Opinión

8.Sep.2014 / 05:48 pm / Haga un comentario

Foto: Archivo

Recordemos: un globo de ensayo es un golpe de opinión que no tiene fin específico en sí mismo pero que busca medir las reacciones a favor y en contra, en los actos y en el discurso, para analizar alguna clase de factor que pudiera ser útil o conveniente al mediano plazo.

Sobre el muñeco de torta que hoy intenta ser noticia, el venezolano Lorent (Gómez) Saleh, ya realizamos un breve perfil exponiendo sus filiaciones abiertamente neonazis, su anticomunismo ultraconvencional y cerril, y sus reivindicaciones a figuras como Felix Rodríguez, el agente cubano de la CIA que se encargó del asesinato del Che, que para Saleh es todo un ejemplo de patriota.

En 2012, antes de Colombia, Saleh ya se había lanzado en un tour con los sectores ultra de la derecha centroamericana, que nada tiene que envidiarle al uribismo en su pulsión matona.

Y si los datos le resultan insuficientes y usted quisiera profundizar en su relación con el uribismo, revise este perfil, donde Lorent Saleh da cuenta de sus relaciones con el uribismo (nótese el redomado tono jalabola cuando se refiere a Uribe como el «líder de la libertad en América Latina») y demás variables de ultraderecha, en el cavernario mosaico uribista que va de la oligarquía terrateniente y franquistoide hasta los movimientos abiertamente neonazis de las principales ciudades. Esa cercanía con el paltó parapolítico del leguleyo TLC y la motosierra.

El 26 de agosto, Saleh anunció en estos días, desde su cuenta Facebook, que inciaba estudios en la Escuela Superior de Guerra: «Hoy comienzo estudios en la Escuela Superior de Guerra de Colombia sobre Seguridad y Defensa Nacional. La Esdegue es un centro de altos estudios y formación sobre defensa más importante de América y el mundo» (la cita es textual, la redacción rivotril es de él).

Nada de esto, en sí, constituye una razón para expulsarlo del país, más allá de revelar una filiación muy fea y sospechosa en sus relaciones políticas. El asunto radica en que nadie quiere hacerse una o dos preguntas más. Comenzando por la más sencilla: ¿Qué estaba haciendo por allá antes de comenzar sus estudios en el pomposo «centro de altos estudios y formación sobre defensa más importante de América y el mundo»?

Y visto eso, ¿qué hace que un muchacho tan apadrinado por la mano peluda colombiana sea de repente aprehendido y deportado, sin que, de hecho, alguien haya movido un dedo para evitar que esto pasara, cosa que podrían hacer?

El dato escueto

Niño Saleh fue expulsado de Colombia la noche de ayer, 4 de septiembre. Agentes de Migración Colombiana lo entregaron a sus pares venezolanos. Migración Colombiana se valió del artículo 105 del Decreto 4000 de 2004, expedido por Gobierno Nacional, el cual reza que «se podrán expulsar a los extranjeros que a juicio de la autoridad migratoria realicen actividades que atenten contra la seguridad nacional, el orden público, la salud pública, la tranquilidad social, la seguridad pública”.

Por supuesto, la matriz es venderla como si se tratara, como un exceso del gobierno de Santos, de concebir a Saleh como una amenaza a la primera, a la «seguridad nacional». Y ahí, convenientemente, se quedan.

¿Pero qué tal si, yendo un poco más allá, se toman en cuenta el «orden público», la «tranquilidad social» y la «seguridad pública» revisando ciertos actos públicos y notorios del muñequito e’ torta facho en la vida política colombiana los últimos seis meses?

Oligofrenia e historial

Además de ser la propia caja de resonancia en sus deliradas cuentas de redes sociales de todo lo que esté dentro del manual fachouribista, salidista en extremo y adulador de sapos acá y allá (por ejemplo Diego Arria y la colombiana ultramontana María Fernanda Cabán), el presidente de Operación Libertad (ahora) Internacional ha sido un muy activo denunciante del «viraje castro-madurista» de Santos, su posición al calco de lo peor del uribismo respecto de las conversaciones de paz en La Habana, y comprobado activista del movimiento neonazi aquel.

Pero hasta ahí no llega. Niño Saleh no se queda en las palabras y pasa a la acción: el 7 de marzo de este año, en un acto de campaña en Cúcuta del político Antonio Navarro Wolf (exguerrillero del M-19, expresidente de la Constituyente, exalcade de Pasto y exgobernador de Nariño), Lorent Saleh atosigó al para entonces candidato al senado acusándolo de cobarde por no hacer nada respecto a Venezuela y la rrrrepresión del rrrégimen contra los querubines de la guarimba, acusándolo, de ñapa, de ser un agente pagado por Nicolás Maduro. Navarro Wolf le dijo cabrón.

Esta nota (con el video) no tiene pérdida, vale notar el tratamiento folklórico del episodio y del muchacho en cuestión.

«Estamos muy preocupados por lo que está pasando en Colombia. ¿Qué pasa si aquí se consolida la fuerza castro-chavista? Yo vengo a decirles que nosotros necesitamos el apoyo de ustedes y ustedes tienen el apoyo de nosotros», manifestó en el lanzamiento del movimiento político Alianza Nacionalista por la Libertad, el pasado 6 de julio.

Saleh era uno de los oradores de orden del evento en representación de Tercera Fuerza, el movimiento abiertamente neonazi (con skinheads con simbología del Tercer Reich). La estrella principal de una noche tan linda como esa era el congresista del partido Conservador Pablo Victoria, fallido candidato presidencial, connotado hispanista, católico utramontano y cercano al procurador Alejandro Ordóñez, una de las figuras más retardatarias de la política colombiana, ahí donde se unen el laureanismo (la línea franquistoide del partido conservador) y la parapolítica.

Consecuente con la campaña que hace a Santos un cachorro de Raúl Castro, pocos días antes de su expulsión, Saleh y sus amigotes fueron vistos montando pancartas en la autopista, acusando al primero de criminal por lo escrito más arriba. De hecho, la matriz de falsimedia se centra en magnificar este acto y hacerlo ver como la única razón por la cual le dieron una patada por el culo y lo sacaron del país.

«Aunque las razones que llevaron a Migración Colombia a expulsar a Saleh no están precisadas, es evidente que las interrupciones del extranjero en la política colombiana fueron uno de los motivos»: ni siquiera Semana puede blanquearle la oligofrenia al pichón de Peña Esclusa.

Como se puede ver, al omitir el maravilloso desempeño del frontman de Operación Libertad International (osea), lo que se quiere vender como relato es otra cosa: el ominoso secuestro de un joven activista por la libertad que no rompía ni un plato, rebozante de ideas, en una operación conjunta entre las dictaduras venezolanas y colombianas, al peor estilo de los procedimientos de la Operación Cóndor.

Pero resulta que el carajito, con esa provocadera, obviamente se lo estaba buscando.

¿Como pa qué?

Felipe Cuevas, la táctica de provocación por rating y la narrativa heroica

Trátese de Francia, España, Estados Unidos, Venezuela, Canadá, Ecuador o Namibia, si un extranjero realiza actos políticos contra el gobierno de la nación que lo alberga, participando activamente en la política, insultando al establishment, no lo van a premiar con una bolsa de torontos.

El 8 de agosto, otro «dirigente estudiantil» tuvo problemas de orden parecido, esta vez con las autoridades venezolanas. Se trata de Felipe Cuevas, militante de la abiertamente pinochetista Unión Democrática Independiente, quien fue detenido luego de realizar fotos en un lugar no autorizado y sin identificación.

Cuevas sabía que lo que hacía constituía un acto de provocación. Irse a tomar fotos en alguna sede del servicio de inteligencia de cualquier país no es una provocación que el pituco Cuevas ignore. Buscaban el ruido, y así haya sido poca e irrelevante la bulla, fue protagonizada, por supuesto, por María Corina Machado en su galope psiquiátrico.

Dentro de ese marco, es difícil también de imaginar que Saleh no supiera lo que hacía, que ignorara cuáles podrían ser las consecuencias de andar a cada rato insultando a un gobierno, sea del signo que sea. Quién sabe qué otras actividades menos publicitadas hacía Saleh con esos padrinos y amigos, tan cercanos al paramiliatrismo y al odio antichavista.

Ya se sabrá más sobre el destino de Saleh. Pero un cálculo puede hacerse desde ahora: vista la forma en que luego de pasar un tiempo detenidos, la abrumadora mayoría de los niños bien universitarios son liberados, no está de más pensar que algo similar le va a pasar a él, con la ñapa de consagrarse, con su respectivo martirologio, como una figura que incorpora a su narrativa los rigores de ser detenido, manquesea un rato.

Más ahora que ni pa un cacerolazo les da, hacen falta efectos especiales.

Coman mamey.

Por: misionverdad.com/

 

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