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4.Sep.2021 / 12:30 pm / Haga un comentario

 

Foto: Referencial

Por Jimmy López Morillo

La ilimitada obsesión por nuestro país del imperio estadounidense y quienes de manera rastrera y servil le hacen el coro en sus criminales ataques contra Venezuela, suele expresarse en los más insospechados momentos y circunstancias.

Días atrás, se produjo una de esas situaciones en las cuales aunque el tema sobre la mesa nada tenía que ver con esta patria de Bolívar, el embajador de Estados Unidos en Colombia -¡no faltaba más!-, Phillip Goldberg, dirigió su metralla verbal hacia nuestro territorio.

Fue en un acto en el cual se formalizaba el recibimiento de cuatro mil refugiados afganos por parte del narcogobierno en teoría presidido por Iván Duque, quien como se sabe es el cargamaletas del capo mayor, Álvaro Uribe Vélez,  en el cual el representante diplomático imperial, de manera forzada aludió al supuesto “desastre humanitario” por el cual atravesamos en tierras venezolanas.

Lo afirmó, con absoluta impudicia y marcado cinismo, un vocero de la nación que precisamente se ha empeñado en generar esa pretendida crisis humanitaria, con sus ilegales y genocidas medidas coercitivas, eufemísticamente llamadas “sanciones” y su bestial bloqueo territorial, económico, comercial y financiero, impidiéndonos el acceso a alimentos, medicinas y bienes esenciales y cortando nuestras fuentes de ingreso casi en su totalidad.

Para colmo, lo dijo en un país azotado por plagas peores que las siete padecidas por Egipto siglos atrás, según textos bíblicos, con una guerra interna de más de 60 años cobrando millones de víctimas, con la más alta cifra de desplazados del planeta, una población pisoteada de manera atroz por la oligarquía desde tiempos coloniales, por lo cual sufre en la actualidad elevadísimos niveles de pobreza y desigualdad, entre otras tragedias.

Pero por si fuera poco, esa nación también hija de Bolívar –aunque secuestrada desde hace un par de siglos por la traición santanderista-, tiene décadas  gobernada por el narcoparamilitarismo –para el cual trabaja el actual títere instalado en la Casa de Nariño-, convertida en la principal exportadora de cocaína y mercenarios del mundo, con un conflicto político y social con saldo de cientos de muertos, heridos y desaparecidos en los últimos meses, sin contar los líderes sociales asesinados casi a diario y las masacres de personas humildes repitiéndose impunemente cada semana.

Hay otro detalle, lógicamente obviado por el diplomático estadounidense en su “humanitaria” descarga de patrañas contra nuestra patria: en lo que va del 2021, 362 venezolanos han sido asesinados en el vecino país y en los últimos cinco años, 836 de nuestros connacionales han sido víctimas de desapariciones forzosas –la especialidad de la casa- en territorio colombiano, según estudio del portal Redradiove.

Pero según Phillpip Goldberg, el “desastre humanitario” es en Venezuela.

Cumpliendo rol asignado

“La declaración del Embajador de Estados Unidos en Colombia hay que analizarla en dos dimensiones: una  de carácter estructural, el hecho de que la oligarquía colombiana ha jugado un rol en contra de la integración de América Latina y el Caribe, contra la unidad de nuestros pueblos, suficientemente recogido desde comienzos del siglo XIX, porque fue el papel que le asignó el imperio español; entonces, es una actitud históricamente determinada desde el punto de vista colonialista”.

Esa es la opinión sobre el tema del profesor de Historia y analista político larense Oswaldo Tona, quien añade que “también hay que revisar la declaración en el contexto de esta larga coyuntura abierta con el Plan Colombia, el proyecto del imperio estadounidense para hacer del país vecino el centro militar, político y cultural de control de América Latina. Es muy importante no perder de vista lo que ha sido ese proyecto de largo plazo, que hoy se expresa  con mucha más evidencia en las siete bases militares en esa nación, lo cual no es gratuito ni casual, obedece a un plan histórico en el marco de la Doctrina Monroe, de tal manera que no es de extrañar que en la actualidad todos los movimientos imperiales pasan por Colombia, convertida en el principal exportador de mercenarios: en Yemen, la mayoría son de nacionalidad colombiana; este país es ahora la gran escuela de formación, entrenamiento y financiamiento de los terroristas, la continuidad de la Escuela de las Américas, que estaba ubicada antes en Panamá, se moviliza y se redimensiona desde Colombia”.

El también dirigente gremial del magisterio, advierte que “igualmente hay que ver que Colombia es uno de los principales motores, de las principales lavadoras del capital financiero y Estados Unidos es uno d los beneficiarios de todo ese capital colocado en los bancos y lavado a través de múltiples mecanismos de la burguesía financiera internacional. Ese es el papel que juega Colombia  y las declaraciones del embajador gringo están en sintonía con ese rol que le han asignado para la desestabilización del continente”.

Peligrosa jugada

Oswaldo Tona, quien es discípulo del profesor Carlos Lanz, considera necesario alertar sobre “lo de los ‘refugiados’ en Colombia, si no fuera por lo trágico y peligroso de esta jugada imperial, sería un chiste, pero no lo es, si entendemos que desde hace tiempo la estrategia de la Casa Blanca y el Pentágono es la de tercerizar la guerra a través de compañías privadas de mercenarios, en acciones que anteriormente las realizaba directamente el ejército estadounidense, pero ahora se quitan el problema de tener que movilizar tantas tropas, correr con el peso político  de tener que explicar invasiones, masacres”.

Bajo esta modalidad, apunta “ese papel lo cumplen terceros, como es el caso de Colombia y la presencia de esos refugiados afganos no es más que un intento de  exportar la estrategia que han utilizado en el Medio Oriente. Uno puede temer la posibilidad de una especie de Estado Islámico en América Latina, a partir de esa escuela de terrorismo que representa Colombia hoy en día.  Ese es el peligro que representan esos supuestos refugiados afganos aliados que traen los norteamericanos hasta el país vecino”.

En la misma línea de análisis, el pedagogo considera “muy evidente la jugada que hace el imperialismo estadounidense en ese sentido. De hecho, lo que se ha definido como su gran derrota  en Afganistán, hay que verlo también recordando que a ellos les  conviene siempre la desestabilización territorial: dejándole ese poder a los talibanes, generan toda una anarquía en la región, que es  uno de los grandes obstáculos para el avance de la nueva Ruta de la Seda y de las especies que está tratando de consolidar China, el principal rival económico de Estados Unidos y todas las piezas que ellos están moviendo es dentro del juego de detener al gigante chino”, finaliza Tona.

 

 

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