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25.Jul.2016 / 08:23 pm / Haga un comentario

Foto: Prensa presidencial

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Este 25 de julio se cumplen 40 años del vil asesinato del dirigente revolucionario Jorge Rodríguez (padre). Las fuerzas represoras al servicio de los gobiernos del Pacto de Punto Fijo (conformada por Acción Democrática y Copei) le quitaron la vida para bloquear su lucha por la reivindicación del pueblo.

Julio Escalona, amigo y compañero de combate del líder socialista, recordó la tarde de este lunes que ante ese hecho, hoy el compromiso es por el rescate de la historia y la verdad, hecho que permitirá —dijo— mantener viva la esperanza y la fe de Jorge de construir una sociedad justa. Esa era su misión.

«Jorge Rodríguez se quedó en el corazón, en el alma y el sueño de todos nosotros, y por eso seguimos soñando los sueños de Jorge, porque los sueños de Jorge son como esas luces que se encienden y que tienen combustibles suficientes para alumbrar y para brillar toda la vida», dijo, deesde el Teatro Teresa Carreño, en Caracas, donde se realiza un acto en homenaje al líder revolucionario, nacido en Carora, estado Lara, el 16 de febrero de 1942.

Allí, mencionó que su amigo también fue víctima de la traición, pero se impuso su firme lealtad por las causas justas. Colocó por encima de todo su humanidad frente a los retos y amenazas de los criminales.

Jorge Rodríguez fue apresado en la parroquia La Pastora el 25 de julio de 1976 por la entonces policía de seguridad del Estado, la extinta Dirección General de la Policía (Digepol), y por tres días fue víctima de torturas, posteriormente, fue llevado a uno de los sótanos de la Digepol, donde murió.

El caso fue presentado por el ministro de Relaciones Interiores de entonces, Octavio Lepage, como un infarto, pero los hechos no permitieron mantener esa manipulación. La cruel golpiza le desprendió el hígado y le fracturó siete costillas al revolucionario de 34 años de edad. Su cuerpo además tenía múltiples marcas de quemaduras ocasionadas por electricidad y cigarrillos.

Sobre ello, Escalona recordó que desde siempre los torturadores han buscado imponerse frente «a la esencia humana», porque «les recuerda la basura que el torturador lleva dentro de sí, y por eso lo reta y por eso se ensaña para arrancarle la humanidad y para destruirlo y convertirlo en un traidor, para sentirlo congratulado por destruir a un ser humano».

Por esa razón, aquel 25 de julio de 1976 Jorge Rodríguez es asesinado, no pudieron arrebatarle su esencia, subrayó Escalona, al tiempo en que citó al escritor español Alfonso Sastre, quien en sus ensayos se refería a que «la verdadera batalla que se establece entre el torturado y el torturado es la batalla de la humanidad contra la barbarie, es la batalla de la humanidad contra la antihumanidad».

Dijo que aún cuando aquel 25 de julio fue un día falta día para los revolucionario, Jorge Rodríguez salió victorioso, porque no pudieron con su humanidad y lealtad, por lo que destacó la importancia de reivindicar su memoria.

Señaló que en la actualidad el pueblo venezolano está en una posición similar a la de su amigo, pues se enfrenta contra un torturador que quiere arrebartale su dignidad. «De nuevo ese reto está planteado», y señaló que para salir victoriosa hay que seguir el camino de Jorge Rodríguez, quien dejó «por lo menos cien caminos».

«El problema de hoy no es simplemente levantar una bandera, el problema de hoy no es sólo levantarla y sembrala, hay que acompañarla a que eche raíces, acompañarla a que florezca. Jorge nos ha dejado un jardín de flores, de rosas que crecen, se expande como una luz, como una luz eterna de los pueblos que no se rinde jamás, y el pueblo venezolano no se rendirá», dijo y mencionó que no existen escusas para seguir en la lucha antiimperialista, la lucha patriota, para «volar hacia el porvenir, hacia el horizonte que solo construyen los pueblos que son de verdad».

Jorge Rordíguez padre nació en Carora, estado Lara, el 16 de febrero de 1942. Recibió una formación como docente y posteriormente ingresó a la Universidad Central de Venezuela (UCV), específicamente a la Facultad de Humanidades, en la que tuvo responsabilidades de dirección estudiantil, una de ellas como delegado del Consejo Universitario en 1966.

El 19 de noviembre de 1973 convocó a la creación de la Liga Socialista, en la que se desempeñó como secretario general hasta el momento de su asesinato. Fue cónsono con su tiempo y su momento, completamente consciente de su rol, de su papel y de su aporte, principalmente, a favor del movimiento popular y la Revolución.

Destacó en el trabajo político de masas. Encabezó manifestaciones públicas en rechazo a las desapariciones y asesinatos de jóvenes durante los gobiernos de AD y Copei.

También encabezó concentraciones y movilizaciones en contra del imperialismo estadounidense. Lideró importantes triunfos estudiantiles en la universidad venezolana y apoyó las victorias electorales sindicales en la misma época.

Rodríguez combatió las mafias de los negocios agroindustriales y de los carteles impuestos por el capitalismo en ese sector.
AVN

 

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