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Parece casualidad, pero no lo es para nada. Todo está perfectamente coordinado. Mis fuentes del Palacio de La Moncloa y de Abudabi así lo aseguran. También lo sostienen mis informantes que hacen vida en el Despacho Oval. Los dos Juanes han decido encontrarse para, ante tanta soledad e incomprensión, pasar año nuevo juntos.
Juan Carlos I de Borbón, rey emérito del Reino de España termina con su autoexilio dorado pues extraña las farras, marchas, tapas y amigas de Madrid. Parece que la sangre azul franquista sirve para lavar las culpas de sobornos y desvío de fondos.
En tanto que el autocoronado Juan Guaidó I de Narnia, comenzaría el suyo -también dorado- tal y como lo asomó recientemente a distintos medios internacionales, después de la derrota sufrida por la oposición tras los comicios del pasado 6D, y ante la certeza de quedar sin empleo formal en la Asamblea Nacional luego del venidero 4 de enero de 2021.
Ambos monarcas tienen muchas cosas en común: Por ejemplo, ninguno manda. Uno por jubilado y el otro porque…bueno, como explicarlo, porque, cuándo se ha visto a una marioneta con poder efectivo… Pero a este par de personajes los unen más coincidencias: a pesar de sus reiteradas metidas de pata, escándalos, fraudes y violaciones a la ley, los dos son protegidos por la gran prensa. ¿Será porque también coinciden en el hecho de que el dinero en sus bolsillos y cuentas bancarias se ha multiplicado milagrosamente?
En fin, los dos Juanes, cual alegres compadres, se encontrarían en la capital española dispuestos a pasarla la mar de bien y sin preocupaciones. ¿Quién sería el conductor designado ese fin de año? Tranquilos que no hay riesgo. Alguien los llevará. Se sabe que uno de los dos hace meses tuvo la previsión de invertir en el próspero, pero plebeyo negocio de los taxis madrileños. Deduzca usted lector
Alfredo Carquez Saavedra