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24.May.2021 / 04:43 pm / Haga un comentario

Foto: Regerencial

José Garcés

Hay una edición de El Príncipe de Maquiavelo comentada por Napoleón. En una anotación al margen se puede leer de su puño y letra: “Todo se puede con más”. De lo que se desprende que la estrategia de Bonaparte se basaba en buena medida en la superioridad militar y aplastar al enemigo a quien nunca se le daría cuartel. Si el enemigo tenía 20 mil hombres, entonces habría que enfrentarlo con 100 mil. Si la fortificación no caía con 10 ataques, entonces había que planificar 20… Así se cumple la máxima de Napoleón: “Todo se puede con más”.

Tal parece que esa es la estrategia que está usando la oposición fascista y desquiciada en su enfermizo ataque al pueblo venezolano para que, en su fantasía disociada, el pueblo se levante y derroque a Maduro. Con esto está llevando a todo el pueblo venezolano (chavistas, opositores y  ni-ni) a niveles de aturdimiento indecibles.

En el libro Psicología del Terrorismo de John Horgan se explica que una de las múltiples estrategias del terrorismo es atacar incesante e insistentemente a la población, hasta que, aturdida y perdiendo toda capacidad de juicio crítico, termine por aceptar las demandas de los terroristas y acabe por apoyarlos. Se trata de asfixiar, colapsar, golpear de forma continua, sistemática e inmisericorde al pueblo para que, hastiado y enloquecido,  termine apoyando a los terroristas.

Esto es lo que ha hecho la oposición fascista y desquiciada en conjunción con el imperio contra nuestro país. En una conversación entre Guaidó y Trump pareciera escucharse decir: “Todo se puede con más”. En este sentido, el prófugo de la justicia venezolana Leopoldo López en una rueda de prensa llevada a cabo en España anunció:  “Voy a desarrollar un trabajo para ampliar y poder promover estratégicamente las sanciones para Venezuela. Yo sí creo en ese tipo de sanciones porque he visto cómo funcionan. Esa es una herramienta muy poderosa. Debemos meterle más presión, más sanciones, más aislamiento”.

Vemos que la idea es atosigar. Cuando yo era niño le decían a esto: “Acoquinar” y cuando  algún muchacho del barrio recibía constantes golpizas por parte del grandulón de la zona, al punto que le quebraba la moral y le descuajaba la autoestima, y ya no podía ni tomar decisiones, ni pelear, ni defenderse, ni denunciar, se decía que estaba “acoquinado”. Al niño débil se le veía la expresión de shock cuando venía el grandote y alguna mujer denunciaba en voz alta: “¡Pero es que lo tienen acoquinado!”.

Pues bien, la oposición fascista y desquiciada mostrando su parte más perversa ha decidido tratar de “acoquinar” al pueblo venezolano con estrategias como las sugeridas por Leopoldo López y arreciar en las sanciones, sabotear todos los servicios públicos, disparar el dólar, y pare usted de contar.

En una conversación, un amigo  me  preguntaba perplejo: ¿Y esa gente del Psuv quiere que yo salga  a votar por ellos, si a uno lo están volviendo loco con esos precios? ¿Cómo quieren que yo vote por el Psuv si no hay gas, hay problemas con la gasolina, falta el agua, los alimentos están por las nubes y el dólar sube todos los días?

En un primer momento me provocó llorar con él porque son cosas que yo mismo sufro diariamente. Así que, luego de conectarme con el sufrimiento de esa persona y hacerle saber que yo no soy extraterrestre y que también sufro esos problemas, procedí a darle una luz que es con la que alumbro los razonamientos cuando algo está muy confuso. La luz de la que le hablé a mi amigo es una frase romana: ¿Qui bono? que traduce, ¿A quién beneficia?

Y todas las quejas y preguntas que me formuló se las devolví redactadas de la siguiente manera: ¿A quién beneficia que no haya gas? ¿Al gobierno o a la oposición?; ¿a quién beneficia que no haya gasolina? ¿Al gobierno o a la oposición?;¿A quién beneficia que el dólar suba? ¿Al gobierno o a la oposición?

Solamente bastaron tres preguntas adecuadamente redactadas para ver en el rostro de mi amigo una expresión de que comprendía la estrategia, quién la usaba y en contra de quién. Luego de unos segundos sin hablar nos despedimos.  Se marchó en silencio y pensativo, como recibiendo del más allá un código encriptado que había tratado de descifrar por largo tiempo. Luego de unos pasos se volvió hacia mí y levantó el puño izquierdo.

Me fui pensando que en nosotros está liberarnos de quien nos lleva “acoquinados”, el 21N tenemos una oportunidad histórica, hermosa y liberadora.

 

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