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13.Mar.2023 / 09:52 am / Haga un comentario

Se dice que el hombre es el único animal que se puede golpear más de una vez con la misma piedra. Eso es verdad. A todos nos puede pasar, pero Juan Guaidó, ese si que es un verdadero animal tropezón. El tipo nada que aprende, ni por transfusión, ni por ósmosis. Lo que es a él, la letra no le entra en una cabeza hueca que, por lo visto está más vacía que la de Joe Biden, según la confesión del presidente estadounidense-ucraniano.

Como Pinocho, al que un hada le dijo que se si se portaba bien iba a convertirse en un niño de verdad, Guaidó se creyó el cuento del gringo que le dibujó una silla en Miraflores, si se sujetaba al guion escrito en la Casa Blanca. Y si la marioneta mencionada tuvo la suerte de lograr su cometido y hacerse de carne y hueso, el títere de La Guaira se quedó con los crespos hechos y aun es visto como un monigote sin voz propia, aunque hay que reconocer que, sin escrúpulo alguno, hizo lo posible por alcanzar el objetivo de ocupar un lugar destacado en el salón de la fama de la traición a la patria.

Este señor quien poco a poco se fue desdibujando por mérito propio y al que sus supuestos aliados y amigos comenzaron a tratar desde hace tiempo como un leproso en la edad media, quiere -porque sí- volver a intentar ser presidente, aunque tenga que participar en un proceso electoral regido por el Consejo Nacional Electoral que tanto ha criticado. Lo asombroso del caso es que esta obsesión que se creía focalizada en la mente del mentado, ha contagiado a las masas (que apenas alcanzan para hacer un tequeño)- de Voluntad Popular.

Psiquiatras, psicólogos, brujos, curanderos y mentalistas, coinciden en que se trata de un evidente caso de caradurismo amnésico irreversible. Más, sin embargo, otros profesionales más apegados al mundo del bolsillo, las finanzas personales, los rebusques y permutas de votos por divisas, concluyen en que, como el tiburón ataca cuando huele sangre, este señor ha colocado su candidatura en el mercado en espera de que se cotice al alza su renuncia para darle paso a quien haya recibido la unción de Washington.

Alfredo Carquez Saavedra

alfredo.carquez@gmail.com

Caracas

 

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