todo cuando se trata de la proteína vegetal más consumida en Venezuela.

También hemos venido planteando la indolencia que significa que se haya permitido que en el 2016 un saco de 40 Kg de Alimento Balanceado para Animales (ABA) llegara a Bs. 25.000. Después ocurrió una baja, pero en enero de 2017  en Guanare (Portuguesa) está en Bs. 30.000 un saco con 18% de proteína para pollos de engorde y crecimiento, cerdos y vaca lechera. Esto hay que revisarlo, pero no se debe comenzar por la agropecuaria que es el  último eslabón  de la cadena comercializadora. Esto es una especulación  descarada porque los ABA se fabrican con 65% de maíz amarillo  producido en el 2015 y que fue pagado a los agricultores a Bs. 22/kg. Lo que es peor, cuando el maíz nuestro se acabó, por ahí por abril o mayo 2016, los ABA se fabricaron con maíz amarillo importado  por el Estado, cuyo precio de origen por kg no llega a Bs. 2 (dos). La información que manejamos es que el Estado se lo vende a los agroindustriales a Bs. 7/kg. La parte proteica (30%) del ABA es importada a dólar preferencial y proviene de  frijol de soya (Después de extraerle el aceite) cuyo kilogramo no llega ni a Bs.5 (cinco) en su sitio de origen. El 5 % de la mezcla lo constituye lo que se conoce como núcleo y está constituido por macros y micros minerales, vitaminas y aminoácidos esenciales. Esto no se compra a dólar preferencial, pero representa aproximadamente 3% del costo de producción. También se agrega un poco de grasa.

 Si en esa bendita mesa productiva de diálogo se analizara en forma enjundiosa y científica el tema aquí tratado, se podría sincerar y bajar el precio de los huevos, carne de ave, carne de cerdo y hasta el precio de la leche, ya que las vacas lecheras con producción superior a 8 litros por día, requieren ser suplementadas con ABA, porque todavía muchos de nuestros ganaderos  manejan sus pastizales de forma ineficiente; sobre todo en el verano para el cual generalmente no nos preparamos. Es urgente que se muestren resultados en este sentido, porque de lo contrario todo queda en pura reunión, mientras  el descontento sigue aumentando. Recuerden que las bolsas del CLAP se venden cada mes y para el caso de una familia de 7 miembros alcanza para una semana, máximo dos, lo cual indica que en el mejor de los casos hay que comprar alimentos a precios especulativos para las 2 semanas restantes del mes. A esto se suma  el hecho  que las bolsas contienen muy pocos alimentos proteicos.

Finalmente, determinar costos reales de producción e importación, fijar ganancias no usureras y calcular los precios al consumidor, son  funciones de la SUNDDE con el apoyo insustituible e indelegable de los técnicos de cada ministerio.

¡CHÁVEZ VIVE. LA LUCHA POR LA PATRIA SIGUE!

Guanare, miércoles 4 de enero de 2017.

 

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