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19.Abr.2019 / 10:23 am / Haga un comentario

Foto: Cruz Roja

Foto: Cruz Roja

El 24 de febrero, las tapas de los diarios del mundo se hicieron eco del incendio de la «ayuda humanitaria» que buscaba entrar a la fuerza por Cúcuta. Inmediatamente el gobierno venezolano fue catalogado como responsable. «La comunidad internacional, que ha podido ver, con sus propios ojos, como el régimen usurpador viola el protocolo de Ginebra, donde se dice claramente que destruir la ayuda humanitaria es un crimen de lesa humanidad», afirmó Juan Guaidó un día antes rodeado del presidente colombiano, Iván Duque y el secretario general de la OEA, Luis Almagro.

La misma línea fue repetida por voceros como John Bolton o Mike Pompeo, además del senador Marco Rubio, quien herido en su orgullo personal presagió que en el futuro Maduro sería linchado igual que el líder libio, Muammar Gaddafi.

Seis días antes, el antichavismo en boca de Guaidó señaló que la ayuda entraría «sí o sí» en una avalancha humanitaria movilizada por 600 mil voluntarios inscritos para esta tarea. Finalmente, el número de voluntarios fue mucho menor de lo esperado en una operación que The New York Times calificó como «un intento de la oposición de socavar las bases de apoyo del presidente Maduro en la entrega de alimentos».

Según el politólogo, Dimitri Pantoulas, esa entrega se trataba «en un 99% de los militares y 1% de los aspectos humanitarios» y si ella fallaba podría dañarse la imagen de la «presidencia interina de Guaidó». El resultado fue que ningún militar de importancia se plegó al llamado de Guaidó y Estados Unidos tuvo que dejar de hablar de los camiones quemados cuando The New York Timespublicó unos vídeos que demostraban que habían sido incendiados por militantes del antichavismo.

Sin embargo, la entrega de ayuda humanitaria continuó siendo utilizada como una forma de presión contra el Estado venezolano para influir en sus asuntos internos. En este contexto, el tema fue uno de los más nombrados por la coalición de países latinoamericanos y europeos liderados por Estados Unidos en la última sesión del Consejo de Seguridad de la ONU.

LA CRUZ ROJA, EL GOBIERNO DE VENEZUELA Y LA PRIMERA ENTREGA

Diez días antes al 23 de febrero, la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, se reunió con autoridades de la Cruz Roja para «revisar los mecanismos de cooperación [apuntados] a fortalecer el sistema de salud venezolano», luego de que en 2018 se firmara convenios con esta organización y la Organización Panamericana de Salud con el objetivo de sortear el bloqueo de medicamentos e insumos por parte de Estados Unidos.

A principios de febrero, la Cruz Roja había sido clara con su decisión de no participar en la entrega de la ayuda humanitaria de Estados Unidos para cerca de 40 mil personas, el 0,13% de la población venezolana. «Con el fin de garantizar el cumplimiento de su misión exclusivamente humanitaria y de acuerdo con los principios fundamentales de imparcialidad, neutralidad e independencia, no puede participar en las iniciativas de entrega de asistencia planteadas para Venezuela desde Colombia», remarcó la organización quien en el además pidió que dicha entrega fuera acordada con el gobierno venezolano.

Así fue que luego de entrega de alimentos y medicamentos por parte de China, Rusia y la OPS; la Cruz Roja anunció a mediados de marzo que en abril traería a Venezuela insumos, medicamentos y alimentos para 650 mil personas. Por su parte, el Presidente Nicolás Maduro informó sobre un acuerdo entre la Cruz Roja y el gobierno bolivariano para «trabajar con los organismos de la ONU con el objetivo de traer a Venezuela toda la ayuda de carácter humanitaria que pueda traerse».

Este martes, finalmente, el primer cargamento de la organización arribó al Aeropuerto Internacional de Maiquetía, ubicado en el costero estado Vargas. Durante su entrega, el ministro de Salud, Carlos Alvarado, detalló que se tratan de 24 toneladas de insumos, medicamentos y 14 plantas eléctricas, entre otros elementos, que serán distribuidos en una mitad a los ocho hospitales de la Cruz Roja y en la otra a los hospitales del servicio público de salud.

«Pedimos que no se politice este gran logro», afirmó el representante venezolano de la Cruz Roja, Mario Villarroel, durante la descarga del avión. Se espera que más desembarcos de este tipo lleguen a Venezuela por el plazo de dos años según informaron las autoridades.

CONTROL DE DAÑOS, APROPIACIÓN Y AISLAMIENTO DE LA OPOSICIÓN VENEZOLANA

Uno de los principales promotores del canal humanitario en Venezuela, Francisco Valencia, de la ONG Codevida, sostuvo que la entrega «alivia el sufrimiento, pero no resuelve por completo la emergencia humanitaria». Según esta tesis, en Venezuela se necesita atender a siete millones de personas de acuerdo a las cifras de la secretaria de Asuntos Humanitarios de la ONU, quien elaboró este número sin consultar con organismos oficiales.

Pese a que Valencia pidió no politizar esta entrega, rápidamente Juan Guaidó señaló que la entrega de «ayuda humanitaria» es un logro de la lucha de la oposición venezolana. En este sentido, pidió a sus seguidores controlar la entrega para que no sea utilizada como “un chantaje político”. De esta forma, evitó referirse a que si no hubiera intentado ingresar camiones por la fuerza a Venezuela, en una operación dirigida por una fuerza extranjera, el arribo de estos cargamentos se habría coordinado con mucha antelación entre la Asamblea Nacional y el Ejecutivo nacional.

Mientras Elliott Abrams, quien dirigió la fallida operación de Cúcuta del pasado 23 de febrero, advirtió: «esa ayuda no va a resolver los problemas que enfrentan los venezolanos. El tipo de ayuda que se necesitan para una recuperación general es reemplazar al régimen». La declaración, por altisonante, no puede esconder que el gobierno de Venezuela ha socavado la narrativa humanitaria como una forma de presionar puertas adentro del país.

La intención de Guaidó de tratar como logro el arribo del cargamento, además, revela cómo pretende atribuírselo a su «presidencia interina». Eso, en vez de fortalecer su narrativa, contribuye a ampliar la percepción de que Guaidó ha perdido completamente la iniciativa en la escena local frente al gobierno venezolano

En ese sentido, el hecho político que festeja el autoproclamado es que Nicolás Maduro encontró una nueva vía para aliviar el bloqueo de medicamentos e insumos que sufre Venezuela. El bloqueo que Guaidó pidió y le hizo llegar a donde llegó.

Misión Verdad

 

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