Opinión / Aldemaro Barrios
Todo viajero que cruza con su mirada la sabana aluvión de Cantaura en el estado Anzoátegui rumbo sur, se preguntará dónde quedarán Los Changurriales del Morocho en los que bifurcan los recuerdos tristes del fin de una historia que solo los dolientes, algunas víctimas y los que aún demandan justicia, quieren rememorar para volver cada 4 de octubre a la masacre que marca por el resto de sus días a quien fuera secretario del presidente Luis Herrera Campins, el hoy secretario general de la MUD, Ramón Guillermo Aveledo, entre otros.
Peor todavía. Eso que realmente no era un frente guerrillero porque no tenía estructura orgánica ni la fortaleza militar para ostentar tal calificación, estaba infiltrado hasta en su más alta jerarquía, y parte de la dirigencia superior de Bandera Roja hoy se posiciona del lado contrario a la izquierda y coquetea falderamente con los más rancio de la derecha venezolana, como Gabriel Puerta Aponte sentado en la primera fila de la MUD.
No es el mundo al revés del escritor Eduardo Galeano, porque sería demasiada elegancia para enrostrar la maldad y la traición artera de quienes hoy pretenden erigirse en justicieros, es una vergüenza inmunda verlos sentados uno al lado del otro representando un papel fétido ante quienes hacen ejercicio de memoria por lo ocurrido en Cantaura el 4 de octubre de 1982.
Qué lección tan impresionante y extraordinaria nos muestra esa historia, la perversidad de estos personajes que se presentan ante las cámaras de TV sin muecas de sus cortedades, diciendo que estamos en medio de una “dictadura” y a la vez embestidos de autoridad como jefes de partidos que participan en unas elecciones abiertas.
La masacre de Cantaura es una de las lecciones más crudas de estos tiempos por las derivaciones políticas e históricas que de ella se desprenden cuando la analizamos a la luz de los hechos actuales.
Pero, también, resulta un ensayo que ponen a prueba la capacidad del Estado para reivindicar justicia y reparar moralmente a las víctimas que creyentes de sus ideales, sacrificaron sus vidas ante el terrorismo de Estado, y a los familiares y amigos que estarán acompañados por la Comisión por la Justicia y la Verdad este sábado 5 de octubre en el acto conmemorativo al sur de Cantaura, donde limita la memoria de un pasado presente.
venezuelared@gmail.com