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La victoria del Ejército Federal en la batalla de Santa Inés fue una de las hazañas de guerra más importantes de la historia venezolana, en la que brilló el genio militar del General del Pueblo Soberano, Ezequiel Zamora, quien se alzó como líder en la conducción de tropas y un estratega militar cuya proeza es, en la actualidad, estudiada en diferentes academias militares del mundo.
En el Camino Real que conducía al caserío de Santa Inés, a unos 40 kilómetros de la ciudad de Barinas, el 10 de diciembre de 1859 fue librada esta batalla, que aunque no determinó el final de la Guerra Federal —en la que se enfrentó el ejército liberal comandado por el General Zamora contra el ejército conservador de la oligarquía terrateniente venezolana— marcó un hito en la historia militar de Venezuela y América, por la revolucionaria estrategia utilizada por Zamora para derrotar a un ejército inmensamente superior en número de soldados, armamento y capacidades militares.
El coronel del Ejército Andrés Vizcarrondo, quien se ha especializado en el estudio de esta hazaña militar, explicó que «Zamora sabía que no podía enfrentarse directamente contra ese ejército (centralista) por la gran desproporción en cuanto al número de tropas, al tipo de armamento y a la cantidad de recursos de guerra de los que disponían. Debemos tener presente que el ejército comandado por Zamora, conformado por unos 3.000 hombres, no era un ejército profesional, ni debidamente organizado. Sencillamente era un ejército de campesinos, labriegos, gente del pueblo que se sentía oprimido por el sistema de gobierno de la oligarquía».
La estrategia ideada y puesta en práctica por el General, para hacerle frente a un ejército superior que partió de Caracas con la orden expresa de eliminar al ejército Federal, consistió en hacerse perseguir por las tropas enemigas hasta un terreno favorable para sus capacidades de combate, y perjudicial para su oponente.
Zamora dispuso sus tropas en varias lineas de trincheras —por primera vez utilizadas en una batalla peleada en el continente— que resistían al ejército conservador y luego se replegaban, para de esta forma hacerle creer a los centralistas que ganaban la batalla, mientras se debilitaban sus tropas, hasta llegar al campo de batalla —un terreno boscoso y pantanoso— en el que esperaba el grueso del ejército liberal, en posiciones infranqueables, para entrar en combate con mayor poder de fuego.
«A esta acción militar se le llama ‘defensa en profundidad y escalonada’ donde hay un movimiento retrógrado o retardatriz. En esta batalla se demuestra el genio militar de Zamora, por la forma táctica con la que el General canalizó al enemigo hasta este campo de batalla, y lo forzó a presentar un combate en condiciones desfavorables para sus tropas», explicó el Coronel.
Esta proeza militar comandada por el General Ezequiel Zamora ha sido estudiada en diferentes escuelas militares del mundo —destaca Vizcarrondo— como una defensa en profundidad y escalonada con movimiento retrógrado, que fue la táctica, adelantada para su tiempo, puesta en práctica por Zamora para derrotar a un ejército de experimentados militares.
«Al finalizar la tarde ya la gloria caía sobre el General Zamora, que ante la retirada del ejército conservador emprende lo que se conoce como la ‘persecución del enemigo’ hasta la destrucción total del ejército oponente».
En el proceso de retirada del ejército conservador, desde la ciudad de Barinas hacia la provincia de Mérida, se dieron varias batallas, donde el genio militar de Zamora volvió a brillar. En la población de Curbatí, a unos 8 kilómetros de la ciudad de Barinas, tuvo lugar la batalla que puso fin a la campaña que había iniciado en Santa Inés.
«Estamos diciendo que en 21 días de combate (desde la Batalla de Santa Inés), un ejército de 5.800 hombres que era el ejército conservador, fue prácticamente aniquilado, entrando escasos 800 hombres a la ciudad de Mérida en su retirada», detalló Vizcarrondo.
A pesar de haber sido la Batalla de Santa Inés una de las más importantes de la Guerra Federal, en la que el pueblo en armas, con la consigna de ‘Tierras y hombres libres’ se enfrentó a la oligarquía terrateniente que controlaba el gobierno venezolano, esta no fue decisiva para el nacimiento de la República Federal que hoy tenemos, pues pasaron cinco años más de guerra luego del asesinato del General Zamora, hasta 1863 cuando el Tratado de Coche, firmado en Caracas, puso fin a la Guerra Federal.
Ezequiel Iribarren / AVN