Opinión / Noticias / Eduardo Piñate

24.Ene.2016 / 04:38 pm / Haga un comentario

Foto: Archivo

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1.- La contrarrevolución que hoy es mayoría en la Asamblea Nacional decidió no aprobar el Decreto de Emergencia Económica emitido por el presidente Nicolás Maduro el pasado 15 de enero. Con esta decisión queda en evidencia, una vez más, que el único interés de esa ultraderecha asociada al imperialismo, es el derrocamiento del gobierno y la destrucción de la Revolución Bolivariana, que su retórica del cambio no es sino discurso demagógico para engañar incautos. El único cambio posible con esta derecha es la vuelta al capitalismo salvaje y neoliberal que ya vivimos los venezolanos en los años 80 y 90 del siglo pasado con el resultado de hambre, miseria, exclusión y represión de las mayorías nacionales, precisamente esas mayorías que ha reivindicado y sigue reivindicando la Revolución Bolivariana, Socialista y Chavista que construimos los venezolanos y las venezolanas.

Para los planes políticos de la derecha (que no tienen nada que ver con el fortalecimiento de los derechos sociales, políticos y económicos del pueblo, con el establecimiento de un modo de vida democrático en el país y con la independencia y soberanía nacional, todos ellos garantizados sólo por la revolución, sino todo lo contrario), la aprobación del Decreto de Emergencia Económica significaba dotar al gobierno del presidente Maduro del instrumento que, en este momento, permite atacar la crisis económica con las políticas y las acciones que posibilitan su superación en el mediano plazo y crean las condiciones para la transformación estructural de la economía nacional sobre la base de un nuevo modelo productivo socialista.

La decisión tomada por la mayoría contrarrevolucionaria de la Asamblea Nacional los coloca de espaldas a los intereses del pueblo y la Patria venezolana, como correctamente lo ha denunciado el presidente Nicolás Maduro, y los pone de frente, absolutamente funcionales a los intereses de la oligarquía venezolana y del imperialismo, porque efectivamente, no quieren resolver la difícil situación económica del país, sino hacerse del Poder para destruir la revolución y entregar la Patria.

2.- Creo que nadie pone en duda que la principal contradicción que hoy tiene nuestra revolución para poder avanzar hacia el socialismo bolivariano y chavista, es entre la necesidad de construir un modelo económico productivo de transición socialista y la persistencia hegemónica del modelo rentista petrolero de carácter capitalista dependiente.

Allí está la raíz de la difícil y compleja situación económica que debemos superar. El modelo rentista que todavía pervive en nuestro país, absolutamente dependiente del ingreso petrolero, que heredamos de la IV República, generó una debilidad estructural a la economía venezolana, pues castró desde hace mucho tiempo las posibilidades de levantar la producción nacional y fortalecer el mercado interno. La burguesía criolla no acumuló su capital sobre la base del trabajo productivo, sino, principalmente, de la transferencia de la renta petrolera que le hacía el Estado por diversas vías, entre ellas, los créditos con todas las facilidades, las condonaciones de deuda y la corrupción, entre otras.

Esta debilidad estructural de nuestra economía no la hemos superado en los 16 años que tenemos los revolucionarios en el Poder, pese a los esfuerzos que en ese sentido desplegó el Comandante Supremo Hugo Chávez y desde hace casi tres años despliega el Presidente Obrero Nicolás Maduro. Construir el modelo económico productivo de transición socialista, es decir, en el que predominen las relaciones sociales de cooperación y solidaridad y no las de explotación, es el desafío fundamental que hoy tiene planteada la revolución Bolivariana.

No haber resuelto esta contradicción a favor del modelo económico productivo de transición socialista, facilitó el plan de debilitamiento de la economía venezolana y desmoralización de nuestro pueblo que desató el imperialismo con el apoyo de la burguesía parasitaria y cipaya. La guerra económica en todas sus formas: debilitamiento del bolívar a través de un mercado especulativo dirigido desde el exterior y apoyo de la burguesía financiera de Venezuela, acaparamiento y contrabando de extracción para desabastecer el mercado de productos y hacer subir los precios de esos bienes y servicios, maniobras diversas de empresas productoras de alimentos y otros bienes a fin de hacer más lentos los ritmos de producción, lo cual, unido a las maniobras en la distribución de los mismos, contribuyen decididamente al desabastecimiento y generan las odiosas colas que sufrimos los venezolanos, le resulta a la burguesía en una doble ganancia; por una parte, acumula más capital con el saqueo del salario de los trabajadores y el ingreso de las familias venezolanas debido a los altos precios especulativos y por el otro, obtiene ganancias políticas trasladando al gobierno y al proceso revolucionario una responsabilidad que es sólo de ellos como clase social asociada a las élites imperialistas que dominan la economía mundial y quieren destruir nuestra revolución. Es tan así, que se calcula que el 70% de la inflación en Venezuela es inducida por los mecanismos de la guerra económica.

La dependencia de nuestra economía de la renta petrolera llegó a su nivel de agotamiento, la caída brutal y por tan largo período de los precios del petróleo en el mercado mundial, afectó grandemente a nuestro país. El año 2015 la caída del ingreso en dólares al país fue de 68-70%. Quiere decir que, por ejemplo, si en el 2014 recibimos 100 dólares por cada barril de petróleo que vendimos en el exterior, en el 2015 recibimos 30-32 dólares por ese mismo barril de petróleo; pero eso no es todo, en el momento en que escribo este artículo, el precio del barril de petróleo llegó a 22 dólares y la tendencia es que siga descendiendo. Y como si fuera poco, estamos sometidos a un bloqueo financiero internacional ya denunciado varias veces por el presidente Nicolás Maduro.

En medio de esta difícil situación económica, en la cual el ingreso nacional desciende por la caída de los precios del petróleo y el bloqueo financiero internacional, el gobierno revolucionario ha mantenido la inversión social, la política de inclusión social se siguió desarrollando expresada en tres millones de pensionados al mismo nivel del salario mínimo, un millón de viviendas en tres años, aumento de la matrícula en todos los niveles del sistema educativo y no se ha privatizado ningún servicio, ni conculcado ningún derecho al pueblo. Es la diferencia entre un gobierno revolucionario que pone en el centro de su quehacer al ser humano, a los intereses y derechos del pueblo y un gobierno burgués (neoliberal o no) cuyo interés fundamental es la acumulación de riquezas de la oligarquía explotando y sobreexplotando a los trabajadores y el pueblo.

3.- En función de resolver a favor del pueblo y la Patria la ya mencionada contradicción principal de nuestra economía; entre la necesidad de construir un modelo económico productivo de transición socialista y la persistencia hegemónica del modelo rentista petrolero de carácter capitalista dependiente, el gobierno revolucionario tomó un conjunto de decisiones políticas, concretadas en una Agenda Económica Bolivariana para la emergencia y la prosperidad, la cual nos permitirá transitar este momento crítico y superar la debilidad estructural de la economía venezolana, superando la dependencia del petróleo.

El Decreto de Emergencia Económica que firmó el Presidente Obrero Nicolás Maduro y negó la mayoría reaccionaria de la Asamblea nacional, se inscribe en ese objetivo. Su propósito central es “…echar a andar el plan productivo nacional y crear las condiciones necesarias para su ejecución, elevar la captación de divisas y diversificar sus fuentes, regular y normalizar el sistema de distribución y comercialización de bienes de primera necesidad, particularmente alimentos y medicinas; optimizar y elevar la recaudación de impuestos y ampliar y optimizar el financiamiento de la banca pública y privada para los proyectos productivos.” (Dirección Política Nacional del PSUV. “Declaración Política”. 16 de enero de 2016) El decreto también “…permite al gobierno utilizar los recursos del ejercicio fiscal del 2015 para invertir en las misiones y grandes misiones sociales, en infraestructura productiva y en el abastecimiento a corto plazo; asignar recursos extraordinarios a sectores como salud, educación, vivienda y alimentos; implementar medidas para reducir la evasión y elusión fiscal, agilizar las compras del Estado, el tránsito de mercancías, su importación y nacionalización; incrementar los niveles de producción, estimulando la inversión extranjera e incrementando la exportación de rubros no tradicionales, entre otras medidas.” (IDEM)

A esto fue lo que se opuso la mayoría reaccionaria en la Asamblea Nacional adeco burguesa como la llamó el presidente Maduro, cuando no aprobó el Decreto de Emergencia Económica. Se opusieron a darle continuidad a la salud y la educación gratuita para el pueblo, al sostenimiento de las Misiones sociales, negaron el desarrollo de proyectos para elevar la producción nacional y para que los alimentos y medicinas lleguen a tiempo, en cantidades suficientes y a precio justo a nuestro pueblo. Una evidencia más de que esa oposición que hoy es mayoría en la Asamblea Nacional es vendepatria y enemiga del pueblo.

La Agenda Económica Bolivariana consta de dos instrumentos para ser desarrollada: Por un lado, el “Plan 50”, que consiste en los 50 rubros y bienes en los que se van a concentrar los máximos esfuerzos para producirlos y sostenerlos sin depender de un dólar, sino de nuestras propias fuerzas. Por otro lado, los nueve (9) motores de desarrollo económico, es decir, los sectores de la producción donde concentraremos también los máximos esfuerzos y recursos, en tanto son claves para dar el salto de calidad hacia el modelo económico productivo de transición socialista. Ellos son: hidrocarburos, petroquímica, agroalimentario, minería, telecomunicaciones e informática, construcción, industrial, turismo e industrial militar.

Para viabilizar la ejecución de la Agenda Económica Bolivariana, el presidente Nicolás Maduro conformó el Consejo Nacional para la Economía Productiva, que expresa la alianza, el acuerdo entre todos los sectores de la sociedad venezolana interesados en el crecimiento de las fuerzas productivas del país, en la elevación de la producción y la productividad y en el fortalecimiento del mercado interno y la capacidad exportadora de nuestra economía; en pocas palabras, en la superación del modelo rentista ya agotado y en fase terminal en nuestro país. En todos estos días, desde su lanzamiento, hemos visto a las distintas mesas de trabajo, organizadas en base a los motores de desarrollo económico, trabajando y presentando sus primeros resultados.

Quiere decir entonces, que si bien es cierto, la no aprobación del decreto de Emergencia Económica por la Asamblea Nacional es una dificultad, sobre todo en la velocidad que necesitamos para implementar las acciones, también es verdad que nuestro gobierno, junto al pueblo venezolano y los sectores empresariales comprometidos con la Agenda Económica Bolivariana, tenemos capacidad para avanzar en la implementación del plan sin el apoyo al decreto por la Asamblea adeco burguesa.

4.- Esta coyuntura económica y política difícil nos está permitiendo como pueblo la elaboración de una línea de pensamiento económico propio o mejor dicho, fortalecer la línea de pensamiento económico chavista, alejada de todo dogmatismo y antagónica a la ortodoxia neoliberal, que recoge la visión crítica del pensamiento económico revolucionario, desde Carlos Marx hasta Ernesto Che Guevara, con un profundo arraigo en el análisis concreto de la situación concreta de Venezuela, América y el mundo actual.

Ese pensamiento económico cuya construcción iniciamos con el Comandante Supremo Hugo Chávez y continuamos hoy en medio de esta batalla, nos va a permitir edificar un nuevo orden económico interno de producción y solidaridad para satisfacer las necesidades materiales y espirituales del pueblo. No es otra cosa que sentar las bases materiales y espirituales de nuestro socialismo bolivariano y chavista.

En ese marco, lo que hemos llamado la Agenda Económica Bolivariana no es un plan economicista, tiene un profundo contenido social, orientado a mantener o sostener, en medio de lo que el presidente Maduro ha llamado “la tormenta”, los logros sociales de la revolución y avanzar en medio de ella a los objetivos bolivarianos de “la mayor suma de estabilidad política, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de felicidad posible”.

5.- Desarrollar exitosamente este plan no es una responsabilidad del gobierno solamente, es una responsabilidad de todas las fuerzas sociales, políticas y económicas, comprometidas con la independencia, la soberanía, la paz y la democracia protagónica.

Es una tarea de todo el pueblo, con la clase obrera junto a campesinos y pescadores, a la vanguardia de la construcción del modelo económico productivo; acompañado del desarrollo de la economía comunal y sectores empresariales –grandes, medianos y pequeños- que apuestan al fortalecimiento de la producción nacional. Se trata de un amplio campo de alianzas sociales y políticas que exige audacia, flexibilidad táctica y firmeza de principios, alejada tanto del dogmatismo ultraizquierdista, como del reformismo socialdemócrata.

Al frente de la inmensa tarea –fundamental para preservar la Revolución Bolivariana, Socialista y Chavista- se encuentra el camarada Presidente Obrero Nicolás Maduro, líder de nuestra revolución, y toda la dirección política revolucionaria. Vamos a acompañarlos, vamos con ellos a construir el modelo económico productivo, pivote material para edificar nuestro socialismo.

¡Venceremos!

Caracas, 24 de enero de 2016

 

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