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6.Jun.2017 / 08:44 am / Haga un comentario

Fotos: Ciudad CCS

Fotos: Ciudad CCS

Los dirigentes de la oposición venezolana, con la complicidad de los medios de comunicación de la derecha nacional e internacional, intentan presentar las protestas violentas que realizan desde el mes de abril, como manifestaciones espontáneas, cívicas y pacíficas, pero la realidad es que sus acciones dicen lo contrario.

No son espontáneas

La mayor “fortaleza” de las protestas opositoras se basa en el levantamiento de barricadas o guarimbas, que se han focalizado en algunos puntos de la geografía nacional, por ejemplo, El Paraíso y Bello Monte, en la ciudad de Caracas y en San Antonio, estado Miranda. Vecinos de esas urbanizaciones han denunciado que el grupo de guarimberos allí presentes no viven en esa comunidad, que son trasladados en vehículos particulares, les pagan en efectivo (unos 15 mil bolívares la hora) a ciertas horas les llevan comida e incluso drogas y alcohol. Esto explica la constante presencia de estos sujetos en el lugar, para dar una sensación al mundo de que las manifestaciones no paran en el país.

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No son cívicas

Uno de los aspectos que expresan el fascismo de los grupos terroristas de la oposición es en la selección de sus víctimas y de sus objetivos de ataques. La violencia opositora ya es responsable de 80 muertes, algunos de ellos víctimas de odio, un fenómeno sin precedentes en nuestra nación. Sus agresiones han sido dirigidas a centros de salud, de alimentación, educativos, e instalaciones gubernamentales, militares y políticas como: el Materno Infantil Hugo Chávez en El Valle, CDI de Baruta, Clínica Móvil de Misión Nevado en Lara, depósito de medicina en Ciudad Bolívar, Liceo Gustavo Herrera en Chacao, Base Aérea La Carlota, oficinas regionales del Consejo Nacional Electoral y diversas sedes del Partido Socialista Unido de Venezuela. Estos ejemplos evidencian que estas agrupaciones criminales no respetan la Constitución venezolana ni las normas elementales que se acatan en una guerra.

No son pacíficas

Los enfrentamientos que mantienen estos grupos sediciosos contra los organismos de seguridad del Estado tienen un claro perfil guerrerista, por su logística, su estructura funcional y por la magnitud de violencia. Su despliegue, en lo que ellos llaman el “campo de batalla”, refleja la premeditación, asesoría especializada y apoyo financiero para tales fines, como se puede determinar en el Manual para la batalla que los autodenominados “combatientes de la resistencia” han hecho circular en las redes sociales y que exponemos a continuación:

Violencia

Funciones de los participantes en la batalla:

Escuderos: Son la primera línea, tienen como tarea proteger y ocultar a los otros integrantes del grupo para disminuir el daño. Material audiovisual comprueba el uso de menores de edad para realizar estas labores, la mayoría de ellos son niños en condición de calle, hecho admitido por Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, en una entrevista televisiva.

Lanzadores: segundos en la línea de ataque, pueden usar piedra, pedazos de concreto, resorteras de largo alcance, y bombas molotov para provocar incendios. También han utilizado bombas hechas a base de otros elementos como excrementos, incursionando así en el uso de armas biológicas.

Defensa: tercera fila, son los encargados de devolver las bombas lacrimógenas, advierten los movimientos de los agentes de seguridad y protegen los flancos.

Fusileros: cuarta fila, ellos portan las armas de fabricación casera como chopos, las bazucas o morteros, que son cargados con clavos, pedazos de cabillas y metras. Según las investigaciones llevadas a cabo por cuerpos del Estado, este tipo de armas son las causantes de las muertes de algunos manifestantes. Además, este grupo puede disparar explosivos como cohetones.

Apoyo logístico: son los responsables de suministrarles agua, comida, drogas, alcohol y otros tipos de insumo como metras, cabillas, entre otros objetos para disparar y levantar las barricadas. Pueden desplazarse en transporte privado o en vehículos pertenecientes a alcaldías opositoras, como las camionetas de Transchacao.

Asistencia médica: los protestantes que resultan heridos en medio de los enfrentamientos reciben primeros auxilios de parte de un cuerpo de “voluntarios” de la Universidad Central de Venezuela, conocida como Cruz Verde o Cascos Blancos. Estos grupos son financiados con recursos provenientes del extranjero y cultivan en el imaginario colectivo que actúan como socorristas en medio de “una guerra”. Sus servicios son exclusivos para los manifestantes violentos.

Observadores: ven todo lo que sucede y alertan dónde están los agentes del orden, su cercanía y sus desplazamientos. Pueden estar en el “campo de batalla” o en los edificios. Usan altoparlantes o radiotransmisores para dar la alarma de “peligro” y sugerir la retirada.

Conformación ideal: una configuración idónea para una batalla, según el manual de la “resistencia” consta de seis escuderos, tres lanzadores, cuatro defensas, dos fusileros, dos apoyos y un observador.

Por estas razones se pueden calificar como terroristas las acciones realizadas por la oposición, que quiere construir su camino hacia el poder sobre la violencia, la sangre y la muerte de los venezolanos

Ciudad CCS

 

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