Opinión / Richard Canan

8.Abr.2015 / 10:40 am / Haga un comentario

Richard Canan

Sociólogo

@richardcanan

Esta semana se cumplieron 47 años del vil asesinato del apóstol Martin Luther King, ocurrido el 4 de abril de 1968.Su lucha, tesón y sacrificio permitieron iniciar un largo camino para combatir la discriminación racial, la exclusión y las desigualdades sociales en Estados Unidos.

Han pasado cinco décadas de este terrible hecho. Sin embargo Estados Unidos aún vive bajo la sombra de graves contradicciones sociales y morales a lo interno de su sociedad. Recordemos que bien cercano, recién en los años 60, los afrodescendientes no podían compartir ni asistir a las mismas escuelas, hospitales, restaurantes y hasta iglesias que los hombres blancos. Mucho menos era “tolerado” casarse entre si o mantener relaciones sociales y de amistad. Fue Martin Luther King quien estremeció los cimientos de la clase dominante conservadora de Estados Unidos con la estrategia de la resistencia pacífica.

Martin Luther King nació el 15 de enero de 1929 en Atlanta, Georgia.En pleno sureste de Estados Unidos, donde aún perduraban las reminiscencias de una sociedad segregacionista y esclavista surgida de las plantaciones de algodón.

Fue Pastor de la Iglesia Bautista. Sociólogo y Teólogo, Doctor en Filosofía. Fue un destacado pacifista (luchar mediante métodos no violentos), líder del Movimiento por los Derechos Civiles,contra la segregación y la discriminación racial.Fue activista por el derecho al voto, se opuso a la Guerra de Vietnam y luchó contra la pobreza y la exclusión. Suyas son las frases “alimentar a los hambrientos”, “vestir a los desnudos”, “amar y servir a la humanidad”.Por todas sus luchas a favor de los afroamericanos y contra la discriminación racial, en 1964 le fue otorgado el Premio Nobel de la Paz. Qué vergüenza debe darle al Presidente Obama, comparar su medallita del Premio Nobel con la gigantesca y heroica medalla de Martin Luther King. Veamos algunos de sus logros:

Derechos Civiles

Martin Luther King dirigió protestas pacíficas en contra de la discriminación racial y por la igualdad de derechos. La gran victoria política en la lucha contra la discriminación racial se logró en 1964 con la promulgación de la Ley de los Derechos Civiles, la cual prohibió la discriminación por motivos de raza, color, religión, sexo u origen nacional, así como la segregación racial en las escuelas, lugares de trabajo y servicios públicos. En 1965 se promulgó la Ley del Derecho al Voto, la cual creó mecanismos de protección contra las discriminaciones hacia las minorías raciales en el ejercicio del derecho al voto, ya que en los estados sureños aún persistían leyes electorales que exigían a los votantes pruebas de alfabetización, impuestos de capitación, tener propiedades o tener “condiciones morales”. Todos estos requisitos eran oprobiosos, denigrantes y cercenaban los derechos políticos de la población afrodescendiente.

Contra el Materialismo

Martin Luther King, como pastor cristiano y referente moral para su gente, crítico el estilo de vida americano (American Way of Life)por su tendencia al consumismo y al materialismo, el cual desvía al hombre de la causa del bien:“La gran tragedia de la vida es que con demasiada frecuencia autorizamos a los medios con los que vivimos a alejarnos del fin para el que vivimos”. En este sentido orientaba: “Debemos comenzar rápidamente a pasar de una sociedad orientada hacia las cosas a una sociedad orientada hacia la persona. Cuando las máquinas y los ordenadores, los motivos de beneficios y los derechos de propiedad son considerados más importantes que los individuos, el triplete gigante compuesto por el racismo, el materialismo y el militarismo es imposible de vencer”. A este elevado pensamiento de vida, basado en la prevalencia del hombre, se le suman sus enseñanzas y prácticas sobre el Pacifismo. Por eso,Martin Luther King siempre impulsó la no violencia como método justo para el logro de los objetivos trazados para alcanzar la igualdad y rechazar atrocidades como las cometidas durante la guerra de Vietnam.

Yo tengo un sueño

El 28 de agosto de 1963 se realizó una multitudinaria marcha sobre Washington donde Martin Luther King pronunció su extraordinario discurso “Yo tengo un sueño”. Ante más de 250 mil personas concentradas frente al monumento a Abraham Lincoln dijo: «Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en una nación donde no sean juzgados por el color de su piel sino por el rasgo de su personalidad». Allí también expresó: “Yo tengo un sueño que algún día cada valle será elevado, y cada colina y montaña serán hechas llanas. Los lugares más ásperos serán aplanados y los lugares torcidos serán hechos rectos, y la gloria de Dios será revelada y todo género humano se verá junto”.A partir de este momento el Movimiento por los Derechos Civiles se extendería y multiplicaría inconteniblemente por todo el país, consolidando a Martin Luther King como uno de los más grandes líderes en la historia de Estados Unidos.

Este sonoro y masivo mensaje de paz e igualdad en favor de los afroamericanos, exasperó a la derecha conservadora norteamericana, la cual descargó su odio y miserias asesinando a Martin Luther King en Memphis (Tennessee), a manos de un segregacionista blanco.Contra el odio se levantó un pueblo y a sus funerales asistieron más de 300.000 personas.

Estados Unidos y sus contradicciones

Estados Unidos, policía, juez y verdugo del mundo, aplica el acido imperial para juzgar y condenar sin derecho a pataleo a los otros. Su inmoralidad los lleva a exigir cosas que ellos mismos son incapaces de hacer en favor de su propio pueblo. En el circo de neón del sueño americano solo venden falsos espejitos de libertad e igualdad. Todo es falso. La realidad se ve a través de inmorales casos de discriminación racial como los vividos en Ferguson. Allí está la punta del iceberg de la persistencia de altos niveles de discriminación e intolerancia hacia los grupos sociales más vulnerables y oprimidos: los afrodescendientes y latinos. Son vastos grupos sociales sumergidos en atroces niveles de pobreza y exclusión, sin acceso a servicios de salud, vivienda, alimentos, educación o empleos dignos. Nadie mira bajo la alfombra del imperio. Esta gente no tiene voz, rostro, ni cobertura mediática de los grandes medios. Son los pobres invisibles del imperio más poderoso del planeta.

Al margen de los insólitos y contradictorios hechos que ocurren al interior de los Estados Unidos, este país que pretende imponernos por la fuerza sus “pintorescas” y particulares lecciones de moral y Derechos Humanos, acaba de aprobar (la Cámara de representantes de Utah), un nuevo método“humanitario”para aplicar la pena capital a los condenados que esperan en el corredor de la muerte y que por “casualidad” son en su mayoría afrodescendientes y latinos. Este nuevo método (más bien uno viejo rescatado del Lejano Oeste), consiste en utilizar pelotones de fusilamiento (que raro que vayan a gastar dinero en balas), en las ejecuciones donde no se consigan los insumos y químicos necesarios para las inyecciones letales. Que humanitarios los gringos, casi que avanzan a paso acelerado a los niveles superiores de la humanidad. La aplicación de la pena de muerte es una vergüenza y una atrocidad para la humanidad. Tolerable cuando la aplican ellos, pero para el resto del mundo, otro rasero.

Esta gente que ostenta el poder político, la misma que ordenó matar a Martin Luther King y mantiene viva la discriminación y la exclusión de su propio pueblo, es la que nos acusa de ser una amenaza para ellos. A nosotros que somos un pueblo pacífico, descendientes de Libertadores, amantes de la paz, la justicia, la equidad y la solidaridad con el prójimo.

Que descaro. Por el contrario, deberían venir a recibir lecciones sobre la lucha contra el analfabetismo, el aumento de los pensionados o el incremento de la escolaridad en todos los niveles de la educación primaria, básica y universitaria. Que los gringos vengan a esta tierra a aprender a ser más humanos. Más dignos de la raza humana.

 

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