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3.Jun.2015 / 10:37 am / Haga un comentario

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La segunda Batalla de Santa Inés. Así bautizó, el 3 de junio de 2004, el comandante de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, la campaña electoral hacia el referéndum revocatorio presidencial, mecanismo constitucional que la oposición venezolana aceptó aplicar, tras recibir derrotas frente a la aplicación de diferentes planes golpistas.

«A mí me da mucho gusto que los venezolanos que militan en las filas de los partidos de oposición política a mi Gobierno estén haciendo uso de las grandes ventajas de esta Constitución y estén practicando ahora la democracia participativa», dijo Chávez aquella noche del 3 de junio de 2004, cuando aceptó el reto y llamó a la campaña.

El golpe de Estado de abril 2002, conspiraciones y el proceso desestabilizador contra el gobierno revolucionario que derivó en un sabotaje petrolero, entre el 2 de diciembre de 2002 y febrero de 2003, dejando un saldo superior a 20.000 millones de dólares en pérdidas a la nación, así como guarimbas, terrorismo mediático y campaña internacional contra Venezuela y sus instituciones, fueron unos de los atajos tomados por la derecha venezolana, desconocedora vehemente de la Carta Magna de 1999.

Esos caminos verdes, aparte de los daños económicos y sociales a la nación, no le dio a esa derecha resultados a su favor. El pueblo se mantuvo firme y leal a Hugo Chávez. Ante ello optaron, con titubeo, a dar un paso por el carril democrático, al que había llamado el líder de la Revolución Bolivariana desde su llegada al poder. Se inclinaron por el referéndum revocatorio presidencial, hasta ese momento, un recursos desconocido para los venezolanos.

Pues, fue precisamente con el nacimiento de la Constitución Bolivariana que surgió el referéndum, tras la propuesta que presentara el mismo Chávez ante la Asamblea Nacional Constituyente, en su afán de construir una democracia real y con participación popular.

«El protagonismo popular es un concepto bolivariano, democrático y eminentemente revolucionario, y se acerca a los mecanismo de una democracia que hoy no puede ser, lo entendemos, exacta y absolutamente directa, pero sí tiene que ser protagónica, tenemos que darle al pueblo diversos mecanismos como los plebiscitos, los referéndum, las asamblea populares, las consultas populares, las iniciativas de leyes, todos esos instrumentos deben quedar, en mi criterio, propongo, legisladores, insertados en la nueva Carta Fundamental, para que sea vinculante la participación…», propuso Chávez, el 5 de agosto de 1999, ante los integrantes de la Asamblea Constituyente.

Es así como la derecha, luego de haberse paseado por caminos aventureros, se apropia de la Constitución, a la que, en sus inicios, atacaron con fuerza; y a finales de 2003 comienzan a invertir sus esfuerzos para invocar el referéndum revocatorio presidencial, iniciativa política bautizada como «el firmazo» y que contó con una feroz y desigual campaña. Medios impresos, televisivos y radial se sumaron a la misma, desde el 20 de agosto de 2003.

Para finales de mayo de 2004, la oposición logró reunir cerca de 3.5 millones de rúbricas, en 145.000 plantillas, de las cuales el Consejo Nacional Electoral (CNE) admitió como válidas sólo 1.9 millones; determinó como dudosas 1.1 millones (recuérdese el show de las planas de firmas con la misma caligrafía), e invalidó alrededor de 500 mil.

Día de victoria para la democracia venezolana

El planteamiento presentado por Chávez aquel 5 de agosto de 1999, había dado sus cosechas en el nuevo modelo democrático en Venezuela y del respeto a lo establecido en la Carta Magna. La oposición por primera vez había aceptado las reglas del juego democrático.

El 3 de junio de 2004 se llama a la campaña, frente a una convocatoria a referéndum, con el que se da cumplimiento a lo contemplado en el artículo 72 de la Constitución. Chávez acepta con alegría la convocatoria. Estaba recogiendo los frutos de la semilla que cuatro años y diez meses atrás había sembrado, para el nuevo modelo democrático en Venezuela. Se había golpeado las bajas pasiones de la extrema derecha.

«Hoy es día de victoria, porque cómo nos ha costado llegar aquí hoy. Hoy es un día de victoria para esta Constitución», dijo Chávez la noche de ese 3 de junio, en cadena nacional en radio y televisión, desde el Palacio de Miraflores, donde miles de personas se apostaron para apoyar y celebrar la cita.

Felicitó así a los venezolanos militantes en las filas de oposición a su gobierno. «¡Cómo nos ha costado lograr que la oposición política a mi Gobierno entrara por el redil, por el canal de la democracia, de la democracia como río con agua, decía yo entonces y lo vuelvo a decir ahora, de la democracia verdadera, participativa!. A mí me da mucho gusto que los venezolanos que militan en las filas de los partidos de oposición política a mi Gobierno estén haciendo uso de las grandes ventajas de esta Constitución y estén practicando ahora la democracia participativa».

«Vamos a referéndum revocatorio, eso debe llenarnos de un sentimiento profundo de victoria nacional». Es así como llama a la segunda Batalla de Santa Inés, como bautizó su campaña electoral inspirada en la Guerra Federal del general Ezequiel Zamora. Mientras tanto la oposición cantaba victoria.

Dos meses después, Chávez obtuvo una victoria aplastante: 5.800.629 personas (el 59,1% de los votantes) apoyaron la permanencia de Chávez en el poder, frente a 3.989.008 personas (el 40,64%) que se manifestaron en contra. Por quinta vez Chávez había logrado una contienda electoral.

«Aquí no habrá dictadura, aquí no habrá guerra civil, aquí no habrá intervención internacional, aquí no habrá guarimba, guarimbo, ni nada. Aquí está abierto el camino de la democracia nueva, la democracia participativa, la democracia protagónica», bien lo dijo Chávez ese 3 de junio.

Foto: Archivo

YVKE Mundial

 

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