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6.Abr.2022 / 11:59 am / Haga un comentario

Foto: Misión Verdad

Por Ana Cristina Bracho

Hace 20 años. se vivían las jornadas que dieron lugar al golpe de Estado de abril. Un capítulo que recordamos como quien ve la proyección de una película, con imágenes de marchas, titulares de periódicos, unas horas extrañas, de persecución y derogatoria de la Constitución seguidas por un regreso que se cierra en una alocución desde Miraflores, con la Constitución y el crucifijo.

Sin embargo, esa no es la historia completa de 2002, que fue por mucho uno de los más difíciles que ha vivido la Revolución Bolivariana.

Una de las características del año 2002 es que fue un período en el que, recuperado el gobierno, se dieron intensas jornadas de negociación y diálogo, sobre las cuales el presidente Hugo Chávez tenía una visión muy clara. Ahora, cuando se cumplen 20 años de aquellos eventos y que nos encontramos en un contexto en el que de nuevo el diálogo vuelve a ser un tema de actualidad, nos proponemos revisar los grandes procesos que se han dado en la Venezuela Bolivariana, empezando por recordar qué pensaba el Comandante sobre esto.

El diálogo para Chávez en 2002
Así, con el auxilio del libro 2002, año de la resistencia compuesto por una selección de sus discursos en este período podemos caracterizar el pensamiento de Chávez sobre esto en aquél momento.

El diálogo es un ejercicio permanente para el gobierno y lo utilizó antes, pero sobre todo después del golpe de Estado de 2002.

Chávez fue un promotor de los espacios de diálogo, en el seno de la Organización de Naciones Unidas y en los países hermanos como Perú. En el caso de Colombia, debemos recordar el entusiasmo y la participación venezolana en el proceso de construcción de paz.

En el Mensaje que dirigió el 11 de abril de 2002, con motivo de denunciar al país el plan insurreccional de la marcha opositora, caracterizó el proceso que él consideraba necesario para el país diciendo que era un «diálogo para avanzar, para construir con la consigna de que Venezuela es de todos y de que Venezuela es para todos y que queremos paz, que queremos democracia, que queremos construir el gran país que siempre hemos soñado y el gran país que aquí está dibujado».

Producido el golpe y posteriormente restaurado el Poder Público, el 14 de abril volvió a referirse a esto diciendo que debía dialogarse «buscando el mayor consenso posible, porque el objetivo tiene que ser el mismo para todos -con nuestras diferencias- la Patria, la Venezuela que es de todos».

Pasados unos meses, en la ocasión de conmemorar la Batalla de Carabobo, precisó que se trataba de hacer «un llamado al entendimiento, para que no corramos el riesgo de estar lanzando una política de diálogo que pudiera ser un diálogo de sordos. El diálogo debe ser con la Sociedad de manera horizontal y de manera vertical, invito una vez más al esfuerzo por el diálogo, por la búsqueda del consenso entre las diferencias y respetando los principios de cada quien, pero siempre y para siempre en el marco de la Constitución de la República Bolivariana».

Desde aquel momento, Chávez tenía claridad de las dificultades que existían para que este proceso pudiese concretarse, señalando, por ejemplo, las distintas posturas dentro de la oposición, o que quienes dialogaban no tenían el peso suficiente o incluso que era «posible que algunos de esos sectores o sus representantes tengan otro concepto distinto de diálogo del que tenemos nosotros. El diálogo para nosotros tiene que sustentarse en la verdad, si no todo tendría características de castillos en el aire o más aún, de traición».

Finalmente, debemos destacar lo que planteó el 14 de agosto de 2002 cuando sostuvo que «el diálogo para nosotros es con todos, no con las élites para acordar el dominio de las economías, o de la sociedad, o de la política. Está quedando atrás y debemos dejar definitivamente atrás el diálogo de las élites, y tenemos que seguir impulsando el diálogo de todos, el diálogo profundo».

El diálogo de 2002

Así, los hechos que ocurrieron el 11 de abril fueron el comienzo de un camino de diálogos convocado por Chávez cuando invitó a Jimmy Carter, a la Organización de Estados Americanos (OEA) y al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) a facilitarlos. Sobre esta iniciativa, en el Teatro Teresa Carreño, el 14 de agosto de 2002 dijo:

«Han venido representantes de la OEA, de la ONU. Hemos invitado al Centro Carter. Y hoy aprovecho para ratificarles que la invitación sigue abierta, los seguimos invitando a que vengan aquí, para que vean la verdad«, agradeciendo igualmente el interés de César Gaviria por su presencia personal en el proceso, así como cerrando aquella actividad precisando que «Venezuela seguirá, orientada por Dios y de la mano de su pueblo, con la Constitución Bolivariana en alto, contribuyendo con el mundo en la búsqueda de caminos alternativos a los modelos económicos que han desatado sobre el mundo el hambre y la miseria; continuaremos contribuyendo modestamente con el esfuerzo de millones, esfuerzo supremo para transformar al mundo y hacerlo viable, para lograr en el más corto plazo posible, en este siglo XXI, la justicia«.

Aquellos días fueron narrados por Francisco Díez y Jennifer McCoy, contando el primero con el rol de representante de Jimmy Carter en esas mesas, en el libro Mediación Internacional en Venezuela y en el artículo «El Proceso de la Mesa de Negociación y Acuerdos entre el Gobierno y la Oposición (2002-2004)», en base a los cuales podemos observar que:

A diferencia de la mayoría de los procesos de diálogo que se han dado en el mundo, en Venezuela se desarrolló para contener el conflicto, buscando que el mismo no representara una espiral de violencia.

En Venezuela, el chavismo era un bloque nucleado en el presidente Chávez mientras que la oposición era un bloque en su contra. El primero tenía un proyecto, el segundo no. Incluso en la oposición no era mayoritaria la idea de la restauración de la Cuarta República, solo el deseo de la salida del Comandante.

Esta experiencia tuvo, en la opinión de los autores, cinco ciclos.
3.1. El escenario del poder presidencial, que coincide con el golpe de abril.

3.2. El escenario del poder de las armas, que coincide con los hechos de Plaza Altamira.

3.3. El escenario del poder petrolero, que coincide con el Paro Petrolero.

3.4. El escenario de la confrontación electoral, que coincide con el referendo revocatorio.

3.5. El escenario del poder institucional, con las reformas del Poder Ciudadano y del Poder Judicial.

El proceso termina con un acuerdo, cuyo elemento central es el de llamar a un referéndum revocatorio.

A 20 años y coincidiendo con un proceso anunciado por el presidente Nicolás Maduro, es importante recordar los capítulos anteriores y la visión del Comandante Chávez sobre estos mecanismos que permiten una interacción directa entre las partes en conflicto, modificando la visión de cada quién y las posibles visiones que, sobre la realidad, el pasado y el futuro se pueden tener.

En retrospectiva, aunque algunos consideren que los resultados de los procesos de diálogo no han sido suficientemente importantes, tenemos que observar cómo han evitado la escalada de la violencia, cómo han encontrado alternativas para permanecer dentro del marco de la Constitución y cómo no puede descartarse la posibilidad de una transformación profunda de aquellos elementos que seguimos arrastrando desde tiempos pretéritos y que no coinciden con el país que aspiramos y los valores que tenemos.

Misión Verdad

 

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