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21.Sep.2021 / 11:37 am / Haga un comentario

Foto: Celac

Misión Verdad

El presidente Nicolás Maduro arribó a México y pronunció un discurso en la plenaria, correspondiente a la VI Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) convocada por el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador, justo al cierre de la presidencia de su país de esta instancia multilateral.

La llegada del presidente Maduro en la noche del 17 de septiembre fue recibida por el canciller de México Marcelo Ebrard, también con la sorpresa de la opinión pública.

En México, el presidente Maduro ha emprendido un periplo mediante un conjunto de propuestas en lo que ha sido considerado un relanzamiento consistente de la CELAC.

La representación venezolana impone hitos

La asistencia del presidente Maduro a la Cumbre es un evento político indiscutido.

En 2018, en un «juicio exprés» realizado en la sede del Congreso de Colombia, con la participación de la ex fiscal y prófuga de la justicia venezolana, Luisa Ortega Díaz, fue fabricado un falso expediente contra el presidente Maduro que devino en un llamado a su captura internacional.

Este evento claramente espurio fue apoyado en su momento por el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, quien clamó por una captura del presidente.

En abril de 2020, el gobierno de Estados Unidos a cargo de Donald Trump criminalizó al mandatario venezolano imponiendo una recompensa y orden de captura en su contra, mediante gestiones que estuvieron a cargo del Fiscal General de ese país, William Barr, en base a falsas acusaciones de narcotráfico y terrorismo.

Este cuadro de singulares amenazas proponía una «máxima presión» contra el gobierno legítimo, propiciando el aislamiento de Venezuela y la pérdida de presencia internacional, todo construido al unísono del auge del gobierno paralelo y ruptura de relaciones de algunos países con el poder ejecutivo en Caracas.

Ahora, irrumpe como contundencia de los hechos que el mandatario venezolano asiste personalmente a un país del continente que no pertenece al ALBA-Petrocaribe, únicos lugares vecinos que ha visitado en los últimos años.

En otro orden de ideas, la propia presencia del mandatario en esta Cumbre desmonta el pronóstico de los años 2019 y 2020, en los que se auguraba una «inminente caída» de su gobierno, al cual, según el presidente colombiano Iván Duque, «le quedaban pocas horas».

Es evidente que la presencia de Maduro en México resulta categórica por ilustrar de manera nítida el estruendoso fracaso de todos los pronósticos que se habían hecho sobre su salida del poder. Tanto como también resultaron en un fracaso las medidas de «máxima presión» contra el chavismo.

Por el contrario, durante este año Venezuela ha evolucionado exhibiendo rasgos de recuperación de su agenda internacional.

En abril pasado, el gobierno legítimo de Venezuela tuvo una participación en la Cumbre Iberoamericana organizada de manera semipresencial en Andorra, donde la vocería estuvo a cargo de la vicepresidenta Delcy Rodríguez.

La proyección del mandatario venezolano desde México se une a la sumatoria de eventos que han dado por demostrada la inexistencia y fracaso de la estrategia de gobierno paralelo construido en Venezuela.

Discurso y propuesta de Maduro

Previa a la intervención del presidente Maduro en la plenaria de la CELAC, los presidentes Mario Abdo Benítez de Paraguay y Luis Lacalle Pou de Uruguay se refirieron a la presencia del mandatario venezolano.

«Mi presencia en esta cumbre, en ningún sentido ni circunstancia, representa el reconocimiento al gobierno del señor Nicolás Maduro. No hay ningún cambio de postura de mi gobierno y creo que es de caballeros decirlo de frente», dijo Abdo Benítez.

Más tarde, en su turno, el presidente uruguayo también incluyó la crisis en Venezuela en su discurso. «Compartimos la autodeterminación y la no intervención, pero uno de los elementos que impulsa la CELAC es la democracia y la democracia es el mejor sistema que tienen los individuos para ser libres. Y por eso participar de este foro no significa ser complaciente», dijo Lacalle Pou, donde seguidamente señaló a los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela.

En el derecho a su palabra, el presidente Maduro retó a los mandatarios de Uruguay y Paraguay a un debate abierto, televisado, bien en sus países o en Venezuela, sobre democracia.

«Venezuela tiene la moral suficiente para hablar de democracia, creemos en el diálogo de diversos», enfatizó.

Seguidamente invitó a los mandatarios a asistir a las elecciones de Venezuela en noviembre próximo «para que vean cómo el dictador Maduro organiza unas elecciones», remató irónicamente.

Aunque la controversia tomó lugar como punto sobresaliente de su intervención, el presidente venezolano resaltó parte de los antecedentes en la conformación de la CELAC, de los cuales él fue personalmente parte como canciller del presidente Hugo Chávez.

Maduro indicó que dicho ente se había construido en pleno reconocimiento de las diferencias políticas entre los mandatarios de la región, en los años 2010 y 2012, cuando se instala definitivamente la CELAC en Caracas, con el presidente Chávez de anfitrión.

Llamó al respeto de los gobiernos de cada país, al apego al derecho internacional y a las relaciones constructivas entre países.

El presidente de Venezuela reiteró su solicitud a la Comunidad de que se evalúe con equilibrio la propuesta de una Secretaría Ejecutiva del bloque y así fortalecer una nueva institución a favor de la integración, unión y promoción de la democracia entre los pueblos. Tal como ya lo había señalado durante su llegada al país anfitrión, el Presidente propuso que la Secretaría General tuviera sede en México.

«Retomemos el Consejo de Ministros Social, el Consejo de Ministros Económico y que los Cancilleres mantengan el rumbo, el ritmo, del consejo de ministros en lo político», sugirió el jefe de Estado, al tiempo que pidió acelerar estos procesos.

El planteamiento del mandatario de dar cuerpo ejecutivo a la CELAC vino luego de lamentar que esta comunidad haya decaído en años anteriores a causa de la acción discrecional de varios gobiernos de la región. En efecto, Maduro lamentó el retiro de Brasil del ente y clamó por «el cese de la ideologización de las relaciones internacionales».

En otra parte de su discurso, Maduro destacó el contenido de los documentos llevados a debate en la reunión de alto nivel, los cuales -precisó- recogen buena parte de las preocupaciones e inquietudes de los países de la región.

En tal sentido, el dignatario subrayó la necesidad de convertir las propuestas en acciones, en políticas públicas comunes de las naciones de América Latina y el Caribe.

El especial significado de la propuesta de Venezuela de acelerar las gestiones para darle carácter ejecutivo a la CELAC yace en retomar el espíritu de las gestiones realizadas en años anteriores. Así lo manifestó el presidente Nicolás Maduro.

Tal aseveración viene en clara consonancia con la iniciativa de Venezuela, en palabras del mismo presidente Hugo Chávez, desde antes y luego de la fundación de la CELAC, de consolidar un ente multilateral entre los países del continente sin la injerencia del gobierno estadounidense y dar al traste con la OEA.

Maduro en México y el nuevo cuadro regional 

Es importante señalar que, en sus inicios, la CELAC dio pasos en la dirección de construir un andamiaje institucional regional de nuevo tipo, que de facto desarticularía a la OEA.

Esta propuesta fue recientemente relanzada por el gobierno mexicano de Andrés Manuel López Obrador, quien llamó a estas gestiones en ejercicio de la presidencia pro-témpore del organismo.

El gobierno mexicano ha atizado contra el organismo interamericano señalando su desfase con los actuales tiempos políticos.

«La propuesta es, ni más ni menos, que construir algo semejante a la Unión Europea, pero apegado a nuestra historia, nuestra realidad y a nuestras identidades. En ese espíritu, no debe descartarse la sustitución de la OEA por un organismo verdaderamente autónomo, no lacayo de nadie, sino mediador a petición y aceptación de las partes en conflicto en asuntos de derechos humanos y de democracia», dijo recientemente el presidente mexicano.

Se espera que la Declaración de México, resultado de la VI Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la CELAC, desemboque en acuerdos prácticos para avanzar en la hoja de ruta por una nueva institucionalidad regional.

«Es el debate antiguo entre el monroísmo y el bolivarianismo, entre América Latina y El Caribe. Nuestra América y la otra América, la América imperial», cotejó el presidente Maduro a su llegada a México, y tal parece que el nuevo cuadro regional alienta un cambio de situación.

En la encrucijada del actual momento latinoamericano Venezuela constituye un ángulo particular.

Luego de años en que la agenda para desmantelar al chavismo del poder dividiera a los países en reconocer o no tanto al presidente Maduro como a Juan Guaidó, la derecha regional sufre un claro mal momento, donde además concurre el debilitamiento de la OEA una vez expuestos los rasgos de su agotamiento institucional.

En otras palabras, se abre un espacio de condiciones idóneas donde la posición venezolana retoma un nuevo alcance internacional, luego de años de resiliencia y de sostenimiento en el ALBA-Petrocaribe, que ha sido el principal bastión internacional del chavismo a escala regional y que sigue siendo el instrumento integracionista más proactivo y dinámico del hemisferio occidental.

Los tiempos de resurgimiento de la izquierda y de debilitamiento de la OEA ubican a Venezuela y al presidente Maduro particularmente como factores inevitables. Y ello explica su presencia personal en México.

 

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