Opinión / Noticias / Eduardo Piñate
En el momento en que escribo este artículo se están desarrollando las deliberaciones de la plenaria final del IV Congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela, acabamos de decidir -propuesta por el camarada Presidente Nicolás Maduro- la extensión de esta reunión hasta el 30 de agosto por lo menos. La semana próxima reflexionaremos sobre los acuerdos y decisiones de estos primeros tres días.
También celebramos el primer aniversario de la elección (30 de julio) y la instalación (4 de agosto) de la Asamblea Nacional Constituyente. Si algún acontecimiento hay que destacar en la épica de la Revolución Bolivariana es la elección de esa expresión del Poder Soberano del pueblo. Ese día acudimos a los centros electorales de todo el país bajo el asedio de la violencia fascista, cuyos dirigentes tenían conciencia que con ese evento se sellaba la derrota de 120 días de violencia, de su plan de guerra civil y destrucción nacional.
La instalación y desarrollo de este primer año en funciones de la Asamblea Nacional Constituyente instauró la paz y la estabilidad política en el país. Eso hecho solo, bastaría para justificarla ante la historia. Pero es mucho más que eso, en este año de combate la ANC aprobó más de una decena de leyes Constitucionales a favor del pueblo y los intereses nacionales, varias decenas de actos Constituyentes y se transformó en un escenario fundamental del debate político en Venezuela ante la virtual desaparición de la Asamblea Nacional en desacato.
En este nuevo comienzo nuevos desafíos tiene la ANC, en todas las áreas de la vida nacional, pero sobre todo en la derrota de la guerra económica y la edificación del modelo productivo socialista. Seguimos venciendo.