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Por Eduardo Piñate R.
El 5 de julio de 1811 el Congreso Constituyente de Venezuela proclamó la Independencia de la Corona española, dos días después, el 7 de julio, se firmó el Acta donde quedó plasmada nuestra voluntad de ser libres de la dominación colonial. Con ese acto nació la República y dijimos adiós para siempre a la monarquía. Todavía tendríamos que luchar 10 años en los campos de batalla para concretar esa voluntad en Venezuela y 14 más para materializarla en el continente sudamericano. Casi 28 años antes, el 24 de julio de 1783, había nacido en Caracas un actor fundamental de esos acontecimientos, el Libertador Simón Bolívar. El 28 de julio de 1954, exactamente 143 años y 23 días después de aquellos eventos en Caracas, nació en Sabaneta de Barinas Hugo Chávez, el Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana.
Cómo se sabe, aquel acto fundacional de la República fue producto de la victoria de los sectores independentistas en la confrontación ideológica entre quienes aspiraban a la independencia absoluta de España y los que simplemente se conformaban con defender los intereses del rey Fernando VII mientras José Bonaparte ejercía el poder en la península Ibérica. Más adelante la lucha ideológica sería otra, entre los que sólo querían la independencia política de España y mantener intactas las estructuras coloniales y los que, con Bolívar al frente, pensaban «que aquella lucha no debía tener como único objetivo la separación de España; que era una verdadera revolución, un punto de partida para organizar bajo nuevas formas los Estados que debían surgir de aquel enfrentamiento mundial», como escribió Augusto Mijares en el prólogo del libro «Doctrina del Libertador» en 1976.
El Comandante Hugo Chávez levantó el proyecto de Bolívar en el estado en que este quedó cuando en 1830 las oligarquías del continente se impusieron y derrotaron el proyecto de unión continental e igualdad política y social que lideró el Libertador. Pero el Comandante Chávez no sólo lo levantó como estandarte, sino que lo trajo a las condiciones del siglo XXI en Venezuela, la región y el mundo, y sobre esa base, lo materializó programáticamente en la Revolución Bolivariana y Socialista que estamos haciendo hoy los venezolanos, en medio de la más encarnizada guerra imperialista para destruirnos.
Por eso, julio es mes de parto, de nacimiento, de Patria y de victoria. En este julio de 2019, los venezolanos y las venezolanas reafirmamos nuestra firme voluntad de seguir construyendo nuestro propio destino, con independencia, soberanía y en paz, ratificamos nuestra voluntad de resistir y vencer con el ejemplo imperecedero de Bolívar y Chávez y el liderazgo de Nicolás Maduro. Seguimos venciendo.
Caracas, 6 de julio de 2019