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14.Mar.2017 / 09:16 am / Haga un comentario

Foto: Ciudad CCS

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Detrás de la guerra no convencional que vive Venezuela desde mediados del año 2012, hay una mano visible representada por el imperialismo, los monopolios y las grandes corporaciones, que en busca de hacerse del poder político perjudican la estabilidad económica del país.

Esta es la premisa del libro La mano visible del mercado, guerra económica en Venezuela, de Pasqualina Curcio, que fue recomendado por el presidente de la República, Nicolás Maduro, el pasado domingo durante su alocución en el programa Los Domingos con Maduro.

“La situación económica actual por la que atraviesa el pueblo venezolano es consecuencia de acciones políticas por parte de quienes quieren hacerse del poder en el país. Un país que cuenta con la mayor reserva de petróleo del planeta, la segunda más grande de gas, y la más grande de agua dulce, oro y coltan en el mundo”, afirma Curcio en el texto.

En el marco de la creación de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), instancia creada como un instrumento para la distribución de los productos de primera necesidad al pueblo, el documento referido ha sido objeto de atención porque expone cómo las teorías basadas en modelos capitalistas han intentado desacreditar la intervención del Estado en la economía de una nación.

Asimismo, presenta las estrategias aplicadas por los poderes imperiales, encarnados en esa “mano visible”, sobre aquellos países cuyos gobiernos muestran un plan de desarrollo basado en el socialismo, como es el caso de Venezuela.

“La guerra que actualmente padece el pueblo venezolano constituye un ejemplo histórico más del poder de los grandes capitales, en busca de su interés político, con el propósito de hacerse del poder, de las riquezas, y muy especialmente con la intención de que no se concreten y muestren los logros de modelos alternativos al capitalismo”, refiere el escrito.

En este sentido, la autora precisa que esos poderes fácticos manipulan visiblemente variables económicas alterando la oferta y la demanda de los bienes y servicios, y forzando los precios al alza, buscando deteriorar el poder adquisitivo en los hogares venezolanos.

De igual forma, el propósito es, según Curcio, debilitar el apoyo popular al Gobierno Bolivariano, influir en la intención de votos y generar situaciones de caos social que se deriven en el derrocamiento del Ejecutivo.

“Generan malestar social, socavan el apoyo popular a gobiernos de izquierda, y hacen ver que las distorsiones que estas generan son consecuencia del fracaso de modelos progresistas”, señala el texto.

Esto es una manera de entender cómo no es fortuita la situación que atraviesa el país, porque no es Venezuela la primera nación donde se aplica esta maniobra con el objetivo de tumbar un Gobierno, escenario en el que generalmente participan los impulsores de los intereses de Estados Unidos (EEUU).

“No solo no existe tal ‘mano invisible’, sino que, por el contrario, existen ‘manos visibles’ cuyo poder les ha permitido influir sobre mercados particulares y sobre economías enteras en búsqueda de su propia conveniencia, económica y política”, se extrae del documento.

Esa guerra no convencional auspiciada por EEUU, con ayuda de sectores de oposión en cada uno de los países que se declaran soberanos, tiene características similares en todos los casos: escasez por el acaparamiento de productos y alimentos básicos, colas de muchas horas para adquirirlos, precios exorbitantes, entre otros.

En este orden, Curcio hace mención al gobierno socialista de Salvador Allende en Chile, entre 1970 y 1973, cuando los chilenos se vieron expuestos a hacer largas colas para adquirir bienes de primera necesidad; lo mismo ocurrió en Nicaragua a finales de los 90 durante el gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional; y otro caso se presentó a finales de los 80 al pueblo de la Unión Soviética.

“Colas que desaparecieron inmediata y mágicamente una vez derrocados los gobiernos progresistas (…) El solo hecho de que se dé la instrucción de hacer chillar una economía, y además, haberla hecho chillar, es una muestra del poder que el imperialismo tiene sobre los mercados y sobre los gobiernos”, señala un estracto de la obra.

Siguiendo el mismo esquema de ataque a las naciones socialistas y además, con riquezas naturales, los asedios a Venezuela se han presentado desde inicios de la Revolución Bolivariana presidida por el Comandante Hugo Chávez.

Al respecto, Curcio comenta que al no haber logrado el derrocamiento de Chávez con el intento de golpe de Estado en 2002, el sabotaje a la industria pertrolera venezolana y paros de trabajadores, el imperio cambió su estrategia.

Aunque fueron momentos que ocasionaron considerables pérdidas a la economía venezolana, explica la autora, no fue suficiente. Es allí, cuando a mediados del 2006, y con más intensidad en el año 2012, los ataques empezaron a ser mayores.

Las armas básicas que se han utilizado contra el pueblo, puntualiza el texto, son: el desabastecimiento programado de bienes escenciales, la inflación inducida, el boicot en el suministro de los bienes de primera necesidad y el embargo comercial encubierto. Se añaden el bloqueo financiero internacional, la manipulación de los índices de las calificadoras de riesgo y la incidencia de los precios del petróleo en el mercado mundial.

Curcio apunta en su libro que quienes manipulan estas armas lo lo hacen de manera oculta, y acompañan las tácticas con maniobras comunicacionales que distraen su cualidad de autores y trasladan la responsabilidad de lo ocurrido al gobierno nacional y a un modelo económico, social y político, según ellos, fracasado .

“Al tiempo, se esconden tras los discursos de los voceros políticos de oposición, quienes, al parecer, sin bandera ni noción de Patria, se prestan para el encubrimiento. El principal estratega es el imperialismo”, agrega.

Desmontaje del pan

El libro demuestra con datos, cifras oficiales y análisis económicos que los males que sufre el país son el resultado de los planes de desestabilización y manipulación de la economía que están llevando a cabo algunos sectores, y que no son producto de desequilibrios macroeconómicos ocasionados por un modelo fracasado, como lo quiere hacer ver la oposición.

El desabastecimiento, conjuntamente con la inflación, son de los principales problemas que desde el punto de vista económico y social enfrentan los venezolanos; voceros de la derecha han intentado culpar al modelo socialista de estas dificultades bajo el supuesto abandono a la industria privada por falta de divisas.

“Según los argumentos de los sectores de oposición, el desabastecimiento y la inflación se deben a que el Gobierno no ha entregado dólares necesarios para abastecer a bajos precios a los venezolanos”, asevera Curcio.

En consideración, el documento describe que desde el año 2003 y hasta el 2013, le habían sido entregados al sector privado un total de 304 mil 704 millones de dólares.

En 2003 se les otorgó 5 mil 695 millones de dólares, y en el 2013 la suma ascendió a 30 mil 859 millones de dólares.

Por ende, sostiene la autora que no hay elementos empíricos para afirmar que el desasbastecimiento en Venezuela se deba a que han disminuido las importaciones de los bienes. Por el contrario, el Gobierno Bolivariano ha invertido millones de dólares en este sector.

“Las razones del desabastecimiento en Venezuela son, en este orden: disminución de las importaciones a pesar de haber entregado las divisas al sector privado, el acaparamiento selectivo de bienes de primera necesidad, y el contrabando de extracción”, precisa Curcio.

De esta manera, desmonta la teoría del “padre de la economía”, Adam Smith, quien plantea que este sistema tiene un orden propio regido por el principio de “la mano invisible”, que no aprueba la intervención del Estado en la economía, a través de medidas como las regulaciones de precios, o la producción y distribución directa de bienes y servicios, similares a las aplicadas por el presidente Maduro durante su gobierno.

Ciudad CCS

 

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