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10.Dic.2015 / 08:14 am / Haga un comentario

Foto: Prensa presidencial

Sin convocatoria previa, sin anuncio oficial, desde las 2:00 de la tarde de este miércoles el camión de Radio Verdura se apostó a las afueras del Palacio de Miraflores para hacer una asamblea popular con dos objetivos: manifestar el apoyo irrestricto al gobierno del presidente Nicolás Maduro y sumarse al llamado de vigorizar la Revolución después del revés electoral del pasado domingo.

La asamblea había comenzado horas antes, en la esquina Solís, a pocas cuadras del Palacio. El coronel Jesús Salazar, actual ministro del Despacho de la Presidencia, pasó por allí y se montó en el camión a pedir la palabra: «Y ahí me insultó Iraida, que me dijo que quién me creía yo, que yo sí era tremendo abusador», contó.

Después de la reprimenda de Iraida, una de las aguerridas voceras populares, Salazar propuso trasladar el debate a la sede de gobierno. Y así fue. La tropa de Miraflores salió a la cornisa a ondear banderas. «Yo me sentía como aquel 13 de abril, de verdad», contaría el coronel.

Un micrófono a disposición de quienes se anotaran en una lista hecha a mano fue el mecanismo para que intervinieran todos los revolucionarios provenientes de las distintas parroquias de Caracas. Otra persona se encargaba de recoger las propuestas de la gente, escritas en papeles arrancados de libretas, reversos de volantes y cuanta cosa sirviera para resguardar apuntes.

Así transcurrió la jornada hasta pasadas las 5:00 de la tarde, cuando irrumpió en el tumulto el presidente de la República. De acuerdo al protocolo del pueblo, el Jefe de Estado tuvo que asumir el derecho de palabra montado en el camión. Desde allí, llamó a las fuerzas chavistas a ir por la reconquista de la hegemonía política: «Hay que reconstruir espiritual, ideológica y políticamente al pueblo y eso sólo se logra en la calle, movilizados».

Después de su intervención y antes de ingresar nuevamente a Palacio para reunirse con los voceros regionales del Gran Polo Patriótico, el mandatario decidió recibir a 200 de los asistentes a la asamblea popular en el Salón Ayacucho de la sede de gobierno, un par de horas más tarde.

«Tenemos que organizarnos, seamos disciplinados. Tienen que pasar los que hayan participado en el proceso asambleario», gritó desde la tribuna improvisada una de las moderadoras del debate en la calle pasadas las 6:30 de la tarde.

Uno a uno, escribieron sus nombres en la lista hasta completar el grupo, con cédula de identidad en mano y el aval de la organización social a la que representaban. Pasadas las 7:30 de la noche, empezó el ingreso a la sede de gobierno por una vía natural: el patio que durante los años de la Revolución Bolivariana albergó a multitudes frente al balcón del pueblo.

Adentro del salón hubo pastelitos y jugos. También agua para las caras coloradas y las ásperas gargantas que acumularon horas de discursos y críticas y reflexiones, ante los adversos resultados del 6 de diciembre. Una de ellas fue Irma Pacheco: «Uno venía venir esto porque uno está en la calle y se monta en la camionetica, y la gente decía que si las colas, que si la escasez».

Pero el asunto no se queda en lamento. Para Irma, la adversidad planteaba un reto, que ahora asume plenamente: «si nosotros perdemos la asamblea, nosotros somos pueblo legislador y no hay asamblea que valga sin el pueblo. Nosotros nos declaramos en permanente sesión y cosa donde se quieran equivocar, nosotros vamos a salir a decirle que no».

«No crean ellos que porque tienen 112 curules en la Asamblea Nacional, ellos tienen el poder. Seguimos siendo gobierno porque la Revolución es el pueblo y como nosotros somos pueblo, nosotros mandamos. Que no se equivoquen».

Mientras algunos comían y el protocolo presidencial trataba de mantener el orden en el Ayacucho, una vocera tomaba la palabra y decía: «Los movimientos sociales también tenemos que aplicar el golpe de Timón. Nos institucionalizamos. Criticamos a los burócratas y nos burocratizamos. El pueblo chavista necesitaba el abrazo, necesitaba que lo acompañáramos en la cola. El movimiento popular se tiene que organizar más, carajo».

Media hora más tarde llegó el vicepresidente, Jorge Arreaza, y empezó la asamblea, a la que se incorporaría el Presidente Maduro pasadas las 10:30 de la noche. Se eligieron a 15 voceros con instrucciones precisas: ser breves, concisos, no repetir y representar a cada colectivo presente.

Así, pasaron voceros de las comunidades, de la clase obrera, de la comunicación popular, de la sexodiversidad: «Nicolás no está solo, está con nosotros, nos declaramos hoy en asamblea permanente. Ellos (la oposición) habrán ganado con la guerra económica pero no nos van a ganar en conciencia», dijo Iraida, ya casi disfónica, tras tomar control de la sesión. Sentado en el borde del podio, escuchando atentamente y apuntando en su libreta roja, estaba Arreaza.

«El chavismo no es un club de traidores, es mentira que el grueso de nuestra gente votó por el cambio», sostuvo uno de los voceros, quien destacó que en la votación del domingo la derecha sólo creció 5% con respecto a la votación presidencial de 2013, mientras se abstuvo 1,7 millones de chavistas que respaldaron a Maduro ese mismo año.

Advirtió, no obstante, que las fuerzas revolucionarias «no disputaron ideológicamente la coyuntura económica porque se eludió esa discusión (…) Hay que recuperar el debate sobre el valor de producir y plantear cuál es la situación real de la crisis dejando muy claro quién es el enemigo».

Entre las solicitudes estuvo la de un plan estructurado para salir de la crisis económica, profundizada por los bajos precios del petróleo y el feroz ataque de la burguesía; la toma del aparato productivo, la discusión sobre los cupos de dólares para viajes, la refundación del Gran Polo Patriótico, la designación de un gabinete con nuevos rostros y la reorganización del movimiento popular.

«Unidad del pueblo y movilización para la defensa de la Revolución», corearon en un momento los asistentes antes de la intervención de Rumy Quintero, transgénero presidenta de ONG Divas de Venezuela, quien destacó los avances de la Revolución en el reconocimiento de la sexodiversidad: «Estamos aplicando orgullosamente el artículo 350 de la Constitución Bolivariana, que (Hugo) Chávez impulsó, y es la que nos permite estar aquí hoy».

«Este golpe de Timón —dijo Quintero— no se puede quedar en retórica, hay que aplicarlo, hay que retomarlo, tanto el Poder Popular como las instancias gubernamentales, de la mano para que podamos avanzar como tiene que ser. Mano dura contra la corrupción, contra la ineficiencia, contra el sectarismo», expresó ella, que recordó su origen combativo en el 23 de Enero: «Con mucho orgullo, soy tirapiedras desde los 12 años».

Como esas asambleas, se han organizado varias en todo el país. El poder popular, fuerza central del chavismo, ha acudido al llamado del presidente Maduro al debate crítico y autocrítico: «para hacer Revolución, para desarrollar una estrategia revolucionaria y convertir la crisis en una etapa que nos permita un nuevo renacer de esta fuerza popular de la Revolución Bolivariana».

 

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