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28.Mar.2023 / 07:57 am / Haga un comentario

Por: Alfredo Carquez Saavedra

Confieso que nunca había leído un texto escrito por la ya añeja aspirante a presidenta de la República Bolivariana de Venezuela, María Corina Machado. Pero, producto de una un libro- regalo-broma-picardía que llega a mis manos gracias a mi hija Ximena pude poner en práctica esa sabia recomendación de Fidel Castro: “no crea, lea”. Y así fue.

Pues bien, Mari Cori se lanza casi cinco páginas prologando un libro (Capitalismo: un antídoto contra la pobreza) de quien parece ser su versión sureña, la argentina Antonella Marty. Tal publicación fue editada por el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (Cedice) en conmemoración de sus 35 años de existencia defendiendo las tesis del neoliberalismo y el golpe de Estado de Pedro Carmona Estanga el 11 de abril de 2002.

Marty es una especie de diva macrista que hace vida en los círculos de la derecha de Washington. Bien tratada por medios de comunicación de este lado del mundo, utiliza las plataformas digitales y organizaciones no gubernamentales financiadas por los centros de poder para alimentar el miedo al socialismo. En el portal de la organización que ella promociona (Atlas Network) aparecen destacados los logos de algunos de estos, tales como CNN, Globovisión, El Nacional, La Nación (Argentina), El Mundo (España) Infobae, France24, Fox News y algunos otros.

Como era de esperarse, Machado se desboca en su presentación con la firme intención de asumir la defensa a capa y espada del derecho de algunos a vivir del trabajo de los demás. Tal vez sin querer, es decir, como algo inconsciente, la descendiente de los amos del valle se apropia y modifica a su parecer la consigna de Rosa Luxemburgo y en lugar de socialismo o barbarie sentencia en letras impresas: capitalismo o barbarie.

Para ella “el mercado ha sido el gran benefactor del ser humano. El agua potable, ropas de algodón lavables, recuperación de residuos y excretas, el perfeccionamiento de la poceta, el papel higiénico, todas ellas fueron resultado de la innovación industrial y no de la disposición de los gobiernos”.

He aquí otra perla que ilustra la cálida filosofía que inspiraría sus acciones si llegase a Miraflores: “exigimos precios bajos, beneficios laborales crecientes, tarifas congeladas, salarios dignos, sin preguntarnos nunca cómo se van a pagar. Nos encanta la jerga de los derechos adquiridos, y nos hemos acostumbrado al chantaje de un festín en tiempo presente que niega el futuro, que no piensa en términos de ahorro sino de dispendio”. A los pobres, indica, hay que atenderlos “compasivamente, pero sin caer en las trampas del populismo”.

Por cierto, no recomiendo el libro, me pareció algo así como un rosario de citas nada original.

 

Alfredo Carquez Saavedra

alfredo.carquez@gmail.com

Caracas

 

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