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El diplomático ruso ante la UE, aconseja al organismo tener en cuenta la experiencia de Ucrania y Venezuela, y evitar escenarios similares en Bielorrusia.
“Propondría, si se habla de la experiencia de otros países, e incluso continentes, tomar en cuenta la experiencia de Venezuela donde el reconocimiento de un presidente autoproclamado (el líder opositor Juan Guaidó …) creó obstáculos adicionales en el camino hacia la resolución política de una crisis en ese país”, ha manifestado el representante de Rusia ante la Unión Europea (UE), Vladimir Chizhov, en una entrevista concedida este viernes al canal de televisión Rusia 24.
Con estas declaraciones, Chizhov se ha referido a la caótica situación existente en Bielorrusia en los últimos tiempos, a raíz de las protestas contra el resultado de las elecciones presidenciales, celebradas el 9 de agosto, de las que salió victorioso el presidente Alexander Lukashenko, con el 80,1 % de los votos. De hecho, la oposición bielorrusa denuncia un supuesto fraude en el trámite de los comicios presidenciales.
La Unión Europea rechazó reconocer los resultados de las presidenciales en Bielorrusia y habló de la imposición de sanciones contra los que llamó responsables de la violencia y fraude. Según informaron el jueves las fuentes comunitarias, el jefe de la Diplomacia de la UE, Josep Borrell, celebrará una reunión informal con la líder opositora bielorrusa Svetlana Tijanóvskaya y los ministros de Exteriores de la UE el lunes por la mañana en Bielorrusia.
En esta misma línea, el funcionario ruso ha instado a la UE a considerar lo que sucede en Venezuela y Ucrania para evitar hechos semejantes en Bielorrusia. “Este sería mi consejo para la Unión Europea si está dispuesta a escuchar”, ha agregado.
Esta situación del país europeo es similar a la que vivió Venezuela en enero de 2019, cuando Juan Guaidó se autoproclamó presidente interino, en un intento por derrocar al presidente, Nicolás Maduro, del poder.
Además, esta coyuntura se parece a la crisis de Ucrania, cuyas regiones orientales, sobre todo Lugansk y Donetsk, son desde el 2014 escenarios de conflictos entre las fuerzas de Kiev e independentistas prorrusos, los cuales han dejado 1,3 millones de desplazados internos.
Lukashenko achaca la situación que se vive en Bielorrusia a “elementos de injerencia extranjera”, denunciando que la Administración estadounidense planea dirigir las protestas antigubernamentales con la connivencia de la UE.
Ante tal panorama, el Gobierno ruso ha denunciado, por su parte, la existencia de “fuerzas externas” en Bielorrusia, que buscan un “baño de sangre”.
Además, el mandatario ruso, Vladimir Putin, ya ha aseverado que, conforme a un acuerdo militar colectivo suscrito entre los dos países, Moscú está listo para enviar tropas a Bielorrusia, si fuera necesario, ante el aumento de una presión externa.
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