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Por Edgardo Toro Carreño

El gobierno del presidente Hugo Chávez así como el del presidente Nicolás Maduro han asumido con seriedad la reivindicación del derecho humano a la alimentación en Venezuela, al punto que en 2013 la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, ONUAA, FAO (por sus siglas en inglés), reconoció el compromiso de la política pública venezolana por lograr reducir a la mitad el porcentaje y el número de personas con hambre o subnutrición en el país antes de 2015.

Venezuela ha participado activamente en las actividades y conferencias organizadas por este importante foro de carácter multilateral, con sede en Roma, Italia, con la finalidad de transmitir la verdad sobre la situación política-social venezolana, enfocada al derecho humano a la alimentación.

En ese sentido, el pasado lunes 19 de octubre de 2020 en la 36º Conferencia Regional de la FAO se reiteró firmemente el irrestricto apego al multilateralismo y a los principios del derecho internacional establecidos en la Carta de Naciones Unidas como única vía para alcanzar el derecho de los pueblos a la paz, mediante mecanismos que garanticen la igualdad en el acceso a los recursos materiales y financieros necesarios para garantizar el derecho al desarrollo y a la alimentación.

Venezuela ratificó su irrestricto compromiso con la erradicación de la pobreza y el hambre, pese a la grave situación generada por la pandemia del Covid-19 y el recrudecimiento de las ilegales medidas coercitivas unilaterales impuestas por el Gobierno de Estados Unidos.
El espacio brindó la oportunidad para que el camarada canciller Jorge Arreaza, en compañía de los ministros del poder popular para la Alimentación, Carlos Leal Tellería y para Ecosocialismo, Oswaldo Barbera, denunciaran el impacto negativo de las medidas coercitivas unilaterales en el disfrute de los derechos humanos, particularmente el derecho a la alimentación de la población venezolana.
En esa instancia se denunció que, como parte de la agresión imperial, el índice de prevalencia de subalimentación es altamente sensible a las importaciones y afecta de manera directa e indirecta la producción, transformación y comercialización de materias primas, alimentos, insumos agrícolas y tecnologías pertinentes para el desarrollo agrícola.

En ese sentido, el Gobierno venezolano responsablemente informó todas las medidas y programas sociales que ha desarrollado a nivel nacional para garantizar el derecho a la alimentación de la población, acorde a las demandas nutricionales de cada grupo atendido.

Sólo por mencionar algunos programas sociales, tenemos las acciones revolucionarias que han llevado a Venezuela a resistir los embates del bloqueo criminal, como el Programa de Alimentación Escolar (PAE), las Ferias del Campo Soberano –con un subsidio promedio de 80% en los rubros alimenticios–, los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), garantizando el abastecimiento a más de 7 millones de familias de la mayoría de los alimentos de la cesta básica a precios subvencionados y de manera gratuita a los más vulnerables.

De igual manera, el Estado implementa de forma permanente el programa de estímulo a la práctica de lactancia materna exclusiva, como primer acto de soberanía alimentaria. Este programa ha alcanzado la prevalencia del 71,3% en esta práctica, posicionando a Venezuela por encima del nivel recomendado por la OMS de 50%, alcanzando a más de 2 millones de lactantes en todo el país.

Estas diversas políticas de protección alimentaria y nutricional, se han fortalecido para contener y minimizar los impactos negativos de las odiosas medidas coercitivas unilaterales en el disfrute de los derechos humanos, particularmente en el disfrute del derecho a la alimentación de los y las venezolanas.

En este mismo ámbito, anunció el canciller Arreaza a las autoridades de la FAO que en Venezuela se aprobó la Ley Antibloqueo para el Desarrollo Nacional y la Garantía de los Derechos del Pueblo venezolano, y que los recursos que se obtengan de su aplicación se destinarán prioritariamente a la producción y distribución de alimentos, a través de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP).

De igual manera, se reiteró a la FAO el compromiso con el cumplimiento del segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible de la ONU, relativo a la erradicación del hambre mediante la implementación de políticas de protección alimentaria vanguardistas en beneficio del pueblo, reconocido en reiteradas oportunidades por la FAO.
El éxito de todos los programas sociales en el área de la alimentación en Venezuela corresponde a la integración del Poder Popular organizado en éstas políticas de Estado, constituyéndose como principal contralor de las políticas públicas en Venezuela, con los movimientos sociales y organizaciones de trabajadores, que son la fuerza motriz en el territorio.

Esta Conferencia brindó la oportunidad para que Venezuela apoyase la presentación de la iniciativa “Mano a Mano” de la FAO, dirigida a focalizar más recursos en los sectores más necesitados de las regiones. Bajo esa importante e interesante iniciativa, el Gobierno venezolano propuso a la FAO que también se considere un Mano a Mano para los países que son sujetos de bloqueos o medidas coercitivas unilaterales, que les permitan vencer los obstáculos y dificultades para adquirir alimentos para los pueblo víctimas de su ilegal imposición.

Igualmente sirvió para informar el importante trabajo que se ha desarrollado en el país para mejorar la capacidad nacional de producción de semillas, ámbito en el que el Gobierno Bolivariano ha promovido una alianza científico-campesina.
Importantísimo que el Gobierno venezolano continúe participando en los diferentes foros multilaterales para transmitir la verdad al mundo sobre la agresión de la Casa Blanca y sus súbditos, y como el pueblo digno venezolano continúa resistiendo y avanzando pese a las dificultades.

La Conferencia Regional de la FAO es un foro oficial que se convoca cada dos años, donde los Ministros de Agricultura y altos funcionarios de los Estados miembros de la región, se reúnen para debatir sobre los retos y cuestiones prioritarias relacionadas con la alimentación y la agricultura con el fin de promover la coherencia regional en las cuestiones políticas de carácter global.