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Eduardo Piñate, miembro de la Dirección Nacional del Partido Socialista Unido del Venezuela (PSUV),  tiene una larga trayectoria política, antes y durante la revolución bolivariana. Con él hemos discutido la fase que atraviesa el proceso bolivariano dentro de la coyuntura internacional.

¿Qué papel juega la clase obrera en el proceso bolivariano y en la construcción del Bloque Histórico, y cómo ha cambiado la composición de la clase desde la IV República hasta hoy? ¿Podemos hablar de una “aristocracia obrera” y de ser así, en qué términos?

La clase obrera es la clase de vanguardia del Bloque Histórico Bolivariano  socialista, conformado por todo el pueblo explotado y oprimido en los 168 años de la  IV República, desde 1830  cuando fue derrotado el proyecto de Bolívar y la oligarquía tomó el poder y asumió la hegemonía en el país y el continente  hasta que el Comandante Chávez asumió la Presidencia de la República en febrero de 1999. La clase obrera es la clase de vanguardia en la construcción del Socialismo, esa es una verdad incontrovertible desde que Marx y Engels la plantearon a mediados del siglo XIX en el “Manifiesto Comunista” y otros trabajos. Marx en su obra cumbre “El Capital” al desnudar las contradicciones del sistema capitalista, también presenta de manera profunda a sus sepultureros: El proletariado.

Ahora bien, el Comandante Chávez en su momento y el Camarada Nicolás Maduro, han reivindicado a la clase obrera en su papel de vanguardia; “Sin la clase obrera no será posible construir el Socialismo Bolivariano”, plantearon ambos; así también está recogido en la declaración de principios y las bases programáticas del PSUV, aunque, desde luego, no lo hará sola, precisa del resto de las clases y sectores sociales que conforman el pueblo y el Bloque Histórico Bolivariano y Socialista.

Para nosotros hoy en Venezuela ese no es un problema doctrinario o filosófico, es una demanda del momento. La brutal guerra a la que hemos sido sometidos por el imperialismo, golpeó duramente la producción, la economía y las condiciones materiales de vida del pueblo; no obstante, hemos resistido por la conciencia del pueblo, por una dirección revolucionaria consecuente y un gobierno, encabezado por Nicolás Maduro, que desarrolló todo un sistema de protección social. Pero nos planteamos pasar de la resistencia a la ofensiva, para derrotar el bloqueo y las sanciones y recuperar la economía, en función de llegar a los niveles de prosperidad que logramos en la primera década de la Revolución. Eso solo es posible levantando la producción, desarrollando las fuerzas productivas, elevando la producción de riquezas y para esta tarea la vanguardia es la clase obrera, que ya la viene asumiendo con los Consejos Productivos de Trabajadores (CPT), armados de un nuevo modelo de gestión (El Modelo de Gestión Empresarial Socialista) y los cuerpos combatientes de la clase obrera, como garantías de la producción en cualquier circunstancia: guerra, paz, conmoción interna o desastre natural.

El cambio en la clase obrera desde la IV República hasta hoy, es principalmente en su nivel de conciencia y su organización, que nos ha permitido elevar la producción en sectores fundamentales del país y seguir avanzando. No quiere decir que tengamos resueltos todos los problemas, aun debemos avanzar más con los CPT y la implantación del nuevo modelo de gestión en sectores o empresas donde todavía hay resistencia, también debemos superar limitaciones en  el movimiento sindical, pero nadie puede negar el importante papel de vanguardia de la clase obrera venezolana en esta fase de la construcción del Socialismo Bolivariano.

En mi modesta opinión, la “aristocracia obrera” se acabó en Venezuela con la CTV. En la medida que esa organización de domesticación  de la clase se fue reduciendo a lo que es hoy, una especie de fantasma con existencia jurídica, pero no real, se fue acabando la “aristocracia obrera” de la que la cúpula de esa organización fue la expresión más desarrollada en Venezuela. Sus dos últimos actos como tal fueron el golpe de Estado contra el Comandante Chávez  el 11 de abril de 2002 y el paro sabotaje petrolero de diciembre de 2002 a febrero de 2003. En ambos casos, se agruparon con lo más reaccionario de la sociedad venezolana; la organización empresarial Fedecamaras, la Conferencia Episcopal y los partidos de derecha, bajo la dirección del imperialismo estadounidense, y fueron derrotados por nuestro pueblo en unión cívico militar

La pandemia del coronavirus ha dejado al descubierto la crisis estructural del modelo capitalista y ha sacado a la luz nuevas formas de trabajo que pueden significar nuevas formas de explotación, como el trabajo a distancia. ¿Cómo está reflexionando el PSUV sobre esto y qué salvaguardas imagina?

La pandemia del coronavirus no solo ha dejado al descubierto la crisis estructural del modelo capitalista, sino que la aceleró y la profundizó, con consecuencias terribles para la propia  economía capitalista, para los trabajadores y para los pueblos.

También aceleró la emergencia de  nuevas tendencias y formas de trabajo que ya existían, algunas desde la década de 1970 del siglo pasado, como el teletrabajo, según algunos especialistas. En algunos países por ejemplo Perú y Argentina, ya hay legislación sobre la materia,  lo cual refuerza el hecho de que existían antes de la pandemia.

Nosotros estamos reflexionando sobre eso, el año pasado desde el Ministerio del Poder Popular para el Proceso Social de Trabajo, hicimos un seminario nacional sobre Teletrabajo que agrupó a especialistas de distintas disciplinas, dirigentes sindicales y obreros en general, dirigentes políticos y empresarios. Sé que también algunos sectores empresariales de Venezuela discuten hoy sobre el tema.

El desafío  central para una revolución como la nuestra – socialista, bolivariana y chavista – es que ante una realidad que llegó para quedarse, como el trabajo a distancia, teletrabajo o trabajo 2.0, como también lo llaman; tenemos que preservar los derechos de los trabajadores, establecidos en nuestra legislación laboral y nuestro texto constitucional, impedir que sea una  fuente. de flexibilización de las relaciones laborales y de explotación o sobreexplotación de de la fuerza de trabajo.

La pandemia del coronavirus ha puesto de manifiesto la necesidad del papel del Estado y la planificación socialista a nivel mundial. ¿Cómo se concilia esto con el Estado de las comunas que se quiere construir y cómo funcionará en la práctica?

El Estado Comunal no significa una federación de comunas. La comuna está concebida como el núcleo del Estado socialista bolivariano que estamos construyendo,  que implica un nivel muy importante de centralización política – más aún en las condiciones de guerra a la que estamos sometidos por el imperialismo y sus lacayos – y desconcentración administrativa.  Las comunas son el espacio territorial para el ejercicio directo del Poder por parte del pueblo, como lo establece la Constitución Bolivariana y en ese sentido, son el instrumento para fortalecer el protagonismo del pueblo, nuestra democracia participativa y protagónica y del Estado Revolucionario, que con ellas favorece la conexión de los escalones superiores de toma de decisiones, en el Estado con las bases del pueblo.

Eres un marxista que se formó en la gran escuela del siglo XX. ¿Cómo se le ocurrió la idea del socialismo del siglo XXI y cómo encaja esto con su educación política?

La idea o el planteamiento del Socialismo del siglo XXI, es del Comandante Supremo Hugo Chávez. Cuando el Comandante planteó esa categoría lo hizo desde una posición profundamente dialéctica y por lo tanto anti-dogmatica; en ella establece, por un lado, el carácter original de nuestro socialismo, que parte de nuestra realidad histórico – cultural, de nuestras luchas, de las tesis sobre el carácter original que deben tener nuestras instituciones y procesos de  liberación, expresadas por Bolívar y Simón Rodríguez  en el siglo XIX y José Carlos Mariátegui en el siglo XX, entre otros. En ese sentido, expresa una ruptura con las experiencias del llamado “socialismo real” en Europa Oriental y sus desviaciones burocráticas y anti-democráticas.

Pero al mismo tiempo, es continuidad de la idea del socialismo y lo mejor  de la tradición  teórica y práctica del marxismo: su humanismo, el carácter liberador, la lucha contra la explotación capitalista, la necesidad del partido revolucionario de vanguardia y el internacionalismo, entre otros. Además, incorpora en su pensamiento y doctrina, aportes latinoamericanos que tienen gran nfluencia del marxismo, como la Educación Popular (con Paulo Freire y otros) y  la Teología de la Liberación.

Después del gran ciclo de lucha de la década de 1970, durante el cual se produjo también una oposición armada en Europa, ya no existe una subjetividad organizada capaz de aprovechar las crisis producidas por el capitalismo. ¿Cuál es tu análisis considerando que el PSUV ha organizado varios congresos mundiales centrados en una agenda común de lucha internacionalista?

Yo creo que hoy tiene más vigencia que nunca la tesis de Marx y Engels en el Manifiesto Comunista: “La lucha de los proletarios es nacional  por  su forma  e internacional, por su contenido”. La arremetida de la oligarquía financiera internacional, del gran capital, contra los pueblos, desde mediados de la década de 1970 y principios de los 80 con la consolidación del neoliberalismo, hasta hoy, confirma esa tesis de la necesaria unidad de los pueblos y la clase obrera a escala internacional para enfrentarlos y derrotarlos.

En todo este período hubo procesos de lucha y resistencia parciales, por países o por movimientos. En Europa hubo una derrota del movimiento revolucionario y del movimiento obrero, que terminó perdiendo en  las últimas tres décadas del siglo XX las conquistas logradas en la primera mitad del siglo; esto a pesar del Mayo Francés, de los movimientos insurgentes en países como Italia y Alemania en los 70 y varias importantes huelgas obreras de esos años. Paralelamente, surgieron  las tesis del Eurocomunismo  y otras, que simplemente reeditaron la traición histórica de la socialdemocracia, ya denunciada por Lenin.

En Venezuela y América Latina vivimos un proceso inverso en la primera década del siglo XXI con la Revolución Bolivariana, Chávez y el pueblo venezolano al frente – como doscientos años antes – , proceso que condujo a la perdida de la iniciativa política del imperialismo en el continente y a cambiar la correlación de fuerzas, con el surgimiento de un grupo de gobiernos progresistas, nacionalistas y revolucionarios con distintos niveles de radicalidad, pero que, objetivamente, entraron en contradicción con el imperialismo. La derrota del ALCA y la creación de nuevas organizaciones de integración latinoamericana y caribeña como  la ALBA, UNASUR y la CELAC, son una muestra de lo que decimos.

Cierto es que el imperialismo lanzó contraofensivas y recuperó  espacios, varios de los cuales han sido retomados por los pueblos. Nuestra América hoy es continente en disputa, pero la conciencia antiimperialista de nuestros pueblos nos está llevando a una segunda oleada Revolucionaria, más profunda que la primera, como ha dicho el camarada Presidente Nicolás Maduro.

Por otra parte, estamos en medio de una confrontación geopolítica planetaria, en el marco de la crisis global y estructural del capitalismo. Todo el sistema de relaciones – políticas, económicas, culturales y militares – que se conformó después de la II guerra mundial  está en cuestión, incluyendo la hegemonía de EEUU en el mundo, por la emergencia de otros países, con economías y fortaleza política y militar. El núcleo geopolítico planetario se está desplazando  hacia la región del Asia Pacifico, como lo llaman algunos, con China y Rusia a la cabeza.

En estas condiciones, es fundamental la unión de los pueblos para destruir el capitalismo, el neoliberalismo y el imperialismo y construir el Socialismo. Esa es nuestra visión de este problema.

La lucha contra el patriarcado es un eje fundamental de la lucha contra el capitalismo y el imperialismo. ¿Cómo desarrollaste este tema? ¿Es cierto que ha habido un retroceso progresivo tras la desaparición de Chávez?

Los y las socialistas luchamos contra toda forma de explotación y opresión, luchamos por la igualdad establecida y practicada, como propuso el Libertador en su famoso Discurso de Angostura. El patriarcado es enemigo de esa igualdad. El Comandante Chávez y el presidente Nicolás Maduro siempre enfatizan que el socialismo o es feminista o no es socialismo, y yo lo creo.

Con el Comandante Hugo Chávez avanzamos mucho en la lucha contra el patriarcado y por la igualdad de género,  tanto desde el punto de vista institucional, como conceptual. El Presidente Nicolás Maduro le ha dado continuidad a esta batalla, que no es fácil, pues se trata de luchar contra más de 500 años de cultura machista y patriarcal.

En conclusión, no creo que hayamos retrocedido después de la desaparición física del Comandante Chávez; a lo mejor no hemos avanzado con la rapidez necesaria, pero no hemos retrocedido; la lucha contra el patriarcado es un componente esencial de nuestro programa revolucionario.

¿Puede resumir en la práctica, cuáles fueron las medidas para proteger a las trabajadoras y los trabajadores, incluso informales, decididas por Maduro, en estos tiempos de pandemia?

Te resumo algunas:

·      Decreto de Inamovilidad Laboral hasta el 31 de diciembre de 2020. Ratificado ese mismo día mediante decreto presidencial por dos años más.

·      El Gobierno asumió el pago de las nóminas de las pequeñas y medianas empresas que entraran en cuarentena, así como a los trabajadores informales.

·      Prohibición del desalojo por falta de pago de alquiler a personas y empresas que no estaban laborando, producto de la cuarentena.

·      Se reforzó todo el sistema de los bonos solidarios a través del Carnet de la Patria.

·      En mayo de 2020 hubo un incremento del salario mínimo  y del cesta ticket socialista y el 1ro de noviembre entró en vigencia un ajuste al ingreso de los trabajadores del sector público, como parte de la política de defensa del salario y el ingreso de las familias.

Has leído la entrevista de Elías Jaua en la BBC en español de la que también habló Maduro? En la práctica, Jaua dice que con el bloqueo hemos vuelto a una situación capitalista. ¿Es eso así? Y en este caso, ¿no cree que las necesarias medidas económicas previstas por la Ley Constitucional Antibloqueo alejarían aun más la perspectiva de la transición al socialismo?

El Comandante Hugo Chávez concibió el socialismo venezolano en cinco dimensiones: política, económica, social, moral y territorial. La primera conclusión es que en el proceso de transición socialista en Venezuela se cumple la ley del desarrollo desigual y combinado. Nuestros avances  en los terrenos político y social son indudables. Tenemos una democracia vigorosa, viva, con instituciones sólidas y ahora más fortalecidas con  la recuperación de la Asamblea Nacional por las fuerzas revolucionarias; nuestro modelo democrático participativo y protagónico es muy superior a la democracia liberal burguesa; nuestra democracia se basa en el protagonismo popular a través de una amplia y diversa red de organizaciones que conforman el Poder Popular. No concebimos la democracia como un acto que se realiza cada 5 o 6 años para definir los cargos de elección popular – aunque hacemos elecciones de este tipo y bastantes más que ningún otro país del mundo – la concebimos como un proceso cotidiano de toma de decisiones en todos los espacios, territoriales y sociales, en las comunidades, en los centros de estudios y en los centros de trabajo. En lo social, a pesar de lo brutal de la guerra contra nuestro pueblo, hemos defendido los logros sociales de la revolución con una política de protección social que garantiza el acceso gratuito a la educación (con más del 90% de escolaridad y 80% de ellos en la educación pública)  a la salud (los resultados de la lucha contra el COVID 19 en el país son una muestra evidente), el derecho a la vivienda (no creo que haya un solo país del mundo que haya construido y entregado al pueblo 3 millones 400 mil viviendas entre 2011 y 2020), el derecho al trabajo y la política de defensa del salario y los ingresos de la familia; son una muestra de un proyecto  que construye la igualdad social como expresión del socialismo.

Obviamente, donde avanzamos con más lentitud es en la dimensión  económica. Creo que es una dimensión en la que se han producido grandes debates históricos en los países que se han planteado procesos de construcción socialista; recordemos los debates en la URSS con la aplicación de la NEP, en los que participan, entre otros, Lenin,  Trotsky, Bujarin y Preobajenski; o en Cuba a principio de los 60 entre el Che, Charles Bettelheim y Carlos Rafael Rodríguez, entre otros. En este terreno, la primera conclusión es que no hay recetas, que tenemos que afrontar el debate y la investigación con el espíritu crítico y anti- dogmatico de Chávez o del Che.

En nuestra opinión, en Venezuela vivimos un periodo de prosperidad económica entre 2006 y 2012, allí están los indicadores, lo cual nos permitió acometer transformaciones sociales, en la infraestructura productiva y en la economía, que nos pusieron en un alto nivel de desarrollo social. A partir del 2013 el imperialismo se planteó  y lo logró con el bloqueo, las medidas coercitivas unilaterales (las mal llamadas sanciones), el robo de nuestros activos en el exterior y la persecución  de nuestras operaciones comerciales y financieras por todo el mundo, detener el ingreso de divisas al país para lo cual centró  su ataque en PDVSA y el Banco Central de Venezuela. De modo que en el  año 2013 ingresaron al país por concepto de ingreso petrolero, más de 56 mil millones de USD, en 2020 ingresaron 740 millones de USD. Creo que esto da una medida del impacto de la agresión económica contra Venezuela.

La Ley Constitucional Antibloqueo es nuestra respuesta a esa agresión y tiene la finalidad de traer inversiones al país para incrementar el ingreso de divisas en función de seguir activando el aparato productivo, mejorar el salario de los trabajadores, el ingreso de las familias, etc. En ese sentido, no aleja la perspectiva de la transición al socialismo, sino que la acerca.

La dimensión ética, moral, la de los valores, es un terreno de combate. Es obvio que hemos avanzado, de no haber sido así no habríamos resistido la guerra multiforme del imperialismo; no obstante, es mucho lo que tenemos que hacer para derrotar la ideología burguesa y sus manifestaciones. El modelo rentista petrolero que tiene más de 100 años instalado en el país, dejó una cultura también rentista que es antagónica a los  valores del chavismo. En el terreno ideológico y cultural también se libra un fiero combate en Venezuela.

En conclusión, en Venezuela no estamos volviendo al capitalismo donde ya lo superamos, en el caso de la economía nunca hemos tenido una economía socialista, eso ya lo dijo Chávez en la introducción al Plan de la Patria: “ No nos llenemos a engaño, la formación económico-social venezolana es capitalista, el socialismo entre nosotros apenas empieza a dar sus primeros pasos”. dijo el Comandante; resistimos la agresión económica del imperialismo, nos preparamos para dar el salto hacia una economía diversificada y productiva, para avanzar hacia el socialismo.

La farsa del autoproclamado continuará, quizás en otras formas. ¿Tendrá que convivir el proceso bolivariano con una especie de contrapoder reaccionario? ¿Cómo afrontar el problema?

El contrapoder reaccionario de la Revolución Bolivariana es el imperialismo, la persona que mencionas y su grupo delincuencial ya no tienen ninguna influencia política en ningún sector del país. De ellos se encargarán las instituciones, la justicia y la Historia.

A menudo se ha hablado de la necesidad de una revolución en el sector administrativo del Estado, fuente de burocracia y de corrupción. Como sabemos, ha habido diferentes formas de abordar este problema: en la China de Mao y en la actual, en la Rusia de Lenin o en la Cuba de Fidel Castro, etc. Uno de los obstáculos a enfrentar es el de la formación, tanto política como profesional, de los cuadros dirigentes del Estado y de las relaciones con el partido. ¿Cómo funciona en Venezuela? ¿Cómo se aborda este problema dado que en los ministerios los funcionarios públicos sueles ser de la IV República?

El tema del burocratismo es también un tema común a la revolución socialista del siglo XX – hay trabajos sobre ello de Lenin y el Che, por mencionar dos experiencias concretas de distintos momentos del siglo pasado, así como el de la  corrupción.  Ambos parecen haber transcendido, con mayor o menor intensidad, al siglo XXI.

Por razones históricas, nosotros heredamos el modelo rentista petrolero que es, como afirmamos en otra parte de tu entrevista, antagónico al socialismo, que es por esencia la sociedad del trabajo. Ese modelo tiene también una cultura rentista, e incluso una cultura burocrática, asociada a él, que se produce y reproduce todos los días en diversas instituciones del Estado. Se impone por la fuerza de la costumbre y de la ideología burguesa que todavía permea determinados sectores de la sociedad.

Eso es así, independientemente que en los ministerios y otras instituciones del Estado los servidores públicos estén allí desde la IV república o hayan llegado en la V, y tiene razones estructurales. Por eso avanzamos con la transformación del Estado- junto a la economía y toda la sociedad – con el fortalecimiento del Poder Popular, que va a ser un factor determinante de esa transformación con el parlamento comunal y las ciudades comunales, que serán discutidas por la nueva Asamblea Nacional. Por otro lado, el camarada presidente Nicolás Maduro nos convoca siempre a la lucha contra el burocratismo, la negligencia, y la corrupción, contra lo mal hecho, contra el minimalismo (que consiste en hacer solo el mínimo necesario, no esforzarse por dar más). Es una batalla permanente que tenemos que desarrollar desde el partido de vanguardia política de Revolución Bolivariana, el PSUV, y desde las propias instituciones del Estado. Es una batalla que tiene que ver con la formación, que involucra teoría y práctica, y el análisis crítico y autocritico de la propia experiencia- individual y colectiva – de los funcionarios y también, revisar y renovar permanentemente los métodos de trabajo y dirección para hacerlos más democráticos y participativos y también los liderazgos.

Así enfrentamos este problema en Venezuela.

Resumen Latinoamericano

 

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