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Álvaro Uribe Velez, ex presidente colombiano que se encuentra en arresto domiciliario, podría tener un largo historial de tratos con paramilitares, según el informe desclasificado sobre sus primeros años en el Ejecutivo, publicado este lunes por medios internacionales.
El documento realizado por la organización, sin ánimo de lucro, National Security Archive (Archivo Nacional de Seguridad), es el primero en mostrar que la información de los lazos potencialmente desagradables entre Uribe y grupos armados contratados por adinerados terratenientes, pudo haber llegado directamente al Pentágono.
Los documentos publicados no incluyen ninguna descripción específica de interacciones directas entre el expresidente y los paramilitares, ni demuestra si Estados Unidos intentó determinar si esa relación existió realmente y a qué niveles.
Aún así, docenas de legisladores, y aliados de Uribe, han sido encarcelados y condenados por vínculos con paramilitares, lo que establece una clara conexión entre la política y los grupos armados ilegales en Colombia.
Durante los primeros años de la presidencia de Uribe (2002-2010) muestra que las autoridades estadounidenses estuvieron complacidas con el enfoque agresivo hacia los grupos guerrilleros implicados en asesinatos, secuestros y narcotráfico a gran escala.
Ya que eran los primeros años tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, el entonces presidente George W. Bush consideró que derrotar a los rebeldes colombianos estaba en sintonía con su misión de combatir el terrorismo en todo el mundo.
En uno de los informes, un funcionario de alto nivel del Pentágono elogió que el ejército de Uribe asesinó a 543 rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y capturase a 1.063 más en la primera mitad de 2003.
Mientras en otro, un funcionario destacó la cobertura favorable que hicieron los medios de comunicación de los triunfos de Uribe en el campo de batalla.
Peter Rodman, alto responsable del Pentágono, escribió a Donald Rumsfeld, secretario de Defensa durante la presidencia de George W. Bush, en un despacho confidencial en 2004, «Casi con toda seguridad, Uribe tuvo tratos con los paramilitares (AUC) cuando era gobernador de Antioquia, va con el cargo».
En otros documentos, se muestra que el ejército colombiano, aliados claves de Uribe, y posiblemente el propio presidente, habían establecido alianzas con las AUC, el grupo paramilitar paraguas.
A pesar que en el material incluido en la resolución judicial de 1.554 páginas que decretó el arresto domiciliario de Uribe, no hay pruebas firmes que vinculen al exmandatario con los paramilitares sino más bien una red de conexiones lejanas.
La Corte Suprema ha llamado a declarar a Uribe en la investigación sobre tres masacres y el asesinato de un activista de derechos humanos mientras avanza con la pesquisa sobre la presunta manipulación de testigos.
Michael Evans, analista del Archivo Nacional de Seguridad, explicó que no existen indicios entre el accionar de Uribe y la ayuda que recibe el país de Estados Unidos, que esto haya aumentado significativamente durante su presidencia.
«La presunta relación de Uribe con una organización declarada como terrorista por Estados Unidos fueron mucho menos importantes que su desempeño como presidente», afirmó Evans.
Mientras el gobierno de Donald Trump ha mostrado su apoyo inquebrantable a Uribe, y el vicepresidente, Mike Pence, elogió recientemente a Uribe como «héroe» en un tuit en el que pedía a las autoridades colombianas que le permitiesen defenderse fuera de los confines del arresto domiciliario.
Actualmente, la Corte Suprema de Colombia está investigando las denuncias contra Uribe por sobornar a varios exparamilitares para que se retractaran de acusaciones que le perjudicaban.
YVKE