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En la serranía del estado Portuguesa nació hace 97 años el luchador revolucionario Argimiro Gabaldón, quien desde distintas trincheras -pintura, literatura, poesía, educación- fustigó la injusticia y la desigualdad social y se dedicó a promover la organización popular en contra de la opresión puntofijista.
También conocido como El Comandante Carache, o Chimiro, vino al mundo el 15 de julio de 1919 en la hacienda Santocristo, propiedad de su padre y ubicada en Biscucuy, un pueblo cafetalero que enlaza a la cordillera andina con el eje llanero venezolano.
Este entorno le permitió vincularse e identificarse desde niño con la realidad de campesinos y trabajadores de predios cafetaleros, por lo que inspirado en los ideales de igualdad y justicia social se sumó a las filas del Partido Comunista de Venezuela (PCV), con apenas 15 años de edad, para luchar por la erradicación de la lucha de clases.
Creó las primeras células clandestinas del partido comunista en Biscucuy, su tierra natal, y en El Tocuyo, estado Lara. Formó núcleos de trabajo político y sembró el ideal de justicia en peones que años después, cuando estalló la lucha armada revolucionaria en 1960, le acompañaron en la organización de un movimiento insurgente que instaló bases guerrilleras a lo largo de unos 9.000 kilómetros de montaña, entre Lara, Portuguesa y Trujillo.
Chimiro contagió con su consciencia revolucionaria a jóvenes que se fueron de liceos, universidades y barrios urbanos a la montaña para, bajo su mando, combatir junto al pueblo campesino contra la barbarie de los gobiernos puntojistas e impulsar la transformación de las estructuras política, social y jurídica del Estado venezolano.
Argimiro, de 1,66 metros de estatura, luchó hasta el día de su muerte, el 13 de diciembre de 1964, a causa de una bala accidental, por concientizar y organizar al pueblo para conocer la historia del país, poder actuar sobre ella y transitar hacia un sistema democrático de justicia social.
AVN